La cola del papalote

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Hay cienfuegueros que se pasan varias horas en las afueras de una tienda. Al sol, de pie o bajo lluvia. Duermen. Hacen listas para cuando aparezca la mercancía y forman una cola de papalote anclada al establecimiento surtido.

Un contexto que se prolonga en el tiempo, debido a factores externos —como las más de 220 medidas impuestas por la administración de Donald Trump contra el pueblo cubano—, e internos, como la falta de recursos financieros derivada de lo primero, así como la casi nula entrada de turismo a la Isla y la disminución significativa de otras fuentes de ingresos en tanto consecuencia de la crisis económica mundial generada por la pandemia, a lo cual se suma además, que aún no hemos sido capaces de producir lo suficiente.

El desabastecimiento está y pudiera persistir mucho más en el futuro si no somos capaces de despojarnos, también, de vicios burocráticos, ineficiencias y surcos sin sembrar; o si pocos trabajan, de cara a lo cual un nuevo sistema de tanta importancia como la Tarea Ordenamiento se proyecta.

La COVID-19 estruja los indicadores económicos de la nación, los achica y deprime. El nuevo coronavirus nos voltea la rutina y desarma el rompecabezas que ya estaba de exhibición sobre la mesita de noche.

Toda esa realidad es visible, pesarosa y reconocida. Sin embargo, todavía pudiera hacerse más por evitar molestias y estancias prolongadas en las afueras de los centros comerciales cienfuegueros. Las colas son el resultado del estado deficitario de productos de alta demanda en la red minorista, en su mayoría artículos de primera necesidad, y de una acumulación de ineficiencias que no solo toca el hombro económico.

¿Por qué si ya se sabe que entraron 200 paquetes de determinado producto dejan que 500 personas se acumulen en las afueras de la tienda recaudadora de divisa? ¿Por qué hay que demorarse una hora para empezar a vender otro fresco recién llegado? ¿Por qué persiste la morosidad en el servicio recaudador? ¿Por qué no se gestionan medidas que eviten las aglomeraciones en cada uno de los escenarios?

“Hemos insistido en desconcentrar los productos de alta demanda hacia los consejos populares; ha estado ocurriendo, pero no lo suficiente (…) Si en una tienda se reciben 700 paquetes de pollo o de detergente ¿por qué demora un día entero para venderlo? Hay asuntos que no acabamos de resolver. En recorrido por la ciudad hemos visto aglomeraciones importantes, y revisas y solo está trabajando una cajera cuando hay otros empleados sin aportar. Le corresponde a las cadenas de tiendas resolverlo (…) Eso crea molestias sostenidas en la población. Hay personas que se pasan un día entero en una cola y se van y no cogen el producto”, afirmó Alexandre Corona Quintero, gobernador de Cienfuegos, durante el programa radial Aquí el Pueblo.

La sensibilidad hacia los demás no puede ser asunto olvidado en tiempos de pandemia. Las dinámicas del comercio deben estar en función de minimizar el tiempo de espera de los usuarios, de legitimar procesos eficientes del sistema empresarial y viabilizar los procesos de atención a la población.

Cuando un producto de alta demanda entra al establecimiento todos los trabajadores y la administración deberían ponerse en función de dinamizar la venta, destrabar la corriente de público que por lógica empezará a llegar.

Eso ocurre a intervalos en la ciudad; lo abundante son códigos perdidos en el tiempo que condena la posibilidad de expender rápido la mercancía deficitaria, cajeras ausentes o morosas, poca información sobre las cantidades de unidades recibidas, acumulación de personas en las afueras de estos lugares sin que se cumpla el distanciamiento social tan necesario.

El desabastecimiento es un mal tatuaje que demorará en ser restaurado por el dibujante creativo. Las colas estarán hasta que la economía deje de contraerse, deje de bostezar, se produzca más y de la tierra brote el fruto perdido. La Tarea Ordenamiento empuja hacia ese fin, mientras tanto, se impone gestionar mejor el comercio para cortarle la cola al papalote.

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

2 Comentarios en “La cola del papalote

  • el 22 febrero, 2021 a las 10:16 am
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    Toda realidad se describe en esta publicación. Es verdad que estamos ante una crisis, pero los responsables de las tiendas tienen mucha culpa de los molotes que se forman en las tiendas. Por qué si muchos trabajadores hemos ido a centros de aislamiento, sin tener que ver con la Salud, y hemos ayudado, ellos no pueden ayudar en ese sentido? Cómo saben las coleras que van a vender algo y copan las tiendas, para luego revender al doble y al triple la mercancía, por qué se les permite especular sobre las espaldas del estado y el pueblo? El jueves, por ejemplo, sacaron café en el Bazar del Boulevard, pues las coleras y coleros, también hay hombres, se lo llevaron TODO, y ya en la tarde lo veíamos en las redes sociales y en los barrio, a altos precios. Los trabajadores de las tiendas y los “pensadores” de esas cadenas deben demostrar lo comprometidos que están con esta Revolución y hacer algo YA, porque hasta ahora solo han entorpecido la vida de nuestra gente, hasta de los mismos médicos que salvan vidas y no tienen un buchito de café mañanero para comenzar el día. Y en los barrios ni hablar, en los kioskos donde se vende por libreta hay 12 ayudantes y todos se van con la jaba llena

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    • el 23 febrero, 2021 a las 2:33 pm
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      Estoy muy de acuerdo con usted Ofelia, yo soy madre trabajadora y aun en las condiciones epidemiologicas que nos encontramos me mantengo laborando. Soy testigo de la falta de respeto por parte de esas personas que son los encargados de anotar las libretas en las tiendas donden venden los productos de pollo, detergente y aceite. ¿Quién ubica a esas personas a realizar ese trabajo?¿De dónde provienen?¿A que centro de trabajo pertenecen? porque en verdad donde yo compro esa persona encargada de ese trabajo vive velando a las personas y sin embargo su familia y el salen cargados de esa tienda todos los dias. Como mismo tenemos personas de varios sectores responsablemente pesquizando debemos mejorar la calidad de estas personas que viven solo pensando en sus beneficios. Por otra parte es real que los y las coleras no nos dan oportunidad alguna de comprar y culpa de estos tiene las tenderas que les informas las mercancias que van a tener al dia siguiente. Debemos velar por esto.

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