La preselección, sin el “Grillo”

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Durante las últimas semanas, el boom beisbolero de esquinas y peñas de Cienfuegos tiene por centro al “Grillo”, Erisbel Arruebarruena, inolvidable titular campocorto de la versión ganadora de los Elefantes, unos años atrás.

Su eventual regreso a los clásicos de béisbol cubano motivó el alegrón, ofuscado luego por su voluntad de hacerlo con la franela de Matanzas. Interrogantes, “culpables” y eventuales soluciones llovieron en la polémica, hasta que su reciente ausencia en el listado de preselección verdinegra, divulgado el viernes último, fue el tiro de gracia a las esperanzas de muchos.

“Volvió a Cuba con la intención de jugar y así lo dio a conocer en la Comisión Nacional, explicó el manager Alaín Álvarez. Desde allá nos avisaron y a él le indicaron venir acá, pues era por donde debía comenzar el proceso, hablando en términos migratorios, tal cual lo hicieron Pavel Quesada y Edwin Vassel.

“A mí no se acercó: llevo más de seis años sin hablar con Arruebarruena. Por razones personales fue a Matanzas y, de forma extraoficial —pues oficialmente no tengo notificación alguna— pidió jugar por allá. Yo, al frente del grupo de trabajo, estaba en la mejor disposición de incluirlo; todos sabemos cuánto repercute su presencia en el espectáculo para el pueblo y su aporte al equipo, dada su experiencia y calidad como atleta.

“Pero él lo decidió de esa manera, es la realidad. En las calles, en las peñas, dicen muchas cosas y solo esperaba esta oportunidad, ante la prensa, para declararlo públicamente, enfatizó Alaín. A mí no se acercó y, repito, estaba en la mejor disposición de incluirlo”.

Por su parte, el comisionado Liván Angarica declaró lo siguiente: “Vino a verme y le di la misma indicación de país: ir a Inmigración, actualizar su estatus migratorio y luego hacernos la solicitud por escrito. Nunca más contactó con nosotros.

“Después nos enteramos de su ida a Matanzas. Nos comunicamos con el comisionado allí y en efecto, presentó su carta de solicitud y ellos lo enviaron a la Comisión Nacional. Según nos informan los compañeros de Inmigración, la repatriación es un proceso que la persona debe hacer por su provincia de origen.

“Sí tenemos que dejar claro que no existe ningún inconveniente en dejarlo jugar por Cienfuegos; ahora, si no lo desea, tampoco le pondremos trabas para desempeñarse con otros”, concluyó Angarica.

Los casos de Pavel y Vassel dieron a los directivos del béisbol local la experiencia de cómo actuar en tales circunstancias. Sin embargo, no deja de ser notable que la resolución del trámite migratorio de ambos —como el de cualquier cubano— , previsto a demorar entre uno y 180 días (seis meses), los tuvo más de un año fuera del terreno.

En cuanto a Arruebarruena, ya por las redes sociales y en varios sitios de prensa extranjera circula la noticia del visto bueno de la comisión yumurina a su eventual llegada. Las informaciones aseguran, incluso, que el abreuense ya tiene dirección de residencia en la Atenas de Cuba e inició sus trámites de repatriación.

Por supuesto, a esta trama aún le resta la versión de su principal protagonista, Arruebarruena, de quien se dice (al menos hasta el momento de redactar estas líneas) está fuera del país.

Sin embargo, los hechos confirman lo importante ahora: no estará con los Elefantes de Cienfuegos en la 59 Serie Nacional de Béisbol, así que lamentaciones o reproches sobran, a cualquier instancia. Enfocarse en quienes sí defenderán la casaca paquiderma es ahora la principal y única urgencia.

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Darilys Reyes Sánchez

Licenciada en Periodismo. Graduada en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en 2009

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