A 125 años de la ocupación norteamericana y 65 eneros del final del dominio neocolonial en Cuba

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“El 1ro. de enero de 1899 Cuba dejaba de ser colonia de España a la vez que ingresaba en el área de intereses norteamericanos. La sustitución de una potencia por otra no se hizo esperar y a Adolfo Giménez Castellanos, último gobernador español, le sucedió el general John R. Brooke en el cargo de gobernador militar. Con él se iniciaba la primera ocupación militar norteamericana en Cuba, preludio de otras ocupaciones y que se convertiría en una forma de actuación constante, siempre y cuando Estados Unidos creyera ver en peligro la ‘soberanía nacional de la Isla’”, escribió la historiadora española Consuelo Naranjo Orovio. En Cienfuegos, la última ciudad de Cuba evacuada por el colonialismo español, tomaban posesión del mando de la urbe portuaria el primer día del año 1899 las autoridades norteamericanas. Estas mantuvieron como principal autoridad civil al alcalde Francisco Sánchez Mármol, de notoria filiación autonomista.

En esos días el descontento ciudadano en Cienfuegos era manifiesto. Por orden del Jefe del Ejército de Ocupación de Estados Unidos en la región central de la Isla, el orden público de las ciudades quedaba en manos de las tropas españolas. A los patriotas de la Brigada de Cienfuegos del Ejército Libertador, se les impedía entrar victoriosamente en la ciudad y otros importantes pueblos del territorio. Militares españoles y norteamericanos impedían la reunión de los mambises con sus familiares, amigos y partidarios políticos en los poblados.

Casi de inmediato los independentistas locales defensores del ideario patriótico nacionalista de José Martí y el Partido Revolucionario Cubano, expresaron públicamente su protesta anti-norteamericana. Vinieron días de mucha tensión en la región cienfueguera debido a la disposición de más de 2 mil 300 soldados de la Brigada de Cienfuegos, encabezada por el general Higinio Esquerra y diseminados en la zona rural, a continuar la lucha independentista. Desde noviembre de 1898 en las páginas del periódico Libertad, “órgano dedicado al pueblo cienfueguero por su Brigada”, —cuyo Director era el Alférez de piel negra Martín Morúa Delgado—,  los líderes independentistas del territorio denunciaban la posición de los gobernantes norteamericanos. En uno de los artículos del 27 de noviembre resaltaba el papel del Ejercito Libertador: “(…) que ha sido factor importante de la emancipación del país”. Y en otro texto precisaba el sentir de los patriotas acerca del intervencionista yankee: “¿Qué puede importarnos en este caso la manera que de apreciar, o mejor, de despreciar nuestras instituciones tiene el Gobierno de Estados Unidos?”. Para Esquerra, Joaquín Rodríguez, José Camacho Yera, Sixto Roque, Antonio Machado y demás jefes del multirracial Ejercito insurrecto de Cienfuegos, quedaba claro como, “(…) hoy, en la conciencia de todo, esta que la unánime aspiración de los cubanos es la Independencia sagrada, por la que se han sacrificado tres generaciones (…)”.

No olvidemos que para lograr el establecimiento de la República Neocolonial en Cuba, la élite capitalista de la joven república norteamericana desarrolla una calculada y pragmática política de expansión en El Caribe, en los finales del  siglo XIX, cuyos peligros advirtió el líder independentista José Martí. La Intervención de Estados Unidos en la guerra, cuando era manifiesta la imposibilidad de España de dominar la insurrección cubana ponía de relieve ese ideal imperial plasmado en la Doctrina Monroe.

Un primer aspecto favorable a los intereses norteamericanos fueron las maniobras que desarrollaron desde las esferas gobernantes de Washington para disolver el Partido Revolucionario Cubano. Otro aspecto a señalar en la política imperialista norteamericana sería no reconocer a las autoridades electas por el pueblo cubano en “Armas”, ni prestar atención al Consejo de Gobierno Cubano. De ahí que los órganos de gobierno cubano, establecidos durante la lucha independentista entre 1895 y 1898, quedaran excluidos en las conversaciones de paz entre el viejo imperio colonial de España y la emergente potencia imperialista de Estados Unidos. Por eso el Tratado de París se firmo a espaldas de los representantes el pueblo cubano. Al respecto escribió el Generalísimo Máximo Gómez:

“(…) Esperábamos todos que, en el mismo día y hora en que cesara la soberanía española en Cuba, y entrase de lleno, sin trabas ni estorbos de ninguna especie a ejercer el dominio del país, la Nación Americana, esa Comisión Ejecutiva —nuestro principal organismo político— hubiese convocado la Asamblea para considerar nuestra situación y determinar a seguidas la Constitución de la República de Cuba (…)”.

