Humo a la vista

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Como una anarquía del fuego se puede divisar en el horizonte el humo de pequeños incendios propiciados por la mano del hombre, que comienzan con la quema de basura o residuos de cosechas, que por el viento y la escases de lluvia progresan con facilidad y terminan provocando daños al suelo, el medio ambiente y la salud humana.

La quema de campos es una de las principales causas de contaminación del aire en diferentes países, especialmente en aquellos que cuentan con una gran superficie de tierra de cultivo. Sin embargo, las decisiones para frenar estas prácticas son insuficientes, inexistentes, o inadecuadas, haciendo que la situación sea cada vez más difícil.

En Cuba el período crítico de ocurrencia de incendios forestales transcurre desde el 1ro. de enero al 31 de mayo, coincidente con la etapa de mayor sequía. Este representa una amenaza para la biodiversidad en el país, el cual cuenta un patrimonio forestal que supera los cuatro millones de hectáreas de bosques.

Todavía sin acercarnos a la época de sequía ya se puede apreciar, al otear el horizonte, columnas de humo en toda el área periférica de la ciudad, asunto que en el área rural es más proclive.

Uno de los sitios en los que se practica ese tipo de quema resulta el basurero municipal, un área bastante cercana a la ciudad y que afecta asentamientos poblacionales como el reparto de Petrocasas, Pastorita y la barriada de Paraíso, cuando el desagradable humo, con partículas de plástico y de sustancias no biodegradables, invade el medio ambiente, ese en el que respiramos los humanos.

No sé hasta qué punto funcionará la vigilancia de guardabosques, bomberos o instituciones encargadas de velar por la protección de la Flora y la Fauna, con el objetivo de establecer una barrera contra personas irresponsables que causan estos incendios, y que pueden escalar a grandes proporciones con el consabido daño al entorno.

Por el momento se consideran impunes y sacan los fósforos sin el menor recato y propician uno de los peores daños que pueda sufrir el suelo al dañar los nutrientes, el humo procedente de los incendios transporta dióxido de carbono, dióxido de azufre y óxido nitroso. Produce en los humanos dolores de cabeza, presión alta, enrojecimiento de la piel, espasmos musculares, que resultan síntomas del envenenamiento que produce respirar altas concentraciones de dióxido de carbono, por ejemplo. Por su parte, la lluvia ácida producto de la combinación de los contaminantes antes mencionados, puede afectar los ojos, la piel, provocar pérdida del cabello, entre otros efectos colaterales a la salud humana.

Según datos obtenidos en el sitio web Árbol Invertido, los desastres ambientales producidos por incendios, pueden impactar drásticamente ecosistemas enteros, muchas veces causando daños irreversibles:

El dióxido de azufre, por ejemplo, al precipitarse en las lluvias ácidas, su toxicidad provoca la destrucción de plantas, vida silvestre, además de la acidificación de las aguas superficiales. El dióxido de carbono, por su parte, es la sustancia que más contribuye al efecto invernadero al absorber gran parte de la radiación solar, reteniéndola cerca de la superficie terrestre y produciendo su calentamiento progresivo. El óxido nitroso también actúa como gas de efecto invernadero, y en la atmósfera puede generar contaminantes como el amoníaco y el ozono, que puede afectar el crecimiento de las plantas.

La acidificación de las aguas superficiales a partir de lluvias contaminadas daña a las plantas y animales, y empobrece los suelos, eliminando nutrientes esenciales del mismo: liberando elementos tóxicos presentes de forma inactiva en el suelo como aluminio y magnesio que daña a los microorganismos que en él habitan. La acidificación del suelo daña además a los animales herbívoros a través de las plantas que ingieren. En las áreas donde el fuego actúa, los cambios en las propiedades del suelo son más evidentes, provocando la disminución de la diversidad de microorganismos y acelerando procesos de erosión.

Los incendios, de manera general, favorecen el efecto invernadero y el cambio climático, por lo que de acuerdo a las altas temperaturas que experimenta actualmente el planeta Tierra, su prevención y rápido manejo deberían ser una prioridad en cualquier sociedad. Ya el pasado año vimos cómo proliferaron incendios en campos sembrados, en el área de la Autopista Nacional, y en la propia ciudad, de modo que resulta oportuna la alerta para que no ocurra lo mismo, porque ya podemos apreciar el humo a la vista sin que se avisten autoridades a por su control.

 

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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