Fernando Dayán Jorge: No imagino mi vida lejos del mar

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Por Angélica Arce Montero y Edilberto Carmona Tamayo

Al principio no le gustaba mucho el canotaje, pero, “como era un deporte acuático”, comenzó la travesía. Nacido el 3 de diciembre de 1998 en el barrio de O’Bourke, cerca de la bahía de Cienfuegos, tuvo claro desde bien temprano que su destino estaría relacionado con el mar.

“Vivo a una cuadra del mar. Todo lo que tenga que ver con el agua me atrajo siempre. Al canotaje llegué por mi papá, que también lo practicó”.

Su padre, Daniel Jorge, le inculcó la pasión por los botes, y decidió apostar por ellos. “Fue como un ‘bichito’ que se me fue metiendo, y que al final me terminó gustando”, comenta vía WhatsApp Fernando Dayán Jorge, campeón olímpico de canotaje en Tokio 2020.

“Empecé con 12 años. Estuve en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) y luego en la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA). Esos tiempos los viví intensamente. Hice mis primeros amigos, y he tenido buenas experiencias, que me han hecho feliz. Estando en la categoría juvenil me captaron para el equipo nacional, y ahí me quedé”.

¿Cuándo conoces a Serguey?

−A lo largo de mi carrera, he tenido varias parejas en el canotaje. Serguey no fue mi primer compañero. Formé duetos en Cienfuegos con otros atletas, con quienes también competí en la modalidad del C2 a 1 000 m, y me fue bien, pero en aquellos tiempos las metas eran más pequeñas.

“Integré el equipo Cuba en 2014, aunque antes de ese año ya había venido a La Habana a competir con los muchachos que conformaban la selección nacional.

“En uno de esos viajes conocí a Serguey. Desde lejos, siempre me estuvo mirando. Nunca pensamos en remar juntos, porque nos llevamos más de 10 años. Pero, llegado el momento, la vida quiso que nos uniéramos.

“En 2016 nos montamos juntos por primera vez para participar en el Preolímpico de Atlanta. Allí obtuvimos la clasificación para los Juegos de Río de Janeiro. Ese torneo fue mi primer evento internacional de nivel, donde aprendí a foguearme con los grandes.

“La relación con Serguey es muy buena dentro y fuera del agua. Somos prácticamente hermanos. Siempre andamos juntos. Nos sabemos nuestras vidas ‘del pi al pa’.

“Ahora, cuando estamos dentro del agua nos convertimos en leones. No nos conocemos y tenemos mucha rivalidad entre nosotros. Siempre estamos: ‘Que, si te gané’, o ‘tú me ganaste’. Hacemos del momento un juego y, a la vez, mejoramos nuestro nivel competitivo. Pero cuando salimos del agua, seguimos siendo hermanos”.

Serguey y Fernando Dayán en la premiación de Tokio 2020. /Foto: Xinhua.

¿Cómo recibiste el triunfo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020?

−El sueño de cada deportista es llegar a la cima de los Juegos Olímpicos, obtener el oro.

“Siempre ansié ese resultado. Trabajaba todos los días para eso. Me esforzaba mucho. Y cuando llegó el momento, a los 23 años de edad, no lo esperaba.

“Me sentí raro, porque ya de ahí para allá no hay más nada, pero, a la vez, estaba feliz. Serguey y yo habíamos logrado la sincronía perfecta, para desplazar a los chinos y los alemanes. En los últimos 250 metros fuimos implacables y logramos rematar. Lo que queda pendiente, es duplicar el título”.

Tu familia y Cienfuegos, luego de Tokio 2020…

−Aún no vivo en La Habana. Prácticamente, me quedo el año entero en la escuela. Cuando el entrenamiento me lo permite, voy los fines de semana a mi casa y me paso par de días con mi gente.

“Mi familia ha estado conmigo desde los primeros pasos. Como mi papá practicó este deporte y conoce un poco más que otras personas, me he dejado guiar por él. Gracias a su ayuda, he recogido frutos a tan corta edad.