Los pasos dados para dejar desarmada la organización política-militar cubana estarían acompañados de la disolución del ejército cubano, y la desaparición del Consejo de Gobierno, denominado a partir de 1898, Asamblea de Representantes, así como de ésta en 1899. La unidad de las fuerzas independistas fue quebrada y el dominio del capital financiero norteamericano, en estrecha alianza con la poderosa burguesía hispana-cubana enriquecida al amparo del colonialismo español, impuso Disposiciones y Tratados que aseguraban la dependencia de la nueva República a los Estados Unidos: la Enmienda Platt; Tratado de Reciprocidad Comercial y el Tratado de Arrendamiento de Bases Navales y Militares, que establecía la Base Naval de Guantánamo.

En Cienfuegos, los sectores independentistas cuestionaban los nombramientos norteamericanos. Sánchez Mármol, debido a la presión popular no aceptó el mandato, ni tampoco el otro propuesto, el rico propietario simpatizante del integrismo hispano, Joaquín de la Torriente. Finalmente, el 7 de enero aceptó tomar posesión al frente de la Presidencia del Ayuntamiento, el respetado hombre de negocios y culto cienfueguero, Pedro Modesto Hernández.

A lo largo de los próximos 720 meses, los gobernantes norteamericanos apoyarían el ascenso a la Presidencia de Cuba de políticos afines a sus intereses de dominación imperialista, incluidos los dictadores Gerardo Machado y Fulgencio Batista Zaldivar. Este último ascendió al poder mediante un golpe de Estado el 10 de marzo de 1952 y pisoteó la Constitución de 1940. Sin embargo, la intensa lucha afincada en el ideario nacionalista patriótico y  antimperialista de la vanguardia revolucionaria, movilizo al pueblo en torno a diversas organizaciones partidarias de la lucha armada, entre las que destacaba el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, encabezado por Fidel Castro Ruz.

El ultimo día de1958, el tirano Batista, el “hombre fuerte de los intereses norteamericanos”, abandona Cuba debido a la ofensiva del Ejercito Rebelde en todo el país y especialmente en la provincia de Las Villas, donde las columnas guerrilleras de Ernesto “Che” Guevara y Camilo Cienfuegos tomaron en cruentos combates los reforzados cuarteles militares de Fomento, Placetas y Yaguajay antes de logar la rendición de Santa Clara, el 1ro. de enero de 1959.

Pocas horas después, las numerosas tropas gubernamentales acantonadas en Cienfuegos depusieron sus armas ante las guerrillas rebeldes del Segundo Frente Nacional del Escambray, encabezadas por el comandante William Morgan, un norteamericano de la confianza del comandante Eloy Gutiérrez Menoyo y estrechamente vinculado a los servicios de inteligencia de su país, que para entonces maniobraban para legitimar un gobierno provisional encabezado por el general Eulogio Cantillo, el ex coronel Ramon M. Barquín u otro político afín a los Estados Unidos, y de esa manera, como apuntan los historiadores José L. Padrón y Luis Adrián Betancourt, “controlar el poder en Cuba y marginar a Fidel Castro, quien se había convertido en indiscutible líder del país” al darle nuevo sentido a los caminos para alcanzar la justicia social, la igualdad y la libertad en el empeño de instaurar una verdadera República Independiente y Soberana.

Atrás quedaron 125 años de dominio neocolonial norteamericano en Cuba, con la llegada a La Habana de la “Caravana de la Libertad” del Ejercito Rebelde con su líder Fidel en la primera fila de combate.

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Orlando García Martínez

Escritor, historiador y presidente de la filial cienfueguera de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC)

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