De aquí para allá, si se trata del pago digital
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Tengo, no tengo. Pudiera parecer el jueguito de desojar pétalos de una flor, pero no, este es el interminable “inning” de un juego donde los bateadores son jonroneros con bases llenas; el resultado del incumplimiento comercial que mantiene a la espera y con nulas posibilidades de bateo a los expectadores en el banco.
Oportunidad de batear para al pago digital, todos a la espera, pero que va, este viene siendo un jugador desplazado, aunque en la mayoría de los casos es la solución para ganar y adquirir las necesidades básicas personales y del hogar; pero ni tomar el bate y menos acercarse al centro de “home” es lo más frecuente. Así le ocurre a la señora que no pudo comprar una hornilla de coacción, no por falta de dinero, o quizás sí porque no le aceptan el pago electrónico.
Recibir visitas de vecinos con dudas y en búsqueda de orientación sobre los servicios bancarios me es usual, pero en esta ocasión no era una vecina de al lado, como se dice, se presentaba sobre las ocho de la noche una señora de la tercera edad, residente a más de 200 metros de mi ubicación y ponchada en cada intento de bateo.
Con la mayor educación, esperanzada y también apenada, me cuenta su situación; estaba presentando dificultades con el gas para cocinar, pero por suerte contaba con dinero para comprar una hornilla eléctrica, pero los proveedores actuales en el mercado minorista no le aceptan el pago digital, ni siquiera transferencia; nada de suerte, out por error y no de ella.
Si, su necesidad era de efectivo y apenado debe haberse mostrado mi rostro al escuchar tal historia, para nada ajena a la realidad general, pero siempre impactante al no estar en mi alcance la solución que necesita; un nuevo incumplimiento de reglas, no de un juego, violaciones de decretos vigentes que por ley rigen que hacer.
He visitado más de cinco Mipymes, explica la señora; así nombran a todos los negocios particulares, aunque respondan a otra forma de gestión. Este último aspecto pareciera menos importante, pero lo es porque de manera general todos los actores económicos responden a intereses comerciales por igual y entre las disposiciones a cumplir, garantizar el pago digital a los consumidores, es uno bastante evadido.
Pero la realidad es ajena a la operatividad del dinero electrónico y en este juego el cliente pareciera la pelota; cada inning se aleja más de las reglas comunes, del camino de la informatización de la sociedad y no solo los actores económicos, sino también el debido control para evitar que, entre la inmensa población hoy afectada, esta señora, todavía en el banco de bateo, pueda adquirir el medio de inducción que necesita para elaborar los alimentos; sin mayores percances, pérdidas de tiempo, molestias para el alma y la pena de necesitar la búsqueda de otras alternativas.
Y no es un caso desconocido o una vecina de caso particular, es otro consumidor con alas abatidas, cortadas y pegadas para continuar el camino; otra persona insatisfecha por no poder comprar.
Con vergüenza y humildad, con la señora frente a mí, no sabía cómo expresar que no tenía mayor respuesta, mucho menos solución inmediata para su apremiante necesidad, y con hasta temor, no de miedo sino de respeto le oriente la posibilidad de quejarse; ella sabía que tenía derecho de pagar en línea, pero el recorrido por la ciudad en la búsqueda de una oportunidad y derecho le fue suficiente para levantarse del banco del juego que estaba siendo parte.
Visitar el banco es otra respuesta, no la solución segura para su problema y el de la sociedad cubana en general, pero igual muestra agradecimiento por la atención y de esta manera le vi retirarse con muy pocas posibilidades de bateo para lograr ganar el juego y adquirir su hornilla. El día no termina, otras dos vecinas esperaban también para preguntar, pero no, en estos casos la necesidad no era de efectivo, aunque quizás también sí, pero en esta ocasión no de primera urgencia, el juego que participaban, de aquí para allá, era con otros peloteros.
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