Mal Tiempo permitió las conquistas de hoy

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Tres salvas al aire, el silencio quebrantado allí donde casi todo es verde. Un obelisco que evoca la batalla de Mal Tiempo, uno de los hechos más trascendentales de la guerra por la independencia de Cuba de 1895. Las sillas que posan como performance antes de que la corneta toque y comience así el acto central por el 125 aniversario de la epopeya.

Tres horas de combate no caben en los discursos que recrean la embestida mambisa contra el español ni ilustran lo suficiente cuánto significó la obtención de un considerable botín de guerra para aquellos cubanos que querían la Patria Libre. Demasiado coraje para limitarlo a un recuerdo. Allí sonó el machete cubano a finales del siglo XIX, y aún en el silencio se siente la vibra de su memoria.

El obelisco es el escenario, la danza y la música discurren como un manantial, hay banderas y escudos. Con la presencia del miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia, Félix Duartes Ortega, es entregado el carné a nuevos militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas y del Partido Comunista de Cuba, dos organizaciones que tributan a ese pasado emancipador, que tramitan las conquistas deseadas por aquellos mambises corajudos.

Félix Duartes Ortega, primer secretario del Partido en Cienfuegos, le entrega el carné de militante a una joven crucense.

La batalla de Mal Tiempo tiene una fecha en el calendario: el 15 de diciembre de 1895 y un destino fijo: Cruces, un pueblo próspero perteneciente a Cienfuegos. Según describen periódicos de la época a las once de la mañana de ese día se ubica el clímax del combate, cayeron secciones españolas enteras frente a una de las cargas al machete más sangrientas de la guerra independentista.

Máximo Gómez, el Generalísimo, ordenó la carga al machete y prendió fuego a los cañaverales que rodeaban la guardarraya cortándoles el impulso a los españoles que se aproximaban al encuentro bélico. Envueltos en llamas, humo, hierro y plomo desviaron el curso y retiraron su propósito de aniquilar la tropa isleña.

Hasta una locomotora que había llegado con un refuerzo de quinientos soldados para atacar el flanco izquierdo de los invasores fue abandonada en la fuga y destruida por las tropas independentistas en cinco minutos.

Hubo hazaña y táctica militar. Hubo sangre sobre el suelo. Hubo tiros y candela. Hubo gritos de Viva Cuba y el aire se puso denso de tanta guerra colgada a la tierra misma. La batalla de Mal Tiempo hoy revive desde la acción constructiva de una nación que puja por no rendirse jamás.

Su pueblo le rinde homenaje, le pone flores a un obelisco que marca el lugar que los hizo trascendental en la guerra de independencia de 1895.

Flores al pequeño obelisco./ Foto:Zulariam Pérez Martí

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

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