En Primera Línea contra la Covid-19 en Cienfuegos: Adrián
Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 44 segundos
La sencillez, y sin lugar a dudas, el amor por la Medicina, son dos de los grandes valores que se le reconocen al joven Dr. Adrián Jiménez López, especialista de I Grado en Medicina Interna, quien se recibiera justo antes de declararse la epidemia de Covid-19 en Cienfuegos. Es un héroe, categoría que le confiere el pueblo, porque bien sabe que se “echó a sus espaldas”, junto a muchos más, la asistencia a casos positivos al SARS-CoV-2 en el Hospital General Universitario de Cienfuegos Dr. Gustavo Aldereguía Lima (HGAL).
Apenas roza los 30 años y ya tiene muchas historias para contar:
“Desde el mes de diciembre de 2019, comenzamos en HGAL la vigilancia de casos, y se instaura una consulta de Respiratorio en el Centro de Emergencias Medicas (CPE, conocido como Cuerpo de Guardia), para derivar hacia ella a todos los casos respiratorios que se presentaran”, comenta Adrián, quien siempre soñó quedarse a trabajar en la institución en compañía de sus profesores; resultó destinado, en primera instancia, a trabajar en el CPEM.
“Para el 10 de marzo de 2020 se creó la sala para casos sospechosos, y entonces asumí el reto de laborar allí; y digo reto, porque se trataba de una enfermedad contagiosa, desconocida, de la que solo conocíamos por bibliografía, actualizaciones, conferencias y capacitación en torno a los protocolos iniciales de actuación. Al detectarse los primeros casos, el 11, comenzó el trabajo por turnos, uno por tres; y en el Cuerpo de Guardia se clasificaban las Enfermedades Respiratorias Agudas (IRA), en sospechosos y no se ingresaban en la sala para vigilar si se positivaban, hasta que se habilitó, en mayo, el Centro de Especialidades Ambulatorias (CEA), hacia donde se remitían entonces los sospechosos”.
El Dr. Adrián conversa de manera secuencial, guarda como una bitácora de aquellos días duros, cuando un pico epidémico puso a prueba a todo el Sistema de Salud en Cienfuegos, en particular a la especialidad de Medicina Interna y a sus colegas, médicos en general, quienes incluso se apartaron de sus especializaciones para prestar asistencia.
“Mientras la incidencia se mantuvo baja en Cienfuegos, esa era la práctica, en una relación directa con el CEA. Recuerdo que el Dr. Daniel Guerra, con una preparación en IPK era el jefe de la sala, pero fue enviado a una misión en Morón, Ciego de Ávila, y entonces asumí por él, de modo que todo ese tiempo resultó un aprendizaje.
“Para enero de 2021 la incidencia subió; entonces teníamos la sala casi completa, con una capacidad de 24 camas. Ya para ese tiempo en el CEA se atendían positivos, y comenzamos a ver a sospechosos moderados, con un tratamiento precoz: interferón en la primera semana, anticoagulación, esteroides, antibióticos, según las conductas, lo que nos daba la posibilidad de que el paciente, al dar positivo al SARS-CoV2, llegara en mejor estado al CEA; porque en esta enfermedad, como en todas, el tratamiento oportuno ofrece mayores posibilidades de evolución favorable”.
¿Enfermaste con el virus en alguna oportunidad?
“No enfermé de Covid-19, pero tuve dengue en esa etapa, me restablecí y volví al trabajo en breve, cuando no había peligro de trasmitir. Tenía un compromiso que asumir, que está por encima de los malestares”.
Se impone hablar sobre aquella etapa difícil, cuando la curva de contagios se empinó, y la asistencia médica debió triplicarse…
“Fue duro; llegó el momento en que el CEA ya estaba a plena capacidad y el Hospital comenzó a asumir casos. En medio de aquella compleja situación, me piden asumir el control en la sala 5B, una de las más grandes del centro, con unas 54 camas, a la que llamamos, de manera jocosa, La Pradera, por su capacidad. Allí trabajamos con el equipo de Coloproctología, cuatro residentes de MGI, Alergia, MNT, médicos que estuvieron a la altura del momento, con un equipo de enfermería ¡de lujo!, fue un honor trabajar con todos ellos”.
¿Alguna anécdota para contar?
“La situación en la provincia era crítica, muchos enfermos; contábamos en HGAL con tres salas de Terapia Intensiva y no era suficiente. Recuerdo que en la 5B teníamos pacientes graves, que mientras no tuvieran necesidad de ventilación, permanecían con nosotros.
“La clave para mí fue hacer equipo y lo logramos; insistía en que al enfermo había que verlo todos los días, hacer un buen pase de visita, detectar a tiempo los signos de alarma. Ellos no eran especialistas en Medicina Interna, excepto una residente, pero lo que bien se aprende… y el método clínico resultó imprescindible en estos momentos, esa fue la clave; las enfermeras de la Maternidad fueron maravillosas, insisto, la seño Ileana al frente, y todas las muchachitas que no menciono por temor a que se quede alguna, muy humanas, no se quedó un viejito sin comer.
“Teníamos pacientes que llegaban de hogares de ancianos, casos sociales, con asistentes, a otros no se les permitían acompañantes por su estado. Recuerdo que les pedíamos: ‘tienen que comer, alimentarse, poner de su parte’, y cuando volvíamos a sus camas me decían, ‘médico, estamos comiendo para ponernos bien’, asidos a la vida. Allí pudimos ver el humanismo que caracteriza a los cubanos. Cuando se dificultó un medicamento como la aspirina, por ejemplo, el de al lado la tenía y la compartía con el resto de los pacientes.
“En particular no olvido, porque a los médicos nos marcan algunos casos, a un enfermo joven, que una noche tuvo mucha falta de aire, y al ser interconsultado por un intensivista y sugerir llevarlo a la Terapia se negara, porque con ese team, dijo, él había salvado la vida, lo que denotaba la confianza que nos tenía; y así fue, marcharon vivos a casa”.
¿Cuánto significó la familia en esos días duros, no sentiste temor de contagiarte y contagiarlos?
“Fundamental; mi novia es asistente dental y durante ese tiempo estaba en la pesquisa; mi madre y mis abuelos, con quienes también convivo, me pedían que me cuidara, pero me conminaban a seguir. En esos días no comía nada ni tomaba agua en el trabajo, hasta pasadas las seis o siete de la noche para no manipular la protección, eso lo hacía la mayoría del personal asistencial”.
Adrián confiesa estar listo para asumir con más experiencia y conocimientos hoy, nuevos retos que imponga la epidemia de Covid-19 si llegara a aumentar la incidencia; ya vacunado con Abdala y reforzado con Soberana. Desde su posición de médico e internista, pide a todos continuar con la protección, para que mañana no se repita la historia que puso en vilo a Cienfuegos, aun cuando él y su equipo, sin condicionamientos, estarían otra vez en la primera línea.
Visitas: 13
MERECIDO RECONOCIMIENTO A UN GRAN MÉDICO Y AMIGO !!!! UN HÉROE DE NUESTROS TIEMPOS !!!!!
Gracias por leernos y comentar, costó mucho trabajo que hablara sobre sí, toda la entrevista estuvo encomiando a los médicos que le acompañaron, a los residentes y a las seño, de quien dijo, fueron un equipo de lujo, es un privilegio para esta reportera conversar con muchachos así, sencillos, sin egos inflados, humanos…, la autora