Sin esperanza ¿dónde va el amor?
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Cada vez que arribamos al final-comienzo de un año, profetas y economistas vaticinan el futuro, a la vez que TODO el mundo sueña con un año mejor, como resulta lógico y dialéctico; sin embargo, resulta preciso tomar en cuenta el entorno geográfico, social, político y económico para hacer una predicción apegada a la realidad.
Para Cuba, “cuadrícula interestelar” que navega por El Caribe, un término que quisiera incluir en algún diccionario, reto personal para 2023; ubicada a 90 millas del país más poderoso del mundo, y enemistados de ambas partes, pronosticar cómo será este año en lo social y económico, resulta difícil, pero no imposible.
En los más recientes encuentros del Pleno del Comité Central del Partido y en la sesión ordinaria del Consejo de Ministros, el Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, convocaba al pueblo a trabajar con pasión y ganas, a concentrarnos en lo que es verdaderamente importante; al tiempo que reconocía como una hombrada, los últimos tres años vividos, en un contexto hostil.
Desde mi óptica personal, a partir de la que hago un paneo de la sociedad cubana, considero la actitud y aptitud de la gente, las condiciones más necesarias para lograr el cambio y la unidad en momentos en los que solo nosotros, lograremos echar adelante la maltrecha economía de un país sumido en crisis, esa que genera crisis en todos los órdenes: económico, sanitario, medioambiental, de valores, entre otros, al que se suma el bloqueo económico y financiero de los Estados Unidos, que existe, a no dudar. Y reduce, y coarta, y mata.
Si cada cual en su pedacito, desde un pequeño emprendimiento u oficio, hasta quienes nos dirigen y controlan, hace lo que debe y cumple responsabilidades, y reitero, con actitud y aptitud, note la C y la P, estaríamos dando un paso adelante y de veras nos apegaríamos a la dialéctica. De lo contrario, “nananina”, dicho en buen criollo costumbrista.
No apropiarse de lo ajeno (robar), trabajar, aportar, no usar influencias para conseguir favores, no temerle a la “sombra” de los capaces y aunarlos en equipos; respetar y ayudar —a los vecinos, clientes, estudiantes, pacientes, ciudadanos—, no envidiar y en cambio alegrarse de los logros de los semejantes…, resultan algunos de mis consejos para lograr un país mejor.
Somos más los que queremos vivir y envejecer aquí, que quienes marchan a otras geografías en busca de un mejor futuro, y que continúan siendo cubanos, mientras no denigren y odien.
A los cubanos de acullá, que importan mucho, les convocaría a la unidad, a amar y respetar a la Patria y también RESPETAR, a los que desde esta orilla, apostamos por la esperanza para el trozo de tierra verdeazulada donde nacimos.
Que venga pues la esperanza, a contruirla con TODAS las manos, y termino, al parafrasear a mi querido Silvio Rodríguez, al entonar:
… Venga la esperanza, venga sola a mí
Lárguese la escarcha, vuele el colibrí
Hínchese la vela, ruja el motor
Que sin esperanza ¿dónde va el amor?”.
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