Un pedagogo de Portugalete con raíces (vascas) en Portugalete

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Sus padres, y supongo que sus tres tías beatas también, vinieron al Sanatorio de la Colonia Española, donde él nació el primer día de febrero de 1952, con ropita rosada; porque cuando aquello aún faltaba mucho para el tiempo de los ultrasonidos, y como ya tenían un varoncito de cuatro años querían completar la clásica parejita. Junto con pañales y culeros se trajeron también un nombre para la criatura por nacer: María de las Lourdes.

Antes de la fecha crucial, cuando tocaba la barriga abultada de mamá, el primogénito, Calixto, llamaba Luly, a quien terminaría siendo su único hermano, Eduardo de la Caridad Luzárraga Tejada.

“Nada que ver la lista con el billete”, dice al cabo de tanto tiempo quien es reconocido por mucha gente por el apelativo familiar destinado a la niña que no fue. Y terminó siendo un homenaje doble. Del padre al líder ortodoxo Eddy Chibás, inmolado medio año antes, y de la familia católica al Hijo del Carpintero.

En 1946, con el matrimonio de Calixto Luzárraga Bilbao y María Josefa Tejada Avello se enlazan en Palmira dos familias vascas, originarias de un mismo pueblo de dicha región española: Portugalete. Y se van a vivir al batey del cercano central Portugalete, propiedad de Mamerto Luzárraga, renombrado Elpidio Gómez tras su nacionalización en 1960, en el citado municipio cienfueguero.

De pequeño Luly gustaba de escuchar las narraciones de la tradición familiar. Su bisabuelo Cleto Tejada en realidad se apellidaba De la Tajada, pero un hermano llegado a la Isla con anterioridad y asentado en Santiago de Cuba le aconsejó que dado el carácter burlón de los criollos lo transformara. Ese mismo ascendiente “aunque solo sacó tres votos, pero era el mejor preparado” fue el primer alcalde al constituirse el Ayuntamiento de Palmira, el 1 de enero 1879.

Esa y otras narraciones adornaban las noches infantiles de Luly en el central, cuando solo se escuchaba el cadencioso ruido de la molienda y el olor a melaza se hacía más intenso. En la tertulia de los mayores se solía contar la historia de Pablo, un primo lejano a quien de adolescente la leyenda familiar ubicaba en el pupitre de la clase de Gramática dictada por el profesor José Julián Martí Pérez en la escuela neoyorkina del número 220 de la calle 63. Cuando corrían los dos primeros años de la última década del XIX.

En el sano ambiente del batey, donde las pocas familias se visitaban en las tardes y dejaban las puertas abiertas cuando se ausentaban, entre juegos de pelota, trompos y bolas transcurrió la infancia de Luly, que estudió en la escuela pública del lugar y aún recuerda a sus maestros: Petra Roda, la de primer grado “nacida y criada en el ingenio”; la cienfueguera Adria Castro, y los palmireños René “Tutú” López, “Chicha” Calleiro y Nereida González.

A mediados de los 60 se impone la mudanza familiar a Palmira, donde él cursaría entre 1964 y 1967 la enseñanza secundaria en la flamante escuela recién construida en la salida hacia Cienfuegos, “que primero fue nombrada Juan Dionisio Cabrera Nodarse, un pedagogo del propio pueblo”. Le confieso que ignoraba el dato de la que fuera unos añitos después mi escuela, ya rebautizada como Gil Augusto González, palmireño también y mártir en Playa Girón.

“Soy pedagogo porque mi profesor de Física de entonces era el hombre más versátil que he conocido. A él se lo debo. Soy defensor del modelo, esa persona que te inspira. Y el modelo para mí fue Freddy Galo García y Gómez, un hombre joven, alto, atlético, que cuando faltaban los maestros de Química, Inglés o Educación Física asumía la clase y no se notaba la diferencia.

“Cuando jugaba pelota era el mejor, en baloncesto el que más canastas colaba, en la Escuela al Campo, el ranger”, abunda en su admiración por el referente magisterial.

En el curso de su séptimo grado aquel claustro lo dirigía Pablo Muñoz Santaya, “quien con un carraspeo o dos ponía a toda la escuela en atención”. De sus integrantes le vienen a la memoria los nombres de Aida Flora Fernández Orfila, Alicia Arias, Luis Fuentes Santa Coloma, Eugenia Tristá, María Dolores Benet, Arturo Zafra y Caridad León. Georgui González sucedería después a Muñoz Santaya al timón del plantel.

Por Luly me entero de algunos detalles del modelo educativo de los 60. Para ingresar al séptimo grado era necesario pasar un pre-curso de 45 días, el cual clasificaba a los estudiantes por su rendimiento académico y su posterior ubicación en grupos que recibirían una atención docente diferenciada.

