Bocetos y música para homenajear a José Martí
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El colectivo del Museo de las Artes Palacio Ferrer de Cienfuegos, se prepara para homenajear al Apóstol de Cuba en su venidero natalicio, y precisamente con la muestra del mes que exhibe una colección de bocetos del artista Adrián Rumbaut, se da paso a las actividades conmemorativas de marras.
La exhibición, titulada Iluminación II está compuesta por un grupo de esbozos que iban a formar parte de un proyecto muralista pensado para la Biblioteca Nacional de Cuba en 2010, pero que tristemente no fue llevado a término por razones ajenas a la voluntad del autor.
“Es una obra simbólica –escribe el propio artífice– no descriptiva, que pretende abordar desde soluciones plásticas y alegóricas la universalidad de la cultura cubana, reconociendo la huella y trascendencia del pensamiento de José Martí”.
En esencia, Rumbaut realizó con estos bocetos un primer acercamiento al posible mural dentro del espacio de la Biblioteca, que buscaba aprovechar – entre otros rasgos– el relieve irregular de la superficie de la pared para concebir un Martí inconmensurable, con rasgos siderales.
“(…) por otra parte, la imagen pictórica bidimensional transforma virtualmente aquella base métrica, para culminar con un conjunto de objetos (estrellas metálicas en espiral) que gravitan y se expanden desde la imagen martiana hacia los límites mismos de la obra”.
En el lugar donde se apreciaría el mencionado “cosmos” de Adrián Rumbaut, figura hoy el trabajo del fallecido colega suyo Ernesto Rancaño, en el que asoman 365 esculturas de colibríes blancos que parecen volar a lo desconocido. No obstante, los bocetos de Rumbaut perduran en el presente como una muestra más de la elevada pericia de este creador y su respeto al pensamiento eterno del Héroe Nacional.
Como un plus inaugural de la muestra, acudió en calidad de invitada Vivian Rodríguez Sánchez, profesora de piano de la Escuela de Arte Benny Moré de Cienfuegos. La maestra dio a conocer allí el trabajo de la compositora cubana Gisela Hernández Gonzalo, quien a su vez homenajeó desde los pentagramas no solo textos del Apóstol sino también los de Nicolás Guillén y Dora Alonso.
De acuerdo con Rodríguez Sánchez, quien se declara fiel seguidora de la obra de la Premio Nacional de Composición, fallecida en 1971, es importante promocionar estas adaptaciones, ya que se difunde a José Martí no solo como figura histórica, sino como personalidad cimera para el mundo de la cultura y en especial la música, de la que se rodeó sobre todo durante la etapa del exilio.
La pedagoga interpretó in situ algunas canciones escritas bajo los ritmos de la habanera, la guajira, la criolla o la danza cubana, destinados de modo especial para los niños de la Enseñanza Primaria. La última de las piezas interpretadas fue La muñeca negra, versión teatral del conocido cuento, para la cual Gisela Hernández concibió nueve canciones, algunas muy conocidas hoy día por los más pequeños.
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