La metamorfosis de la “Raúl Díaz”
Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 25 segundos
Un aire de transformación recorre los campos de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Raúl Díaz Alonso, en Palmira. Donde antes se extendían tierras con bajos rendimientos, hoy se yerguen cañas robustas que hablan de un esfuerzo colectivo. Esta cooperativa ha escrito en tres años una historia de transformación adaptada a la Cuba de hoy.
Los números hablan por sí solos: de 121 hectáreas han pasado a 307; de rendimientos de 21 toneladas por hectárea hoy rozan las 49. Pero detrás de estas cifras hay un compromiso que late en el día a día de 45 cooperativistas que han hecho de la caña su bandera.
Orlando Capote Puerto, presidente de la cooperativa, mira los campos con orgullo contenido. “Cuando llegué aquí hace tres años y medio, el anticipo de los trabajadores era de 13 pesos. Hoy estamos en 200 y aspiramos a 250”.
La metamorfosis va más allá de los salarios. Donde antes había deudas, hoy hay ganancias que superan los dos millones de pesos. Donde existía desánimo, hoy crece la certeza de que el trabajo bien hecho siempre da frutos.
Jesús Zayas Zayas, secretario del núcleo del Partido en la cooperativa, conoce esta tierra como la palma de su mano. Lleva 27 años aquí y asegura que nunca la había visto así. “Tenemos comedor, módulo pecuario, producimos nuestros propios alimentos… cosas que muy pocas unidades en la provincia pueden mostrar”.
En el comedor nunca falta el almuerzo, el módulo pecuario abastece de leche, carne de cerdo y aves, y hasta han resuelto el transporte con caballos ante la falta de combustible. Son soluciones creativas que han mejorado la vida de todos.
Antonio Beltrán Zapata, uno de los cañeros, lo tiene claro: “Lo principal es preparar bien la tierra. Con los recursos que tenemos, si hacemos las cosas como deben hacerse, los resultados llegan solos”.

El ambiente en la cooperativa es de sana competencia. No se conforman con las 48,7 toneladas actuales. Evaristo Griñán Vinet, otro de los cooperativistas, lo dice sin vacilar: “El año que viene vamos por 60 o 70”. Es la confianza de quien sabe que ha encontrado el camino correcto.
En la “Raúl Díaz” se respira un renacer. No es solo cuestión de toneladas o hectáreas, sino de las certezas de hombres y mujeres que apostaron por revertir pérdidas. En esta entidad agropecuaria han demostrado que cuando el sudor y empeño se dan la mano, hasta la tierra más agotada puede dar frutos.
Visitas: 6