“Mi mamá y mi novia Sheyla María también han sido fundamentales, y se sienten muy identificadas conmigo. Tengo un hermano de 13 años, Luis Daniel, que igualmente practica el canotaje. Sigue mi ejemplo.

“En Cienfuegos, las personas me quieren, me apoyan. Se la pasan enviando mensajes: ‘¡Vamos, que tú puedes!’.

“A veces, ando por la calle y la gente me saluda, me felicita. Eso me hace sentir bien, porque es un reconocimiento al esfuerzo que hago cada día. Así me comprometo con lo que me gusta hacer, que es practicar canotaje, para seguir obteniendo resultados”.

Durante la exposición de su tesis. Foto: Tomada del perfil de Facebook del entrevistado.

Acabas de graduarte de licenciado en Cultura Física, con cinco puntos y felicitaciones. Además de la tesis, ¿a qué te has dedicado, luego del oro en Tokio 2020 y el bronce en el campeonato mundial?

−Dediqué mucho tiempo a mi tesis, sobre la selección de talentos y su influencia en la canoa cubana. Culminar mis estudios universitarios ha sido un paso tan importante como lograr otro oro olímpico. Ahora, en vez de alcanzarlo en el deporte, lo hice académicamente.

“Me esforcé al máximo. A pesar de estar cuatro meses fuera de Cuba, me preocupé por mantenerme al tanto con los profesores sobre los trabajos que debía hacer, para no tener problemas con ellos ni con las asignaturas cuando llegara. Finalmente, todo salió bien, y estoy listo para llevar la teoría a la práctica.

“Además, te puedo decir que tengo varios hobbies. Uno de ellos es pescar, pero también nadar, bucear… Una vida dentro del mar. Igualmente, me gusta la música, bailar. Nunca le digo que no a nada, siempre estoy abierto a todo lo que uno pueda aprender”.

¿Cuáles son tus proyecciones y qué le aconsejas a los jóvenes que empiezan en el deporte?

−Mantengo mi compromiso con Cuba, el pueblo y el canotaje. Cuando logras un resultado grande, creas también una gran expectativa. Las personas comienzan a seguirte y esperan lo mejor de ti en cada competencia. Sabes que siempre te van a estar mirando, y eso te obliga a esforzarte al máximo.

“A los jóvenes canoístas, les aconsejo que se acerquen más a este deporte. Es lindo y sacrificado. Les esperan madrugadas remando, con frío. Pero vale la pena. Les recomiendo que sigan batallando. Todo lo que uno se propone en la vida, lo puede lograr”.

De no ser canoísta, ¿qué hubieses sido?

−Ni siquiera puedo imaginar lo que hubiera pasado con mi vida, de no haber sido canoísta. Aunque, pensándolo bien, hubiera preferido algo relacionado con el mar. Me apasiona, tranquiliza y transmite mucho sentimiento.

“Antes de iniciar mi carrera deportiva, mi papá me dijo un día: ‘Tienes tres opciones: eres canoísta, vendes granizado o trabajas en la termoeléctrica, que queda cerca de la casa’.

“Le contesté: ‘Papi, las dos últimas las tengo seguras, déjame inclinarme por el deporte, a ver qué da’. De ahí para acá me he esforzado bastante y he recibido mucho del canotaje también, aunque sé que lo mejor está por llegar”.

En 2021, Fernando Dayán Jorge y Serguey Torres ganaron un título olímpico y un bronce mundial en el C-2 a 1000 m. Además, Dayán Jorge alcanzó oro en el C1 a 5 000 m en las copas del mundo de Hungría y Rusia, en las que también obtuvo junto a Serguey oro y plata en el C2 a 1 000 m.

Igualmente, en la ciudad rusa de Barnaul finalizó segundo en el C1 a 1 000 m.

 

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Tomado de Cubadebate

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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