Birán es raíz y savia de la Revolución (+Fotos y Video)
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Birán, batey ubicado en el camino real que unía Santiago de Cuba con la costa norte de Oriente, hermoso por su belleza natural, es sobre todo un sitio de historia, cuna del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, cuya memoria se preserva en ese lugar.
Recordar a Fidel sin interrogarlo es domesticar la memoria
Con apenas unas casas a inicios del siglo XX, el emblemático sitio, hoy en el municipio holguinero de Cueto, cercano a la Bahía de Nipe, el central Marcané y los Pinares de Mayarí, representa un viaje por la vida del eterno Fidel y las huellas imborrables que dejó su ideario a nivel mundial, como ejemplo y esperanza para los desposeídos de la tierra.
Un gran algarrobo da la bienvenida a los visitantes ávidos de acercarse a las raíces del líder.
Dicen que cuando nació el tercer hijo del hacendado gallego Ángel Castro y la pinareña Lina Ruz, el cielo lloró; fue un parto difícil en la madrugada del 13 de agosto de 1926, en medio de un temporal que azotó Birán y con las preocupaciones por la salud del niño, cuya madre había caído de un caballo durante el embarazo.
Pero no hubo de qué preocuparse; el llanto del bebé se coló entre las tablas del piso y la pared, inundó los salones, salió por las ventanas, se transportó por la flora del lugar y cantó su llegada, y lo nombraron Fidel Casiano, honrando al santo del día, como dictaba la tradición católica de la familia.
Centro Fidel Castro rumbo al centenario del eterno líder (+Fotos y Videos)
“Ese es el Caballo”, cuentan que exclamó Lina a la partera que trabajaba en la hacienda; una suerte de bautizo fueron esas palabras que describieron el carácter vivaz, intrépido y amante del aire libre que manifestaría el niño años después en su andar por el poblado.
Desde entonces, la decena 26 marcaría eventos vitales para el hijo: su nacimiento, el inicio de su etapa rebelde contra la tiranía de Fulgencio Batista a los 26 años, su primera acción revolucionaria el 26 de julio de 1953, en el asalto al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba, y su muerte el 26 de noviembre de 2016, noventa años después de la mañana aciaga de su venida al mundo.
La promesa cumplida de Birán (+Fotos)
Birán fue cuna, nido y parque de juegos para Fidel, quien vivió días de inmensa alegría en aquella tierra fértil, de valles verdes y montañas de fondo.
Allí cultivó su espíritu aventurero, aprendió a nadar en arroyos y charcas, montó a caballo y cazó pájaros con tirapiedras, como igual hacían los pequeños que corrían por los jardines y trepaban árboles.
A los cuatro años comenzó a estudiar en la escuela rural mixta, junto a sus hermanos mayores.
Más tarde, marcharía al Colegio De La Salle, en Santiago de Cuba, primera parada de un largo periplo que no culminaría hasta conseguir la libertad del país.
Desde pequeño se le veía la fuerza de carácter y liderazgo con un profundo sentido de justicia social e igualdad que tendría su máxima expresión en el movimiento revolucionario que lideró y que triunfó el primero de enero de 1959.
Para Leidy Martínez Hidalgo, museóloga del conjunto, defender la historia, el recuerdo y las memorias del Comandante en Jefe, atesoradas en paredes de madera, antiguas fotografías en blanco y negro y piezas de camas, mecedores y porcelana, es la forma más hermosa de proteger un trozo vital de la Revolución.
Aquí se puede entender parte de la raíz de su pensamiento, desde la escuelita rural en la que se sentó a compartir con los niños del pueblo, hijos de campesinos; el cuarto desde donde se asomaba con su hermano Raúl a saludar a todo el que pasara por el Camino Real, y en el que se conserva, en una esquina, la huella del disparo escapado del rifle de su hermano Ramón, explicó a la ACN la especialista.
El complejo alberga la casa familiar, la escuela, una oficina de correos, una valla de gallos y hasta un pequeño hotel, reflejo de la autosuficiencia y visión con la que Ángel Castro, padre de Fidel, construyó el poblado, acogiendo en su estructura los bohíos de haitianos, trabajadores de la tierra que poco a poco se extendía.
Es importante entender que Fidel y Raúl venían de un hogar acomodado; el Comandante estaba destinado a ejercer como abogado de la familia, tenía su propia casa lista para recibirlo tras su graduación y vivir gratamente el resto de su vida, pero decidió permanecer en La Habana, continuar su lucha, defender sus valores y la libertad del pueblo, consideró Leidy.
Fidel y Raúl siempre estuvieron comprometidos con la causa de la Revolución y no dudaron en desprenderse de las propiedades que les pertenecían.
Incluso dieron la orden de inundar el terreno del antiguo caserío con el proyecto de una presa que casi se hizo realidad, hasta que Celia Sánchez Manduley lo escuchó, lo detuvo y, en las décadas de los setenta y ochenta, dispuso todo para reconstruir la vivienda original respetando cada detalle, explicó la museóloga.
Hoy, el Conjunto Histórico de Birán, declarado Monumento Nacional en 2008, preserva más de mil setecientos objetos de la familia, incluyendo la habitación en la que nació Fidel, el comedor, la escuela a la que asistió como oyente, las fotografías de su hermano Raúl siendo niño, y el panteón familiar en el que existe una rosa de cobre dedicada a cada miembro.
“Para mí es un orgullo enorme trabajar aquí desde hace más de 25 años, rodeada de un equipo maravilloso y donde deseo permanecer el resto de mi vida, con el conocimiento sagrado que tengo de la familia Castro Ruz y de la Revolución, con la misión de llevar al visitante, al extranjero y a las nuevas generaciones a conocer un poco más a nuestro Fidel”, afirmó la museóloga.
Visitar Birán es tocar la historia con las manos y recordar que las revoluciones nacen de realidades concretas y que los grandes líderes fueron niños que jugaron entre los árboles de un pequeño pueblo lejano y eligieron luchar por la libertad.
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