Cuando Santa Claus no es el que esperamos

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 27 segundos

Se han escrito innumerables historias sobre la Navidad. Todos los géneros literarios han tenido como escenario esta celebración internacional. Cuento de Navidad, de Charles Dickens, es un ilustre predecesor que ha inspirado múltiples versiones literarias y cinematográficas.

En igual combinación de humor y terror se inscribe All througt the house (Por toda la casa), un corto de animación que forma parte de la intensa serie titulada Love, Death and Robots (temp. 2, cap. 6).

A las 2 de la mañana dos hermanos pequeños (Leah y Billy) escuchan un ruido proveniente del salón de la casa. Saliendo a hurtadillas de su dormitorio bajan las escaleras pues la inocencia y la curiosidad les impulsan a investigar ya que se han ido a dormir en espera de la anhelada visita de Santa Claus. Resulta que este no es el clásico anciano bonachón y risueño.

Tres elementos disfruté de este cortometraje. Primero, la visualidad, una combinación entre animación digital y un realismo artesanal que recuerda el stop motion. Lo segundo es que emplea en sentido humorístico muchos de los tópicos del cine gótico. Por ejemplo: La sombra y el ocultamiento del visitante en contraste con la nerviosa curiosidad de los infantes; los objetos inanimados como el plato rodando por su borde y el peluchito que chilla cuando es aplastado; la sorpresa de los protagonistas quienes en lugar de huir (o llamar a sus padres) optan por esconderse en lugares donde resulta fácil encontrarlos, y finalmente la capacidad mística del antagonista que, mediante el olfato, puede conocer las vivencias y el perfil psicológico de los pequeños héroes.

El tercer elemento disfrutable consiste en la pregunta última que hace la hermana al hermano pequeño, ya de vuelta a sus respectivas camas;  pregunta que tiene resonancias extra artística, extra cinematográfica y toca la dimensión social y filosófica del ser humano.

Así, los dos pequeños transitan desde la curiosidad al miedo y al asombro placentero para desembocar en un cuestionamiento de sí mismos, de sus propias acciones, que los conduce más allá (suponemos), hasta una suerte de maduración súbita tras experiencia tan inusual.

La breve pieza cinematográfica dirigida por Elliot Dear se basa en un cuento corto de Joachim Heijndermans, adaptado por Philip Gelat. Es una pequeña obra maestra del humor negro. Además, sin pretender un significado didáctico o dejar cualquier moraleja insulsa, suelta al aire una pregunta que deberíamos hacernos desde la niñez hasta la ancianidad. O sea, una pregunta que sirve para todas las edades. Yo me reí con ese final, pero como soy un poco imaginativo, también me dio cierto escalofrío. Véanla. Dura solo 5 minutos.

Visitas: 19

Ernesto Peña

Narrador y crítico. Premio Alejo Carpentier de Novela.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *