AHS y su Cruzada, espacio vital para el desarrollo artístico y humano
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Cada año, la Asociación Hermanos Saíz (AHS) ilumina los rincones más diversos de nuestro panorama cultural con su Cruzada Artístico Literaria. Pero reducir este evento a una simple agenda de presentaciones sería quedarse en la superficie. La Cruzada es, en su esencia más pura, una fragua de almas jóvenes, un peregrinaje de la creatividad que, más allá de la obra, genera una densa y perdurable red de amistad, colaboración y sentido de pertenencia. Es la escuela de vida donde los artistas no solo crecen, sino que encuentran su espacio.
El punto de partida, más allá del escenario
Imaginen un punto en el calendario donde la efervescencia creativa se condensa. Jóvenes escritores con cuadernos repletos de versos inéditos, músicos afinando instrumentos, pintores con bocetos que aún buscan su lienzo final, actores ensayando gestos y palabras. Todos ellos, provenientes del deseo de crear, convergen con una expectativa palpable. No solo buscan un espacio para mostrar lo que han estado gestando en la intimidad de sus estudios o escritorios, buscan el eco, el espejo, la confrontación amistosa y la complicidad que solo otros creadores pueden ofrecer.
“La Cruzada es como un campamento de verano para los artistas que aquí llegan…”, comentó a este colaborador Caleb Aguirre, joven escritor de cienfuegos. “Llegas con tus inseguridades y tus sueños, y de pronto te encuentras con otros que sienten lo mismo. Las barreras se caen, las conversaciones se extienden hasta el amanecer, y de esas charlas nacen ideas que jamás habrías imaginado solo”… señaló el joven poeta. Esta es la atmósfera que la AHS ha logrado cultivar a lo largo de los años: un entorno seguro y estimulante donde la vulnerabilidad del artista se convierte en una fortaleza compartida..
Un hilo conductor: La conexión humana
El programa de la Cruzada es reflejo de la diversidad que la anima. Desde recitales poéticos, hasta conciertos improvisados en plazas de comunidades; la literatura dialoga con la música, el teatro se inspira en las artes visuales, y el cine capta la esencia de todas ellas.
“Recuerdo una mañana de trabajo en que un guitarrista se unió espontáneamente a una violinista para acompañar una obra de teatro por falta de fluido eléctrico”, relató Victor Cabrera Soriano, director de la célula creativa Artes NEXOS. “No había partituras, no había ensayos previos. Solo dos almas en sintonía. El resultado fue un momento mágico que conmovió a todos los presentes y que encapsula perfectamente el espíritu interdisciplinario y humano de la Cruzada. Es una plataforma donde el arte no solo se exhibe, sino que se fusiona en tiempo real”.
Pero el verdadero corazón del evento late en los espacios informales; las largas caminatas entre una actividad y otra, las comidas compartidas, las sesiones de debate que se extienden con café y risas, los ensayos improvisados en cualquier rincón. Es allí donde se desdibujan los géneros, las edades y las trayectorias. Donde un escritor novel encuentra consejo en un artista visual con más experiencia, o un músico consagrado descubre una nueva perspectiva en la mirada fresca de un joven poeta. Estas interacciones son el caldo de cultivo para futuras colaboraciones, para la mentoría espontánea y, lo más valioso, para la amistad genuina.
La AHS: Sembradora de futuros
La Asociación Hermanos Saíz no es solo la organizadora de este gran encuentro; es su visionaria y su garante. Con cada Cruzada, la AHS no solo cumple su misión de promover el talento joven, sino que invierte en la construcción de una infraestructura humana y creativa. Comprenden que un artista necesita no solo un escenario, sino una comunidad que lo apoye, lo inspire y lo desafie.
“Nuestra meta con la Cruzada va más allá de un calendario de eventos”, afirma con convicción Danaysi Brito, Presidenta de la AHS en Cienfuegos. “Queremos que cada joven artista sienta que tiene un lugar, una voz y una familia. Las amistades que se forjan aquí son el verdadero legado, porque de ellas nacen los proyectos más audaces, las colaboraciones más inesperadas y, en última instancia, la vanguardia cultural de mañana. Estamos tejiendo el futuro de nuestras artes y un lazo de amistad a la vez”, añade.
Un legado que perdura en el tiempo
Cuando las luces se apagan y los artistas regresan a sus hogares, el eco de la Cruzada no se disipa. Permanecen los grupos de chat que bullen con ideas, las llamadas telefónicas que cruzan provincias, las invitaciones a nuevos proyectos. Las amistades forjadas bajo el signo de la creatividad se convierten en un valioso capital humano, una red de apoyo que acompaña a los jóvenes creadores en su, a menudo, arduo camino.
Nos recuerda que el arte, en su esencia más comunitaria, tiene el poder inigualable de conectar personas, de trascender fronteras y de construir un tejido social y cultural más rico y más humano. Es, sin duda, una de las mayores obras maestras que la Asociación Hermanos Saíz regala a nuestra sociedad cada año.
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