Evolución en Ucrania la determinarán EEUU y la OTAN
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La evolución pacífica de la crisis en Ucrania la determinará Estados Unidos y la OTAN siempre pasando por la demandas de Rusia de garantías de seguridad, estiman hoy analistas internacionales.
Occidente, y principalmente Washington, acusan a Moscú de impulsar el conflicto, pero hasta ahora Rusia solo movió sus Fuerzas Armadas dentro de su territorio ante las crecientes amenazas de expansión de la alianza atlántica hacia sus fronteras.
Algunos expertos estiman que no es una diplomacia vacía la de los rusos cuando exigen el cumplimiento de promesas no escritas sobre seguridad. Ahí está el meollo del problema, según analistas, al exponer que el ingreso de Ucrania a la OTAN pondrá a la capital del país euroasiático a menos de cinco minutos de un ataque coheteríl de Occidente. Esa es una seria y permanente amenaza, advierten.
Los viajes de mandatarios occidentales no terminan de convencer de que exista una voluntad para honrar las demandas manifestadas por el presidente ruso, Vladímir Putin. El canciller alemán, Olaf Scholz, tiene previsto reunirse con Putin mañana martes en Moscú, tras las reuniones de hoy en Kiev, Ucrania.
Según el diario The Hill una de las ideas que barajan los analistas y expertos es una moratoria en la expansión de la OTAN o un status neutral para Ucrania con el fin de aliviar las tensiones.
Aunque hasta ahora no se vio un avance en esa dirección por ahí puede estar la solución de la crisis que amenaza con un estallido bélico que, según analistas, no beneficiará a nadie y que pudiera alcanzar dimensiones insospechadas, incluso hasta un conflicto nuclear.
Mientras tanto, existen señales de que puede producirse una desescalada y llegar a acuerdos que cumplan las exigencias de las partes.
Al respecto, un análisis del sitio Indian Punchline aborda la conversación de Joe Biden con Putin este sábado y señaló que la misma se produjo “en medio de una atmósfera de histeria sin precedentes por parte de los funcionarios estadounidenses sobre la supuesta «invasión» inminente de Ucrania por parte de Rusia».
Esa narrativa fue permanente en los últimos días y se avivó cuando el consejero de Seguridad Nacional estadounidense, Jake Sullivan, hizo la famosa predicción apocalíptica, que sacudió a las capitales del mundo, de que una invasión rusa de Ucrania comenzaría tan pronto como el próximo miércoles.
Washington insiste en que se aplicarán sanciones destructivas contra Moscú, algo que en la práctica pudiera perjudicar más a los aliados estadounidenses que a los propios rusos, dotados de grandes reservas financieras y de recursos que les permitirían salir adelante.
Pero, antes de llegar a los extremos, estiman expertos, la Casa Blanca debe valorar la justeza de Rusia en materia de garantía de seguridad.
Con el avance de la OTAN hacia las fronteras del gigante euroasiático la situación de seguridad se ha «deteriorado drásticamente» y su expansión hacia el este preocupa ahora la seguridad de Rusia.
En su conversación con Putin este sábado Biden subrayó que es necesario hacer todo lo posible para evitar el peor escenario en la crisis en torno a Ucrania y manifestó un interés en que las relaciones interestatales entre las dos potencias nucleares se construyan sobre la base del respeto mutuo, algo que no coincide con el mensaje de sus voceros.
En sus valoraciones Indian Punchline abordó la importancia de la beligerancia que Sullivan mostró en días recientes y sus predicciones apocalípticas pese a que carecen de informe alguno de que Putin tomó la decisión de atacar a Ucrania.
En pocas palabras, puntualizó la publicación digital, la Casa Blanca se distanció de la ardiente retórica de Sullivan y de sus irresponsables acusaciones del viernes.
Algo parece estar mal aquí, apuntó, y por supuesto, hay una larga historia de ruedas dentro de las ruedas en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
En resumen parece que tanto Biden como Putin entendieron la gravedad de la situación y el reconocimiento de las demandas de las partes en la crisis, en especial las garantías de seguridad que exige Moscú, las que podría adquirir de una forma no deseada.
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