Para egresar de la enseñanza secundaria la escuela confeccionaba un listado de alumnos con condiciones para vencer la primera convocatoria de la prueba de nivel, un examen de cuatro horas con contenidos de los tres años académicos y todas las asignaturas. Y los elegidos pasaban un “concentrado” intensivo de 21 días en Lajitas.

La asignatura de Educación Laboral se nombraba entonces Artes Industriales y en noveno grado otra materia afín, Fundamentos de la Producción, programaba visitas a fábricas y al final los estudiantes, en equipo, rendían un informe de la experiencia.

De aquella generación de imberbes palmireños; peludos, beatlemaníacos y de pantalón de tubo, a la que perteneció se enorgullece recordar que “casi todos tienen un nombre y un apellido en sus profesiones”. Y desfilan por su memoria visual los rostros juveniles de futuros médicos, el cardiólogo infantil Orlando Berovides Padilla, los clínicos Juan de Dios Rivero Berovides y Gustavo del Sol, quien fuera subdirector del Hospital Aldereguía, y la dermatóloga Dolores Castillo. También el de Ladislao Reyes, un guajirito de la finca La Amalia, que se especializó en Perforación del Petróleo.

En 1969 mientras cursaba el onceno grado en el Jorge Luis Estrada hubo un llamado al Servicio Militar Obligatorio que “dejó el Pre vacío”. Y él, religioso y precedente de una familia acomodada, fue llamado a filas.

Luly les atribuye a sus genitales las pequeñas conquistas que le fue arrancando después a la vida. “Porque nunca me he dejado vencer y eso se lo debo al Servicio Militar. Profesionalmente siempre me ponía metas más altas”, recapitula quien en septiembre de 1972 empuñó la tiza, con una preparación pedagógica de apenas quince días en Manacas, y en 1980 ya era el metodólogo provincial de Física.

Al regreso a la vida civil se imponía buscarse un trabajo en cuánto antes mejor. En la oficina de empleo le ofrecieron tres opciones: agricultura, Autopista y hotel Pasacaballos, entiéndase construcción en las dos últimas. Pero alguien orientó sus pasos hacia la Dirección Regional de Educación, entonces en Prado, donde luego se ubicó la delegación del MINAZ.

A la pregunta de qué asignatura le gustaría impartir necesitó apenas una millonésima de segundo para responder. Tal vez el profesor Freddy Galo se lo estaba soplando al oído. “Tú eres el que me hacía falta”, le animó Leonor Martínez, la coordinadora regional de la materia. De allí salió con su ubicación en la secundaria básica Mártires de Bolivia, una vaquería de Juraguá reconvertida en plantel y génesis cienfueguera de las ESBEC, donde enseñaría durante el curso 72-73.

A continuación, su tren pedagógico pasaría por las estaciones cienfuegueras de Cinco de Septiembre, Raúl Suárez, Van Troi, Juan Olais y la EIDE. Y entonces Humberto Morera, sustituto de Leonor en la parcela de la Física, “una persona de principios, humano, chévere, vecino de La Caridad en la carretera de Palmira”, lo capta para que le sustituya en el cargo. Y en 1980 el recién graduado universitario Luzárraga Tejada asume para toda la próxima década como metodólogo provincial.

Miembro del Equipo de Colaboración del Ministerio de Educación, participante a ese nivel en las labores del Perfeccionamiento (1987-88), integrante del colectivo de autores de los textos de la materia, y un curso de perfeccionamiento en mecánica cuántica y astronomía impartido en 1989 por la Universidad de Dresde, antigua República Democrática Alemana, fueron páginas de su expediente en aquel productivo decenio.

Al regreso se trajo en la maleta el nombre del hijo en camino, el de un futbolista del Dynamo Dresde, que cubanizó como Jayson, y la experiencia de haber asistido a los estertores del socialismo real en el oriente alemán.

Con el prólogo de la última década del siglo, introito también del Período Especial, las circunstancias reconducen sus pasos al terruño natal, donde pasaría los siguientes 19 años “haciendo papeles” en una oficina de la Dirección Municipal de Educación.

“Pero nunca me desvinculé de la asignatura”, se congratula quien recuerda, mientras la ancianita María Josefa permanecía hospitalizada, apoyarse sobre sus hombros con un mensaje de esperanza la mano de médicos que se habían sentado en su aula.

Puesto a buscar detalles de la carrera profesoral, Luly apunta que su nombre aparece en un texto de Física, no como autor porque era obra colectiva, sino en una imagen de la factura de electricidad a su nombre y con la dirección de Estrada Palma 32, en Palmira, la casona familiar de los Tejada.

Desde los años en que el polvo de la tiza manchaba sus manos de pureza tiene un hobby. Filmador y editor de videos “cuando se hacían a martillo y cortahierro”.

“No solo comerciales, fiestas de Quince y esas cosas, también los hice para Educación y la Asociación de Combatientes. Aún mantengo el pasatiempo, digitalizo cintas viejas, reedito videos con programas digitales. Ahora es mucho más fácil la tarea”.

