Amar al Periodismo, hasta el último día

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El colega Ramón Barreras Ferrán, fallecido a la medianoche del jueves, representó una de las figuras históricas del Periodismo en Cienfuegos, alguien cuya imagen quedó sembrada para siempre al arte de armar noticias y relatos.

En sí se conjugaron las principales características del reportero de ley: olfato, agilidad y disciplina en la entrega, las cuales evidenció hasta el último día activo.

Corresponsal del periódico Trabajadores en los últimos lustros, tras retirarse allí, Barreras volvió a formar parte del colectivo de 5 de Septiembre, ese “tronco madre” del cual él fue una de sus más conspicuas ramas.

En nuestro medio demostró, hasta el final, una vez más, su devoción al trabajo. Era cosa de asombro y disfrute ver el entusiasmo, el alborozo casi juvenil de una persona de 64 años, de tanta trayectoria en el oficio, cuando le encomendábamos cualquier  tarea periodística.

A todas le concedía similar significación y a todas honraba con su cobertura tan eficaz y precisa, como ágil, ese valor tan necesario en las redacciones, sobre todo en esta actualidad de tantas plataformas y voces que convergen en el escenario informativo.

Calidad y productividad, el sueño de cualquier Editor jefe, se conjugaban en el amigo al que conocí en 1988, al realizar mis pruebas de aptitudes para estudiar Periodismo en la Universidad de La Habana, cuando él integraba el tribunal de admisión. Luego, lo acompañaría durante las primeras prácticas de producción de la carrera, transcurridas en 5 de Septiembre, a aquellos recorridos que efectuaba, él mismo de chofer, a los centrales cienfuegueros.

Desde entonces fluyó entre ambos una corriente de mutua admiración y cariño que nos enlazaría eternamente, no obstante alguna pequeña discusión de amigos en el camino, esas que en ciertos casos lejos de separar profundizan las comuniones.

Constituye un recuerdo indeleble para mí, durante las mencionadas prácticas, la forma cómo lo recibían en los ingenios y cañaverales en aquellos tiempos de verdadera especialización periodística y de mayor respeto hacia el oficio a escala social. Justo en ello consistía una de sus múltiples preocupaciones postreras, la cual se encargó de compartir en comentarios para la página de opinión de nuestro medio, de la cual resultaba firma habitual.

Al periodista de fuste, el antiguo integrante de las redacciones de Vanguardia, Granma, Juventud Técnica, En Guardia y Escambray aunó condiciones para escribir con aliento más largo, al signar obras literarias a la manera de Verdades sin puerto, sobre sus misiones en el exterior; así como para fomentar su vocación pedagógica, que siempre habitó el duende del magisterio en el graduado para 1979 de profesor de Educación General en el Instituto Superior Pedagógico Félix Varela, de Villa Clara.

Conocido y respetado en el país, valorado por los profesionales del sector y por dirigentes tanto de la nación como de la provincia, Barreras constituyó un referente en el tema económico, al cual tributó en recordados textos publicados tanto en Trabajadores, como en Cubadebate, 5 de Septiembre u otros medios.

Poco antes de fallecer, la Central de Trabajadores de Cuba reconocía al incansable periodista -galardonado a lo largo de su carrera con varias de las distinciones que dicha estructura propone al Consejo de Estado-, quien de forma ejemplar atendió a los intereses obreros en la prensa cubana.

Padre ejemplar, amigo entrañable, a Barreras, señor de talante gallardo que imponía respeto con su presencia, se le va a seguir queriendo y respetando. También extrañando, por la tamaña falta que tenemos en la actualidad de plumas como la suya, comprometidas, útiles, claras, sabedoras de un oficio al que amó hasta el último de sus días.

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