Ellas, en cada acto de la vida (+multimedia)
Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 41 segundos
Nadie duda que la mujer cubana esté presente en cada acto de la vida. Han transcurrido más de seis décadas, desde donde se alzan los muros de las escuelas, fábricas, viviendas, círculos infantiles… para mantener siempre presente la obra iniciada por Vilma Espín Guillois, quien siempre supo crecerse ante las adversidades, asumiendo tareas y retos difíciles junto al pueblo de Cuba y el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
La constitución de la Federación de Mujeres Cubanas, el 23 de agosto de 1960, ya no era solo un sueño de aquellas mujeres y madres trabajadoras, que un día quisieron unirse con el propósito de crear una organización que les diera participación plena en la defensa de la Revolución, sino que se trataba de concretar los derechos jurídicos de la mujer y la familia cubanas.
Y es que la mujer cubana siempre ha asumido grandes compromisos, riesgos, ha sido fuerte y batalladora, dirían nuestras abuelas Aurora o Tomasa, que somos heroicas y obstinadas, valientes y emprendedoras como pocas y que hemos cruzado líneas que mucho tiempo atrás parecían imposibles.
Un amigo cercano nos define siempre como hermosas, sencillamente hermosas, de muchas formas y en la fuerza de esa belleza —que no necesariamente es física— se encierra una actitud optimista que ponemos por encima de cualquier sacrificio.
Lo cierto es que nos antecede una admirable historia de sangre y dolor, que nos dio la dignidad para no amedrentarnos y tener siempre la cabeza erguida, defender lo que creemos y levantar voces y brazos, desde la manigua redentora, la lucha clandestina, la palabra y el papel, el voto popular y el deseo de ser útiles, construir una sociedad lo más justa posible en la que creemos y esparcir solidaridad en el mundo, porque ante todo confiamos en el ser humano que ayudamos cada día a formar.
Años atrás el eterno Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, resaltó nuestro rol y participación protagónica en la Revolución. “No sólo es justo, sino también necesario. No sólo es justo que la mujer tenga oportunidad de desarrollar su capacidad en beneficio de la sociedad, sino que también es necesario para la sociedad que la mujer encuentre todas las posibilidades de desarrollar plenamente sus capacidades”.
Porque la Revolución nueva rompió el yugo que sometía a las mujeres y le desató las alas, esas que reclamaba Ana Betancourt el 14 de abril de 1869, en una callecita a un costado de la Plaza de Guáimaro, en Camagüey, donde se constituía la primera República de Cuba en Armas, está en marcha. De hombres y mujeres depende hasta dónde remontaremos vuelo.
El amplio trabajo de base de la FMC, su labor en la elevación del nivel educacional, cultural, político, ideológico de las mujeres y su empeño por la incorporación de ellas a todos los ámbitos y niveles de la sociedad cubana se expresa en múltiples acciones de salud, educación, prevención y atención social, así como en las más diversas labores de cada comunidad.
Visitas: 0