El alma generosa de Cuba en Lombardía

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Hasta en medio del caos surge la esperanza, esa que mueve a quienes con inmensa vocación de servicio dedican su vida a salvar la humanidad. Desde Lombardía, epicentro de la epidemia del nuevo coronavirus en Europa llega la buena nueva: en diez días de labor, los miembros de la brigada médica cubana, lograron la recuperación y el egreso de la tercera parte de los enfermos de la Covid-19 allí.

Más de 55 años brindando ayuda solidaria en el mundo, la cooperación médica cubana comenzó en 1963 con el envío de un grupo de profesionales, tras un devastador terremoto en Argelia. Tal programa social  marcó el inicio de la materialización efectiva del postulado: “la salud es un derecho de todos los ciudadanos y una responsabilidad del estado”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que se necesitan cuatro millones de profesionales del perfil, altamente calificados para suplir carencias  que inciden en la mala calidad de vida de los pueblos tercermundistas.

Vale destacar que en honor de ese postulado sobran aquí miles de ejemplos, como el del 3 de noviembre de 1998, cuando cinco días después del azote a Centroamérica del poderoso huracán Mitch, una brigada médica cubana inauguraba la nueva modalidad de cooperación en el campo de la salud en Honduras.

La idea tuvo su expresión más concreta y objetiva en la aplicación de acciones diseñadas para la ayuda gratuita en Latinoamérica y el Caribe, la cual se extendió a África y Asia, incluida la formación de profesionales, tanto en sus propios países como en la nación antillana, en aras de garantizar el desarrollo sostenible de esa colaboración.

Luego, en el discurso del 1ro de mayo de 2006, el presidente Fidel Castro expresó que el nuevo programa de formación de Médicos Latinoamericanos sería una gran red, creadora de galenos con vocación internacionalista acorde con el modelo cubano.

Con toda esa herencia, la medicina cubana lidera hoy los más humanistas programas de ayuda a países afectados por el nuevo coronavirus.

En Lombardía titilan los destellos de quienes pertenecen a la constelación de estrellas del humanismo, sin miedo, con alta moral y mostrando resultados alentadores.

Tal como sostienen los criterios médicos, un organismo no queda igual después de un virus, pensemos que así mismo ocurrirá con nuestro planeta luego de esta gran pandemia del siglo XXI, pues modificará sus modelos disciplinarios en cuanto a educación sanitaria y también los dechados morales.

Confiemos en el mundo del mañana, más solidario y ennoblecido.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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