Harina de otro costal

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Entre las industrias más golpeadas en la provincia por los embates del período especial estuvo el Molino de Trigo de Cienfuegos. Una tecnología ya vieja a la sazón, escasez de piezas de repuesto e inestabilidad en los suministros de la materia prima, hicieron que en 1995 la producción de esta entidad tocara fondo, cuando apenas llegaron a las 45 000 toneladas de harina, la más baja de por vida.

 

HISTORIA PASADA

La Perla del Sur cuenta con condiciones portuarias idóneas y una posición geográfica estratégica en el centro del país, por lo que esas razones pesaron mucho sobre la decisión de construir en la zona industrial de O’Bourke, muy cerca del litoral de la bahía de Jagua, una pequeña planta de factura italiana, para el molinado de maíz. Esa misma maquinaria luego se adaptó para procesar harina de trigo. Cuatro años más tarde se ponían en explotación otras tres líneas más con el mismo fin, esta vez con mayor capacidad, procedente de la República Democrática Alemana (RDA).

Con el crecimiento de la instalación surge la Empresa Cereales, la que tenía como misión fundamental abastecer del producto a todas las provincias desde Matanzas hasta Camagüey. En poco tiempo los resultados de este objetivo económico le merecieron el reconocimiento entre sus iguales dentro del Ministerio de la Industria Alimentaria.

Desde el punto de vista productivo, se alcanzaba la capacidad potencial instalada en 1988, al implantar el récord histórico hasta esa fecha, con 123 000 toneladas. A ello se sumaba otro aval, el de la calidad. Por supuesto, que este último indicador estaba en correspondencia con una de las mejores materias primas del mundo procedente de Canadá.

Así las cosas, llega el derrumbe del campo socialista, primero, y la desaparición de la Unión Soviética, después. Con el descalabro, como se ha dicho, comenzó un segundo bloqueo a Cuba, quizás tan férreo como el económico impuesto por los Estados Unidos a nuestra Patria.

Ya en mitad de la década del 90 el deterioro técnico de la planta la hacen prácticamente insostenible en cuanto a eficiencia. Ante el colectivo se presenta una insoslayable disyuntiva: o cierran definitivamente su centro de trabajo, con las nefastas consecuencias para ellos y el resto de la población, o ponían a funcionar sus neuronas en busca de otra alternativa posible.

 

SE IMPONE EL INGENIO CRIOLLO

El “ser o no ser” de los molineros sureños estuvo muy claro desde el primer momento. No existía la menor duda de que la balanza se inclinaría por la segunda opción desde el principio. Para ello contaban con la principal carta de triunfo: el capital humano.

Fue entonces que entró a jugar un papel decisivo el Movimiento de Innovadores y Racionalizadores del lugar, que tuvo que fortalecerse a golpe de constancia, inteligencia y entrega para encarar el fundamental reto: mantener activa la industria.

Tal auge alcanzó en aquellos momentos la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), que se mantuvo como tradición su labor ascendente, al punto de que hoy cuentan con unos 135 miembros (aproximadamente la tercera parte de la plantilla de la entidad), agrupados en cinco comités y dirigidos por un Buró (BIR), que ostenta la condición de Vanguardia Nacional.

“Pues bien -recuerda Rolando Alonso Delgado, director Técnico, de Calidad y Desarrollo de la Empresa-, de inmediato comenzamos a colegiar ideas con los aniristas. De las tres líneas alemanas, dejamos solo una en producción, para disponer de las necesarias piezas de repuesto. Con equipos descontinuados de un molino de La Habana, y algunos insumos nuestros, se conformó una segunda línea, algo así como un engendro criollo; lo llamamos cariñosamente ‘Frankestein’ “.

A partir de toda esa remodelación e iniciativas, la entidad comenzó a levantar, con una lenta, pero segura recuperación, gracias a la consagración y la fe de muchos. El premio a todo ese esfuerzo llegó en el 2002, cuando lograron producir 82 000 toneladas. Ese mismo año se establece como estrategia nacional eliminar la importación de harina, pero para ello era imprescindible someter a todas las empresas de cereales a un intenso programa inversionista, que comenzó por la planta de Santiago de Cuba.

 

HISTORIA PRESENTE

Refiere Rolando que los trabajos constructivos para asimilar la nueva tecnología de avanzada -completamente automatiza y de factura italiana- comenzaron en febrero de 2003 y estuvieron a cargo del Contingente 5 de septiembre y de la ECOA 37. No obstante algunos atrasos por la magnitud en la adaptación para asumir el nuevo equipamiento, el montaje se hizo en tiempo récord y con muy buena calidad. Así, en octubre de ese mismo año comenzaba la puesta en marcha.