Cuenta que tiene otra afición, “repasarle Física a mucha gente que viene a verme”. A su hogar de la calle Gacel. Gratuitamente.

Jubilado desde 2017, Luly se vanagloria de las recompensas morales otorgadas por su quehacer educativo. Como la medalla inmaterial que lleva prendida al pecho. Un comentario en redes sociales de un exdiscípulo. “Luly no daba clases, hacía magia.

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Francisco G. Navarro

Periodista de Cienfuegos. Corresponsal de la agencia Prensa Latina.

14 Comentarios en “Un pedagogo de Portugalete con raíces (vascas) en Portugalete

  • el 30 junio, 2025 a las 10:15 pm
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    Luli el incansable, el profesional, el compañero, el amigo, brillante hoja de servicio, solidario, querido por sus alumnos, por sus compañeros, por la sociedad. Apasionado por las ciencias puede sentir satisfacción, tantas personas lo hemos expresado literalmente en éstos mensajes.

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  • el 29 junio, 2025 a las 6:03 pm
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    Luly, maestro de maestros, excelente amigo, compañero y jefe. Todo un legado para los profesores de fisica de nuestra isla y en especial la region central de Cuba. Fuiste una inspiracion para mi petsona y muchas otras que bebimos de la fuente de tus conocimientos y sapiensa. Honor a quien honor merece.

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  • el 29 junio, 2025 a las 11:30 am
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    Qué inmenso regalo en este amanecer!!! Leer a Pancho siempre me repleta de placer, pero leer de Luly es lo máximo. De niña nada. Un machazo completo, hombre cabal, íntegro, de mirada transparente y palabra precisa. Un erudito preparado para hablar de cualquier tema. Un hombre común con tantas y tantas historias de vida, que nos dejan boquiabierto. En fin, un amigo, un hermano. Mi gratitud por disfrutar de su amistad y de la tuya, amigo Pancho.

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  • el 29 junio, 2025 a las 10:02 am
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    Si soy fan de Francisco por su agradable manera de narrar, qué puedo decir de Luly. Siempre en Palmira estuvo envuelto en un halo de misteriosas historias. 🤗 Gracias a los dos.

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  • el 29 junio, 2025 a las 9:09 am
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    Mi amigo querido y compañero incondicional . Un regalazo está entrevista a Luly, un merecidísimo reconocimiento a su actitud mantenida durante los avatares d la vida. Gracias a LULY por su amistad y su fiel compañerismo en las buenas y las malas. Gracias a quien tuvo la delicadeza de entrevistar a este grande de la vida y de la profesión más linda q existe en el universo

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    • el 30 junio, 2025 a las 6:13 am
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      ¡Excelente trabajo! Siempre existen periodistas con la sensibilidad necesaria para detectar seres humanos que les son afines en valores y profesionalidad .

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  • el 28 junio, 2025 a las 10:12 pm
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    Excelente historia Cholo. Gracias por publicarla.

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  • el 28 junio, 2025 a las 5:42 pm
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    Luly, el mejor, dentro de los mejores. Excelente en el sentido más amplio de la palabra.

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  • el 28 junio, 2025 a las 7:58 am
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    Merecido reconocimiento para mí amigo Luly. Lastima que el espacio no permite plasmar muchas anécdotas y vivencias de Luly y su familia, como el inesperado y tormentoso encuentro con el Padre Sardiñas, párroco que ofició el casamiento de sus padres otras historias más que me hacían invertir horas escuchando a su querida madre Chichita con esa dulzura y locuacidad que la caracterizaban y que en gran parte heredó Luly. Gracias Pancho, por rescatar estas historias de personas que con su quehacer diario han contribuido a mejorar la vida de otros en la sociedad.

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    • el 28 junio, 2025 a las 1:11 pm
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      Saludos, para ese gran profesor de Física. Dios permita que siga prestando ayuda a los alumnos que necesitan de sus saberes

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    • el 28 junio, 2025 a las 7:31 pm
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      Gracias a ti por leer. Siempre en el Top Three de mis lectores. Un abrazo hasta la Heroica amurallada.

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      • el 29 junio, 2025 a las 7:11 pm
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        Sí, dilo bien, Luly. Los buenos profesores de la Secundaria, entre ellos Freddy, Pedro, Magalys Jorge, ejemplos que inspiraban.
        Merecido reconocimiento que te ha dedicado Francisco. Reactiva mi memoria de evocación.
        Felicidades y un abrazo a los dos

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        • el 9 julio, 2025 a las 4:45 pm
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          Gracias doctor. Se le quiere bien por la calle Santa Clara. Un abrazo.

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      • el 30 junio, 2025 a las 10:26 pm
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        Cómo siempre hermano, usted es genial, agradezco a Dios por darme la posibilidad de compartir una parte ínfima de tu historia de vida. Eres un ejemplo para los físicos de ayer, de hoy y de siempre. Un abrazo

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