Banco de semillas certificado en Mayarí: allí donde germina el café

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Un Banco de semillas de café certificado ha echado raíces en Mayarí, sitio ubicado en la parte suroriental del macizo de Guamuhaya, a unos 800 metros sobre el nivel del mar. Allí están las mejores matas, el mejor grano, el café de mejor calidad.

Jesús Chaviano Ruiz, productor a cargo de la finca, un cafetalero a quien le precede una bien ganada fama en estas labores, nos adentra en ese, su mundo real-maravilloso:

Nuestro objeto social es producir café y semilla certificada para cubrir las necesidades de la Empresa Cafetalera Eladio Machín, de Cumanayagua. El excedente va a las necesidades del resto del país.

Aquí contamos con diez hectáreas enteramente dedicadas a lo que les explicaba, en coordinación con la Empresa y la Estación Científica Experimental de La Herradura en Jibacoa, provincia de Villa Clara, en los afanes por lograr una semilla base, de ocho variedades, de las 21 que allí producen, altas productoras y resistentes a plagas y enfermedades.

La Finca cuenta con diez hectáreas enteramente dedicadas a producir café y semilla certificada. /Foto: Magalys
La Finca cuenta con diez hectáreas enteramente dedicadas a producir café y semilla certificada. /Foto: Magalys

Isla 53, 611 y 614, entre otras, son algunas de las variedades con las que contamos. En estos momentos laboran acá 18 trabajadores, en una plantilla que fluctúa en dependencia del trabajo que genera la finca. Ahora precisamente estamos en franca maduración y necesitamos más fuerza que en otras épocas del año”.

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Por acá arriba nos encontramos con trabajadores de la Empresa Eléctrica, quienes dicen laborar en el proyecto de instalación de una minidespulpadora. ¿Qué objetivo tiene dotarse de una planta de este tipo cuando ya existen otras en el lomerío?

Se trata de una pequeña despulpadora para beneficiar el café que se destina a semilla, y su razón es bien importante, porque el nuestro no debe mezclarse con el resto del grano a comercializar. Es un proceso riguroso, que debe comenzar dentro de las primeras 8 horas después de recolectado, para que la fermentación no dañe el fruto. Vaya, que queremos todo discurra de manera óptima, porque en esas semillas está el futuro y la eficiencia productiva del café en los próximos años”, comenta este guajiro con ojos color de mar.

Para que no se mezclen las variedades, las parcelas están bien delimitadas y señalizadas además. El secado se realiza a la sombra, usando las bondades del aire, al natural. La “Eladio Machín” demanda una tonelada de semillas, y el resto va al balance nacional.

Nos encontramos a unos 780 metros sobre el nivel del mar, y al decir de Jesús Chaviano Ruiz, “esta es la altura óptima para producir la semilla”. El propósito es lograr que en la Finca se cierre el ciclo semilla-beneficio-vivero, “este último cubrirá con posturas las necesidades de los campesinos de la zona”, afirma el avezado caficultor a quien se le desbordan humildad y sencillez, ingredientes que le suma a esa semilla que al calor de los cuidados de su gente germina.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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