Los rusos son los nuevos judíos y Occidente el Tercer Reich (+Video)

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El mundo experimenta el crimen de lesa humanidad cognoscitivo que supone la afrenta a la cultura rusa, desatada en buena medida como parte de la rusofobia extrema sembrada por gobiernos y medios occidentales tras la operación militar especial de Moscú en Kiev, aunque en marcha desde mucho antes.

Quizá no todo se encontrase bajo el capote de Gogol; pero cuanto faltaba podía hallarse, con creces, en las historias de culpa, redención, grandeza, miseria, humanidad en fin, de Dostoievski, Tolstói, Chéjov y Turguéniev. Crecí bajo esos edredones espirituales. En tales letras subyacen las claves, repican los sentidos de cuánto somos y por qué lo somos. Atacar tamaña grandeza, como se ha hecho irracionalmente a partir del 24 de febrero, constituye una de las grandes barbaries morales de la historia de la humanidad. Como igual lo es la impugnación del arte y la cultura rusa en general.

La aciaga tendencia incorpora cada día noticias más inauditas: censuras en todos los dominios de Occidente de los medios de prensa con base en Moscú; cancelaciones de conciertos con obras de artistas clásicos rusos del siglo XIX; ciclos fílmicos de grandes maestros de la pantalla soviética interrumpidos; clausuras de temporadas dancísticas; lienzos célebres a los cuales osan cambiarles el título; textos eliminados de bibliotecas; órdenes estatales de suspensión de relaciones con instituciones culturales rusas; prohibiciones estatales de difusión de música rusa en determinadas naciones; chantajes laborales a grandes artistas (“o repudias a Putin o no actúas”, algo exacto a cuanto le hacen a los cubanos en Miami)…

Nada de eso se hizo nunca, sin embargo, en ninguna de las invasiones depredadoras de los Estados Unidos (quizá con la excepción de Viet Nam, cuando aún el imperio no había aprendido a mentir y manipular del modo que lo hace hoy), lo cual demuestra que el planeta sigue bajo su poder militar, económico, cultural y mediático. Por poco tiempo, pero así continúa.

Ni las casas de altos estudios escapan a la epidemia. Solo dos ejemplos de los menos difundidos: la Universidad de Valencia “invitó” a todos los alumnos rusos a abandonar la institución y volver a su país de origen; mientras que la de Córdoba anunció el despido de los profesores de procedencia rusa, cubana o iraní que no condenasen de forma clara la operación militar especial de Moscú.

Cual parte de tamaña locura, además, la Federación Rusa fue excluida del sistema de competiciones deportivas internacionales.

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Todo lo anterior sucede en el epicentro del mundo “civilizado”, tanto tiempo después del Renacimiento y la Ilustración, aunque no tanto después de las piras literarias de esa doctrina de exclusión y muerte llamada fascismo.

Y justo cuanto está en marcha contra el pueblo ruso, no solo contra su cultura u otras manifestaciones, es, en la práctica, fascismo de estado acompañado de fascismo mediático. Hoy las personas de la gran nación eslava son los nuevos judíos y Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, el Tercer Reich demandante de un nuevo orden teocrático en el cual la grandeza de la nación de Shostakovich, Gagarin y Bubka quede exterminada, a medro del dominio final sobre la Tierra de Washington.

Como Hollywood, de forma semejante a la prensa, es un brazo armado de la Casa Blanca en su cruzada, tanto el odio como el miedo a lo ruso vienen incrustándose hace décadas por la primera industria audiovisual del universo (el cine y la televisión de los Estados Unidos), a través de numerosas películas y series encaminadas a la admonición de lo ruso, por conducto de la tipología de esos personajes: corruptos, mafiosos, despiadados, guerreristas, arteros, alcohólicos.  Son los estereotipos perfectos de tal sujeto, de acuerdo con el imaginario configurado por semejantes relatos fílmicos o seriales.

En la razzia salvaje en ejecución ahora se fomenta el mismo odio o desprecio hacia los ciudadanos de la nación euroasiática, instaurado en la conciencia global por los referidos materiales, debido al solo hecho de pertenecer a esa nacionalidad; no importa siquiera que ellos radiquen fuera de Rusia o incluso que ni simpaticen con la política del Kremlin.

Son vandalizados inmuebles de la Iglesia Ortodoxa rusa en el exterior, dañan plazas, hacen pintadas frente a los hogares y en los autos de ciudadanos rusos en el extranjero, a quienes intimidan, además, mediante ataques a sus negocios y amenazas físicas o virtuales, los despiden de sus puestos de trabajo… La hostilidad se extiende a toda la familia, pues los niños rusos cuyas familias viven fuera del país son maltratados en las escuelas por sus compañeros de aula…

Semejante atmósfera de acoso recuerda peligrosamente al clima político de la Alemania pre hitleriana y nazi, al evocar de forma nítida la persecución a los judíos. Tal episodio histórico desencadenó en uno de los sucesos más graves de la historia humana. Bajo la conducción de los Estados Unidos, Occidente todo ha encendido una hoguera de odio de incalculables consecuencias.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

Un Comentario en “Los rusos son los nuevos judíos y Occidente el Tercer Reich (+Video)

  • el 23 abril, 2022 a las 12:15 am
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    Muy buen articulo, como describe todas las agresiones que esta sometida Rusia, algo muy parecido a lo que le sucede a Cuba

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