El tres de Juana Rosa ya no suena…
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Perdida en la nebulosa de sus 92 años, ya Juana Rosa Álvarez no recuerda los seis trillos sonoros del viejo instrumento, herencia de quién sabe que ancestros de su familia guajira. Desde muy joven aprendió, de forma empírica y se convirtió, en las reuniones familiares o de amigos, en protagonista del entretenimiento sano y en orgullo de sus padres y hermanos, por tener a alguien que se aficionara a un instrumento tan criollo como el Tres.
Juana desconocía por completo las notas, Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Sí. Sus dedos acostumbrados a la rudeza del campo, que después compartiría con Antonio Corona, padre de sus siete hijos, se paseaban con habilidades sobre el acero de las cuerdas,con un gesto acariciador, para sacarle la música que ponía un toque novedoso en la paz de aquellos campos,solo rota por los mugidos de vacas y bueyes, el canto de los gallos, los ladridos de algún perro y el trino de los pájaros. Su voz, rememorando una vieja y tradicional redondilla, a la que en las zonas campesinas conocíamos como cuartetas, se escurría por el verdor de las arboledas. Levántate Baldomera/a tomar café sabroso/hecho con agua del pozo/ y hervido en la cafetera!/
Primero fue allá, por el Salado y después en Soledad de Cartagena, en la finca “El Paraíso”. Hoy, su mirada casi sin luz, busca en el vacío de la memoria, las letras o notas inconclusas de una canción que le faltó por aprender…
Sus manos, ya sin tacto, registran en los brazos de su sillón de ruedas, las frases que le hacen falta para una nueva creación imaginada y bajo, muy bajo,en un susurro, tararea… entre candilejas te adoré/sin saber de ti/ me enamoré…
Calla y presta oídos, para no perderse las exclamaciones y los aplausos, que le llegan a través de los restos de su memoria afectiva y la nostalgia de los tiempos idos. Se pasa las manos por la cabeza, como si intentara atrapar los recuerdos. Cree estar de nuevo en el escenario de su casa guajira. Se hace silencio, solo la brisa revolotea en la cobija de guano, para que Juana Rosa, toque otra vez.
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Amor a quien amor merece abuelita 🥰
Es cierto primis.Yo guardo tan profundamente en mi corazón esos días de infancia en su casa,viéndola cosinar,cantar y caminar..Siempre nos ayudaba a atrapar mariposas.Las comidas más ricas de mi vida fueron de ellas y lo mejor era el tiempo de vacaciones cuando todos nos juntábamos a corretear por el terraplén,mojarnos en los aguaceros y trepar las matas de guayaba.Mi infancia fue linda,gran parte de esa felicidad se la debo a ella.Te quiero siempre abuela
Simplemente hermosa esta historia, aunque recurra a la tristeza, gracias a Veguita, poeta, cronista y amigo querido, y al CINCO, por supuesto, por compartir