Una ciencia al servicio de la justicia

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El pasado 31 de diciembre un accidente de tránsito segó la vida de un hombre. Para colmar el ya de por sí muy lamentable suceso, el conductor y sus acompañantes se dieron a la fuga sin intentar prestar la menor ayuda a la víctima.

Intensas investigaciones permitieron que en solo tres días detuvieran a los implicados y se ocupara el auto. Desde entonces, un grupo de peritos del Laboratorio Provincial de Criminalística trabaja en el esclarecimiento de lo ocurrido. Siempre es su labor el componente científico que hace irrefutables las pruebas presentadas en cualquier proceso penal.

De este caso en particular comenta el mayor Roque Luis Crespo Rodríguez, de la especialidad de Trazología. “En el impacto se quebró el parabrisas y aunque casi todos los fragmentos de vidrio se quedaron en el interior del auto, en el lugar del hecho se encontraron algunos. También allí quedó un espejo retrovisor, un indicador derecho y fragmentos de la pintura. A esos indicios se les aplica el peritaje de total por sus partes y el de análisis de materiales (así llamados en su argot) y se comprueba si realmente pertenecen al vehículo sospechoso”.

El mayor Roque Luis Crespo Rodríguez aplica el peritaje de total por sus partes al parabrisas del auto implicado en el accidente. Foto: de la autora
El mayor Roque Luis Crespo Rodríguez aplica el peritaje de total por sus partes al parabrisas del auto implicado en el accidente. Foto: de la autora

Minuciosidad y cuidado requieren estas tareas, donde un pequeñísimo elemento puede resultar determinante. Labor creativa y a la vez metódica, típica del quehacer de la ciencia.

Hasta un total de 17 llegan las especialidades de la Criminalística en Cienfuegos, entre ellas Fotografía y Video, Odorología, Balística y Biología, departamentos en los cuales se desempeñan hombres y mujeres que a su uniforme de oficiales adicionan la bata blanca.

DEL LUGAR DEL HECHO AL LABORATORIO

Rememorando sucesos acontecidos en el segundo semestre de 2016, la mayor Ana Belkis Mejías Hernández, especialista en Dermatoscopía, cuenta de la ocurrencia de robos con fuerza continuados en la ciudad de Cienfuegos, con modus operandi similares: la fractura o el retiro de tablillas a las persianas. “Cuando buscamos en el Sistema Automatizado de Identificación CUBAfis no encontramos impresiones dactilares coincidentes con las huellas levantadas en el lugar del hecho. Entonces realizamos una comparación manual de cada huella y hallamos que coincidían en seis hechos. Ya teníamos lo que llamamos un incógnito”.

Con satisfacción, esta mujer, que ha dedicado más de 20 años al trabajo pericial, asegura que cuando detuvieron a tres sospechosos y se les tomó las impresiones, resultó muy fácil determinar quién había sido el autor.

Un gusto semejante por su profesión manifiesta el primer teniente, de 32 años, Kennie Corcho Pérez, de la especialidad de Documentología. Entre sus peritajes habituales y coincidiendo con los que más él disfruta, se encuentran los relacionados con billetes falsos, muchos provenientes del delito de estafa.

“Se trata de un trabajo exhaustivo y técnico que incluye los tipos de impresiones, las microimpresiones y el empleo de la luz ultravioleta para comprobar medidas de seguridad, como las fibras de color y la fluorescencia del soporte”, dice.

De los peritajes integrados comenta el teniente Zuliesky Villazón García, quien asegura que cuando las investigaciones de diferentes áreas se complementan, el proceso adquiere mayor calidad. “Resulta frecuente, por ejemplo, que un peritaje que inicie en el área de Informática Criminalista, transite por Fotografía y Video y culmine en la especialidad de Identificación de Personas por sus Rasgos Exteriores, conocida popularmente como retrato hablado”.

Sobre su especialidad, la Informática Criminalista, señala que es una de las que más rápidamente evolucionan en el mundo, y Cuba, a pesar de las limitaciones existentes, cuenta con la tecnología más avanzada.

Recuerda el primer caso que trabajó, allá por 2014, relacionado con tarjetas de colaboradores a las que ilegalmente se les extendía la vida útil, lo que permitía a los involucrados seguir obteniendo el beneficio del 30 por ciento de rebaja de los precios en las tiendas.

“En aquella oportunidad se ocupó el equipamiento informático del autor del delito y mediante los análisis criminalísticos se comprobó la actividad delictiva y se aportaron nuevos elementos de interés para la investigación”.

PREPARACIÓN, COMPROMISO Y ÉTICA

El curso básico para aspirantes de nivel medio superior, y el superior —con una de las especialidades mencionadas incluida y para estudiantes que ya posean un título universitario—, han constituido las formas esenciales para la formación de estos profesionales. Desde este curso 2016-2017, la carrera también se oferta a los estudiantes que culminan el duodécimo grado, para ser estudiada en los institutos superiores del Ministerio del Interior.

Por su carácter eminentemente científico, quienes se desempeñan como peritos criminalistas deben caracterizarse por su superación constante, pues a medida que avanza la ciencia y la técnica, crecen las oportunidades para “hacer hablar” a indicios y huellas. De su aplicación adecuada —siempre demandante de elevadas dosis de compromiso y ética profesional—, la certeza de que no valen falsedades, enmascaramientos ni huidas posibles.

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Marian Cabrera Ruiz

Periodista graduada en la UCLV Marta Abreu, de Las Villas. Capitana del Ministerio del Interior.

Un Comentario en “Una ciencia al servicio de la justicia

  • el 13 enero, 2017 a las 11:23 am
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    Excelente trabajo. Creo que deben ser más frecuentes, pues lograremos disminuyan los robos, las falsificaciones, el engaño y algo más importante, motivaremos a los jóvenes a incorporarse a tan humana misión. Gracias en nombre del pueblo.

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