Añorado encuentro desde la obra de Giraldo Piloto y Alberto Vera
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Siempre será un privilegio regresar a la historia de la música cubana y deleitarse entre los acordes y la poesía hecha canción de uno de los binomios autorales más exitosos, en este caso me refiero al que conformaron los músicos Giraldo Piloto y Alberto Vera. Por un período de 20 años crearon temas imprescindibles para el pentagrama musical cubano, hasta que el 6 de septiembre de1967 Giraldo fallece repentinamente, como consecuencia de un accidente aéreo.
Tenían la misma edad, ambos habían nacido en La Habana, el año 1929 y heredaron la amistad que se profesaban sus padres. Luego fueron compañeros de estudio y así poco a poco la vida y el arte los fue hermanando. Giraldo se inclinó más hacia la creación musical y Alberto sobresalió en un principio por su locuacidad e ingenio. Según la cantautora Marta Valdés, durante la década comprendida entre mediados de los 40 hasta mediados de los años 50, “el cancionero popular cubano estaba asentándose, en primera línea, sobre los modelos atractivos, firmes y hermosos; dialogaba, de igual a igual, con las expresiones más novedosas de otros cancioneros difundidos por las maquinarias poderosas del mercado”. Es precisamente esta, la época en que comienzan ellos su inserción en el universo sonoro cubano.
Piloto y Vera dejaron temas de ensueño adornados con varios de nuestros géneros musicales, entre los que destaca el bolero, pero también nos legaron canciones, baladas, bossa nova, guajiras, chachachá, mozambique, pilón y samba. Sin dudas uno de sus mayores éxitos es el bolero “Añorado encuentro”, dado a conocer en el año 1958. El primer impacto lo tuvo en la voz de Vicentico Valdés, aunque en lo personal considero como una joya invaluable la versión que hizo Elena Burke, una de las grandes intérpretes cubanas que defendió y llevó a la popularidad los temas del ya consagrado binomio autoral.
Giraldo Piloto Bea nació en La Habana un 29 de julio del año 1929. Vivió en la calle Rivera, justo al lado de la casa de Bebo Valdés y su hijo Chucho. Ambas residencias eran el punto de encuentro de muchos músicos. En su corta y fructífera existencia, transitó por varios caminos, como escribir la columna Jazz y algo más, en el ya extinto diario Revolución, a inicios de los años 60. Allí actualizaba lo que ocurría en la escena jazzística internacional.
Lamentablemente falleció un 6 de septiembre de 1967, cuando regresaba a La Habana de un viaje de trabajo a Canadá. Fue un incansable promotor de la música y los músicos cubanos, recogido en el catálogo de CUBARTIMPEX, marca que agrupó a los sellos Palma y Areíto, lo más representativo de esos años 60, que registró, por iniciativa de Piloto, fonogramas que devinieron en referentes absolutos en la discografía cubana.
El otro integrante de este binomio, Alberto Vera Morúa, nació en La Habana un 18 de diciembre de 1929 y falleció también un 18 de diciembre, pero de 1996, a los 67 años. Él y su hermana Maité, reconocida escritora cubana, provienen del seno de una familia de artistas. A la repentina muerte de su entrañable amigo Piloto, pasó algunos años sin componer. Se dedicó por entero a las funciones como director de Música del Instituto Cubano de la Radio y la Televisión durante casi 15 años. En la etapa de los 80 resurgió en el panorama de la creación musical, llevando al gusto popular indiscutibles éxitos, convirtiéndolo en uno de los relevantes compositores de mitad del siglo XX.
Entre sus temas emblemáticos, ya en solitario, está “Amigas”, que magistralmente interpretaran, Omara Portuondo, Elena Burke y Moraima Secada. Otro éxito, en la inigualable voz de Omara Portuondo es “Lo que me queda por vivir”, dedicado por Alberto a su esposa.
Escuchar los legendarios temas compuestos por ellos, es viajar hacia un momento glorioso. El acabado musical junto a la poesía que acompañaba los acordes escogidos con perfecta maestría, le da una historia sonora a cada obra, que despierta desde la sensibilidad, emociones y expectativas. Una manera de acariciar el alma a través de sonidos siempre agradables, con una estructura muy bien pensada y en voces de cantantes que también fueron leyendas. Giraldo Piloto y Alberto Vera son parte de los protagonistas de la leyenda musical de un país, que en un momento fue llamado por su autenticidad, variedad de géneros y la calidad de compositores e intérpretes: La isla de la música.
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