“Son muchas las ventajas -acota el director técnico-, pues aumenta considerablemente la capacidad productiva de cada línea, con una óptima eficiencia industrial y energética, así como excelente calidad, claro, dado que el trigo es de los mejores del mundo. El costo de la tonelada de harina molinada en el país se reduce considerablemente. Por otra parte, disminuye completamente la contaminación ambiental”.

Agrega el directivo que otro importante aspecto a tener en cuenta, entre los numerosos beneficios, es que a partir de ahora se aprovechan todos los subproductos, destinados a la alimentación de la masa porcina fundamentalmente. Abunda en que cuando se esté a plena capacidad de explotación, esa rama agropecuaria recibirá tres veces más cantidad del suplemento alimenticio que antes.

Aunque parezca contradictorio, el aumento paulatino de la producción acarreó otro problema: el de la extracción:

“Las entidades transportistas no estaban preparadas para esto -precisa Rolando. No obstante, en los últimos meses se ha ido paliando la situación con la habilitación de 62 casillas de ferrocarril, destinadas íntegramente a transportar la harina, pero la meta es llegar a 120 de estos medios”.

Es bueno señalar que a veces se demora la descarga en los puntos de recepción, por tanto, retarda el retorno y esto agudiza el problema. Vale el llamado de atención a los compradores de las seis provincias.

En estos momentos la situación más acuciante se presenta con el abasto de agua, por dificultades de la conductora. Para enfrentar esta irregularidad, el plan emergente ha sido incrementar las reservas diarias del líquido a través de cisternas, hasta tanto se le dé la solución que lleva.

Desde el punto de vista tecnológico sólo quedaba atrasado el primer molino, aún en explotación, y casi una reliquia histórica de la fábrica. Pero, como para no desprenderse de tan preciada prenda sentimental, también se lleva a cabo su remodelación, por ahora con algunos equipos nuevos. Esta inversión, que se ejecuta por el Contingente 5 de septiembre y fuerzas propias, una vez concluida (según programa en agosto de 2004), aumentará la capacidad de molinado y elevará la eficiencia, además de introducir mejoras en la calidad del producto terminado.

 

SINDICATO CON BUEN TIMONEL

Esta flamante instalación es como regalo nuevo para un colectivo que, por sacrificado y perseverante, bien se lo merece. Por supuesto que aquí los trabajadores se han convertido en sujeto y objeto de todo este programa, y así lo corroboran las miles y miles de horas voluntarias aportadas a lo largo de todo el proceso constructivo.

Bárbara Sánchez Pedraza, tecnóloga de profesión y fundadora de la plantaY quién mejor para hablar de las virtudes de sus compañeros que Bárbara Sánchez Pedraza, tecnóloga de profesión y fundadora de la planta por más señas, quien ha guiado con mano diestra el Buró Sindical por muchos años.

“Somos una familia con sentido de pertenencia -dice. Y si no, ¿cómo poder lograr todo lo que hemos alcanzado y a lo que llegaremos en un futuro? ¿Cómo ha sido? Con mucho trabajo político ideológico; haciendo que prenda la emulación y comprometiendo a todos en cada uno de nuestros objetivos”.

Como contrapartida obrera de la administración, y además por las cualidades éticas que la caracterizan, Bárbara sería incapaz de dar “gato por liebre” en cuanto a la atención al hombre, por eso señala, sin ningún tipo de compromiso, a no ser con el de los afiliados que ella representa:

“Ha mejorado mucho en todos los sentidos. Usted puede hacer una encuesta y estoy segura que la respuesta mayoritaria será positiva; naturalmente, con las insatisfacciones lógicas. Los beneficios tienen que ver con la organización laboral, la alimentación, ropa y calzado de trabajo, atención social a la familia, etc…”.

¿Y qué le faltaría entonces al Sindicato?

“Perfeccionar todo el sistema sindical, en el funcionamiento y las nuevas estructuras trazadas por movimiento obrero. Para ello acudimos a la capacitación de los cien dirigentes de base como la principal vía de acción. El trabajo hombre a hombre es nuestra carta de triunfo”.

Habló también de la reducción del delito y la participación de los trabajadores en el enfrentamiento a la corrupción y las ilegalidades; de las decenas de proyectos para lograr cada día mayor nivel de satisfacción; en fin, habló con optimismo de muchos sueños hermosos por realizar.

¿Y cómo no lograr lo que se proponga el colectivo que un día vio en peligro de desaparecer su fábrica y decidió echar su suerte junto a ella hasta sacarla de la crisis? Estos son los hombres y mujeres que han tenido siempre el mismo apego por “sus hierros”, quienes en los momentos más duros alzan sus ojos y recorren con la vista los altos silos, esos mismos que viera Fidel en las dos oportunidades en que visitó la planta. Ese solo recuerdo los alienta a seguir con renovados bríos.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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