Eduardo Torres Morales: un pedagogo devenido en periodista
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Este 8 de octubre, se cumple un aniversario más del nacimiento de Eduardo Torres Morales, nacido en Palmira, donde desarrolló su infancia hasta que encaminó sus pasos a Cienfuegos. En la ciudad fue bautizado el 2 de abril de 1898 por el padre José Barra bajo el nombre de Joaquín Simeón Eduardo Torres Morales, en la parroquia Nuestra Señora del Rosario. A pesar de ello y según consta en la certificación de partida de bautismo su fecha de nacimiento se ubica en el año 1897 del día 8 de octubre. Según registros consultados en el Juzgado Municipal De Palmira:
“(…) a las ocho y media de la mañana del día 11 de agosto de 1914, ante Luis Miguel Antonio Enteresa y Pérez, Juez Municipal y Don Vicente Roy, Secretario, compareció Eduardo Torres de la raza blanca, natural de Manzanillo, provincia de Santiago de Cuba, empleado en el Magisterio, con objeto de que se inscriba en el Registro Civil un varón al efecto como padre del mismo. Que dicho varón nació en la casa del declamante en el pueblo de Palmira, partido de Cienfuegos en aquel entonces, a las doce del día 8 de octubre de 1897. Que es hijo legítimo del participante y de su mujer Rafaela Morales, natural de Jiguaní. Nieto por la parte paterna de Rafael Torres y de Basilia Cabrera, naturales de Manzanillo y por la parte materna de Pablo Morales y Rita Vázquez, naturales de Jiguaní, provincia de Santiago de Cuba (…)”. [1]
A pesar de lo planteado, en el Libro de Bautismos de la Parroquia de Palmira sobre el origen de la madre de Torres Morales -natural de Palmira-, se pudo esclarecer que Rafaela Morales era natural de Jiguaní. Esto se comprobó a partir de las fuentes consultadas en el Fondo Florentino Morales del Museo Provincial de Cienfuegos y del Registro Civil de Palmira que refutan lo antes establecido.
Torres Morales provenía de una familia humilde, sus padres eran orientales emigrados a Las Villas en la guerra del 68. Con el Dr. Conrado González Fundora, maestro de grandes merecimientos que entonces dirigía la Escuela No. 1 de Palmira, terminó la enseñanza primaria en el año 1912.
En el colegio primario y bajo la dirección de su maestro González Fundora, escribió en un diario en el que informaba los sucesos de la escuela, el hogar y la comunidad. Según fuentes consultadas, Pedro A. Aragonés en su cargo como director del periódico El Comercio le publicó un artículo titulado “Ingratitud”. Estos antecedentes favorecieron su vocación por la literatura y junto a la profesión de su padre maestro, incidieron en su formación intelectual.
En 1909 José Comallonga Mena, egresado de la Escuela de Agronomía de la Universidad de La Habana, elevó un informe al presidente Gómez en el que defendía la creación de las Granjas-Escuelas como la enseñanza agrícola que debía primar en el país. Cada año salían de estas escuelas más de 80 graduados, capacitados para ejercer las funciones agrícolas en el país.
En este sentido, el expediente personal de Torres Morales y el informe favorable rendido por el actual inspector del Distrito de Cienfuegos, en aquella oportunidad, le valieron una beca para el ingreso en la Granja-Escuela Juan B. Jiménez de Santa Clara. Esta oportunidad le permitió cursar dos años de estudio y graduarse con el primer grupo de Maestros en Cultivos del país, en 1914.
Una vez graduado, Torres Morales se especializó en la Química Agrícola y en la Arboricultura. Estableció desde entonces relaciones con diversos Centros de investigación agronómica e industrial del extranjero que mantuvo a través de los años.
Con el paso del tiempo, los jóvenes cubanos capacitados en las Granjas-Escuelas para las funciones de maestro en Cultivos tuvieron que dedicarse a otras actividades, sin prestar al engrandecimiento de la agricultura sus servicios. En un principio se estimó que surgirían facilidades para que cada uno de ellos fuera a encargarse de la administración de una finca y a convertirla en un centro propicio de mejoramiento agrícola. Pero luego, con la práctica, se vio que los graduados seguían huérfanos de todo amparo y que de nada les valía los conocimientos adquiridos.
Por una ley que parecía ser plausible se crearon estas Granjas-Escuelas de la República; pero se abandonaron casi por completo, es decir que no se tuvieron en cuenta para aquel entonces.
En vistas de que su carrera no le ofrecía medios para desenvolverse, Torres Morales decidió trasladarse a Cienfuegos y ejercer allí el periodismo. Fueron muchos los periódicos locales que presenciaron sus letras. Devinieron en espacio social que le ofreció la posibilidad de insertarse al campo intelectual de la época, así como su desempeño en el magisterio, en las logias masónicas de las que formó parte y como actor involucrado en la red social del Ateneo.
[1] Archivo de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Libro de Bautismos. Libro 2. Folio 411. Tomo 109. Palmira, 1897-1898.
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