Agricultura biológica: por el bien de la familia y el medio ambiente

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Nada hay más apetecible y agradable que ingerir alimentos del agro en cuyo cultivo no se hayan utilizado elementos químicos. Para ello es necesaria la implementación de la agricultura biológica o ecológica, la cual es un concepto diferente de la agricultura industrial.

Aunque en la provincia muchos campesinos y cultivadores de la zona urbana desarrollan la agroecología, es necesario que muchas personas más se sumen a esta técnica por los beneficios que reportan al género humano y al medio ambiente.

Contrario a lo que se cree, la agricultura biológica lejos de ser una práctica retrógrada, es creativa, científica y avanzada. Permite la solución de graves problemas ambientales, sanitarios y sociales, producidos por el desequilibrio que supone la desaparición de la verdadera agricultura y los agricultores. Al no usar agroquímicos, ahorra dinero al productor, que utiliza para la fertilización los subproductos de la finca, con lo que evita, además, la contaminación.

Supone también el ahorro de maquinaria pesada y combustibles y, por tanto, evita la consiguiente contaminación. Al no usar biocidas y otros productos tóxicos mejora la salud de productores y consumidores y eleva la calidad alimentaria. Conserva y amplía la variedad de plantas cultivadas que los agricultores han sabido utilizar para mejorar suelos y proteger cosechas. Es ecológicamente beneficiosa al respetar las especies silvestres animales y vegetales que conviven alrededor de los cultivos.

Desde hace más de 40 años, científicos y técnicos en todo el mundo, estudian y trabajan por la mejora de las técnicas agronómicas de la agricultura biológica. Las diferentes tendencias ó métodos de los cultivos tienen en común la no utilización de productos químicos de síntesis y el conocimiento del suelo como organismo vivo. La fertilidad del suelo y el equilibrio del ecosistema son la clave del éxito en esta práctica.

Entre las múltiples ventajas que reporta la agricultura biológica está la producción de alimentos saludables, ricos en nutrientes y sabrosos; protege la salud de los agricultores, fertiliza la tierra y frena la desertificación; favorece la retención del agua, fomenta la biodiversidad; mantiene el hábitat de los animales silvestres; no despilfarra energía; preserva la vida rural y la cultura campesina; es socialmente más económica y permite una verdadera seguridad alimentaria.

Los productos biológicos, cultivados sin uso de agroquímicos y respetando los ritmos naturales, sin aditivos, son equilibrados y muy ricos en nutrientes.

Los cereales integrales, convenientes en la dieta por su riqueza en fibras y minerales, deben ser biológicos. Si han sido cultivados con pesticidas, estos quedan en mayor proporción en las cascarillas exteriores, por lo que resultan más peligrosos que los refinados.

Contribuye a mantener el patrimonio genético, ya que para dejar de usar biocidas es imprescindible que las plantas que se cultiven sean rústicas, adaptadas al lugar, es decir, autóctonas. Devuelve a la agricultura su papel de transformadora de energía solar en energía alimentaria.

El compost, como base de fertilización, hace del suelo un medio adecuado para albergar vida y alimentar a los microorganismos que en él habitan, los cuales son los que van a poner a disposición de la planta los elementos que necesita para su correcta alimentación. La fertilización química mata la vida microbiana del suelo. Al consumir productos biológicos se contribuye a extender su cultivo y, por tanto, a evitar la contaminación de la tierra, las aguas y el aire.

Los productos biológicos no resultan más caros para la economía familiar. Protegen mejor la salud y, además, su contenido en nutrientes por unidad de peso es superior al de los convencionales, por ello cubren mejor las necesidades con menor cantidad que los otros.

En un alimento no biológico, para obtener cada caloría se gastan en producción, preparación, transporte, y otros factores diez calorías, procedentes de fuentes no renovables. Con el consumo de productos biológicos se contribuye al ahorro de energía y al reciclaje.

La agricultura biológica es una forma de producción que no solo contempla los aspectos relacionados con la salud y el medio ambiente, sino que además regenera y enriquece el patrimonio del agricultor y por tanto de la naturaleza.

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

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