Obras sociales para beneficio de los cienfuegueros

Después de 19 años sin intervención constructiva importante, el Museo Histórico Provincial terminó los ciclos de la restauración capital, donde se incluyeron el patrimonio mueble, la sustitución de la cubierta, el cambio total de la carpintería, así como el rescate de los servicios de baño, electricidad y la adquisición de bienes patrimoniales.

Un espacio emblemático del Centro Histórico Urbano que abre sus puertas al público con un nuevo guion museológico y proyecciones culturales. “En estos momentos tenemos nueve salas que prestarán servicio bajo las normas sanitarias vigentes (…) Más de mil 700 obras atesora la institución entre pinturas, artes decorativas, documentos, muebles… Cuando mejoren las condiciones epidemiológicas reiniciaremos los conciertos de cámara y los cursos especializados”, dijo a la prensa Alina Russo Reyes, directora de la entidad.

El hecho constructivo, además, rescata un inmueble de corte neoclásico inaugurado como casa colonial a finales del siglo XIX. Entre las colecciones más importantes que resguarda la institución están las esculturas de Mateo Torriente Bécquer y fondos documentales de creadores cienfuegueros.

Durante el proceso inversionista fueron sometidas a labores de restauración diez obras del pintor filipino-español Camilo Salaya; ese proceso le demoró al grupo 200 Aniversario, del Fondo Cubano de Bienes Culturales, unos ocho meses de trabajo sostenido, pues en su mayoría estaban muy deterioradas.

Otra de las obras aterrizó en el nuevo Centro de Capacitación del Turismo con una infraestructura más moderna y laboratorios donde los estudiantes pueden desarrollar habilidades bajo la tutela de un claustro que tiene como promedio quince años de experiencia docente.

“Hoy están activos cursos de guía de turismo, animación, recepción hotelera, gastronomía, cocina y dependiente gastronómico (…) Se combina dos modalidades de estudio: a distancia y semipresencial. Esta sede tiene aulas de mayor capacidad y laboratorios que permiten profundizar en las diversas especialidades, eso no lo teníamos antes”, agregó Georgia Espinosa Fernández, subdirectora de la institución educativa que, además, funge como epicentro para la superación de los trabajadores del sector.

La última de las cintas cortadas, y no menos importante, fue en la escuela primaria José Tey, del municipio cabecera. Una reparación a baños, cocina y aulas constituyó la respuesta a muchas insatisfacciones que tenían con el centro los padres y la comunidad en sentido general.

Seis años antes esa entidad educativa había sido objeto de una reparación capital, la cual no duró en el tiempo por la mala calidad en la ejecución de la obra constructiva. Para cuando se reinicien allí las actividades docentes presenciales, los niños encontrarán un ambiente diferente, lleno de color y luz.

La tríada ilustra mejoras en lo social que tributan a mayor felicidad de las comunidades, a pesar de los tiempos pandémicos.