Presentación del plan y el presupuesto: no es “coser y cantar”

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De manera paulatina los trabajadores cubanos, como parte de un profundo proceso político, tienen en sus manos el plan de la economía y el presupuesto de este año. Y no es solo para que conozcan las cifras que física y financieramente regirán los 365 días de 2023, sino también con el objetivo de que participen de forma activa en el análisis que tenga lugar durante la asamblea de afiliados o de representantes.

Se trata, en fin, de no conocer únicamente y hasta llegar a dominar las cifras de producción, ingresos, posibles utilidades…, o de las cuantías a utilizar en cada partida en los servicios. El proceso, por sus propias características y exigencias, requiere del aporte de los empleados, referido a la mejor utilización posible de las materias primas, a la eficiencia, el ahorro, las soluciones e innovaciones para poder mantener activo el equipamiento técnico…, o a cómo emplear cada peso asignado en el presupuesto, sin que ocurran desvíos, hechos delictivos o sobregiros.

O sea, no puede verse como cuestión de “coser y cantar”. Es un momento cumbre en el quehacer del movimiento sindical y así se ha reiterado. No por gusto esa posibilidad otorgada está refrendada en la Constitución de la República de Cuba (Artículo 20), el Código de Trabajo (Artículo 18) y la Conceptualización el Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, en el que está definida la participación de los trabajadores en la planificación, gestión y control de la economía.

Evidentemente, como se afirma en buen cubano “es una cuestión seria”, porque se trata del papel que le corresponde a cada quien en el fortalecimiento económico y el desarrollo del país. Por tanto, las asambleas no pueden irse “por la tangente” y en cada una de ellas hay que “aterrizar”, con “las alas de la aeronave bien abiertas”.

Las condiciones hoy son complejas: bloqueo recrudecido, pocos ingresos en divisas por las exportaciones, elevado desabastecimiento, déficit fiscal, altísima inflación que provoca crecimiento especulativo de los precios y pérdida de la capacidad de compra del salario y las pensiones, parcial dolarización de la economía…

Ese panorama, aunque no se quiera, crea cierta desmotivación para alcanzar la productividad requerida. Pero solo nosotros, con la inteligencia y voluntad que nos caracteriza, podremos enfrentar y vencer paulatinamente esa difícil situación.

¿Y quiénes si no son los trabajadores los que deben marcar la vanguardia, la ofensiva? Las asambleas adquieren entonces una significación muy notable, decisiva pudiera afirmarse. Las miradas más profundas hay que realizarlas hacia adentro, al interior de cada colectivo.

La dirección nacional y de esta provincia de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) ha reiterado que “todo el que tenga una idea positiva y aportadora pueda exponerla y contribuya a encontrar soluciones a los problemas más trascendentales”.

En cada entidad con condiciones debe tenerse en cuenta la posibilidad de exportar o incrementar la cantidad y los renglones, disminuir las importaciones, fomentar la inversión extranjera, fortalecer la descentralización, propiciar los encadenamientos productivos…

Sobre el presupuesto debe considerarse cómo disminuir los déficits, aumentar los ingresos, controlar más los gastos, incrementar el ahorro y usar de manera racional los recursos financieros, entre otros aspectos.

Obvio resulta el intenso papel que le corresponde al movimiento sindical durante todo el proceso. Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la CTC, afirmó en el X Período Ordinario de Sesiones de la Novena Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular: “Hay que escuchar a la gente, beber de la sapiencia popular, con propuestas concretas que contribuyan a favorecer el desarrollo económico”.

Siempre en estos asuntos es prudente tener presente el pensamiento económico del Che. En julio de 1961, el Comandante Ernesto Guevara afirmó al referirse a las funciones de los sindicatos en la época revolucionaria: “Una de ellas es captar la idea general de organización y de las metas del gobierno, discutirla a nivel de empresa o fábrica (…) y llevarla al seno de la masa trabajadora para que se haga carne en ella el espíritu de lo que se pretende hacer y se empuje hacia delante con el mayor ímpetu”.

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Ramón Barreras Ferrán

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos.

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