Béisbol cubano: una tregua en la batalla por el octavo pasajero
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Como si la campaña hubiera decidido tensar cada nervio, la fase regular aún no ha cerrado su telón. Falta un boleto, el último asiento en el tren hacia la gran fiesta del béisbol cubano, y tres equipos lo persiguen con el alma en la mano.
Los Vegueros de Pinar del Río parten con ventaja: suman 39 victorias y tienen pendiente un duelo inconcluso ante los Cachorros de Holguín, detenido en el quinto capítulo con pizarra de 3-0 a su favor.
Un triunfo en ese choque bastaría para casi sellar su clasificación y borrar del mapa competitivo a los Elefantes de Cienfuegos, que ya terminaron su calendario con igual cantidad de éxitos.
En ese escenario, los Leopardos de Villa Clara quedarían obligados a una hazaña mayúscula: ganar los nueve partidos que les restan para arrebatarles el octavo puesto, una empresa que roza lo imposible incluso para los más optimistas.
Si por el contrario, los pativerdes caen en ese último partido, los paquidermos, que los vencieron en su puga particular, los desplazarían y entonces Villa Clara estaría obligada a ganar ocho de los nueve pendientes.
Mientras tanto, la pugna por el segundo lugar también arde. Matanzas (46-29) y Holguín (46-28) libran su propio duelo estratégico. Los Cachorros necesitan vencer a Pinar del Río en su último compromiso para quedarse con esa plaza y asegurar el pase directo a la Liga Élite, privilegio que ya conquistaron los Leñadores de Las Tunas como líderes de la fase regular.
Ya con un puesto garantizado en la siguiente instancia también están los Huracanes de Mayabeque (cuartos), Industriales de La Habana (quintos), Cazadores de Artemisa (sextos) y Gallos de Sancti Spíritus (séptimos).
El único cruce definido en cuartos es el de Mayabeque contra Industriales; el resto aguarda por las piezas finales de este rompecabezas cargado de tensión.
Todo ocurre bajo la sombra de un calendario apretado, condicionado por la cercanía de la II Liga de las Américas, que se disputará del 2 al 10 de febrero de 2026 en Venezuela, con la presencia confirmada, además de Cuba y los anfitriones, de las selecciones de Colombia, Curazao, Nicaragua, Panamá, Argentina y Brasil.
En Cuba, el béisbol no se mira: se vive. Cuando el calendario aprieta, el país entero parece contener la respiración; los estadios se vuelven santuarios, las transmisiones oráculos, y cada lanzamiento una plegaria colectiva.
Desde el 4 de enero, con la reanudación de los juegos pendientes, comenzará la cuenta regresiva hacia una postemporada cargada de tensión, memoria y fervor. Porque en esta Isla el béisbol no se acaba: se transforma, late y vuelve a empez
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