Enrique Edo y Llop: un hacedor de memorias

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Enrique Edo y Llop, al llegar a Cienfuegos se empleó como ayudante en varios bufetes de esta villa. Pero se integró al entretejido social cotidiano, como periodista, escritor e historiador. El devenido cienfueguero nació en Valencia, España, en 1837 y falleció en esta ciudad, el 14 de noviembre de 1913. Muy joven arribó desde el viejo continente a Cuba, por el puerto de La Habana. A Cienfuegos se trasladaría poco tiempo después de su llegada. En esta ciudad, dio vida a su quehacer cultural e intelectual. Como fruto de su ejercicio profesional, la historiografía cienfueguera recoge la publicación de varios periódicos.

En 1860 Hoja Económica, el único periódico de la villa que se publicara desde 1845, sufrió considerables reformas. Esta vez su nuevo formato incluía más tamaño, incluso se le cambió su antiguo nombre deHoja Económica por el de El Telégrafo. A partir de entonces, se designó dicho impreso como órgano oficial del gobierno de la jurisdicción. Su salida fue diaria con la dirección de Enrique Edo.

Nuestro Edo periodista publicó y dirigió El Chismoso, en el año 1862, órgano de prensa de tirada semanal, de carácter festivo, primero de su género en la villa y considerado entre los llamados periódicos de combate que fueron publicados en Cienfuegos durante el siglo XIX. En los propios términos de la época, se consideraba de combate por haber sido sandunguero, relamido, quisquilloso, soplón, hablador, punzante, criticón y bullanguero. Edo lo dedicó a las villas de Santa Clara y Cienfuegos. En sus páginas llegó a publicar, incluso, jocosas caricaturas y grabados. El Chismoso vio la luz durante algunos meses del año 1862. En 1865 volvió a publicarse, pero solo un número, cuya tirada se recogió al ser censurado por las autoridades de la época.

Edo y Llop adquirió entonces El Telégrafo, el 1ro de enero de 1867. Comenzó a publicarse de nuevo ese año como órgano de prensa con un matiz político reformista. Fue El Telégrafo propiedad de Enrique Edo y Llop, el primero en imprimirse en la primera prensa de máquina que existió en la villa.

Como escritor, Enrique Edo publicó varios libretos para teatro con reconocido éxito. Pero la obra cumbre que lo inmortaliza, fue su estudio histórico sobre la región cienfueguera, titulado: Memoria Histórica de Cienfuegos y su Jurisdicción. Dicho texto, contó con tres ediciones, la última realizada en La Habana en el año 1945. De tan preciada historia, me atrevería a aseverar que se atesoran hoy algunos ejemplares, los cuales quizás no rebasen un centenar en todo el país. Pueden localizarse en varias instituciones, en manos de historiadores, amantes de la historia, hasta coleccionistas privados.

Si bien no es un estudio completo y adolece de los efectos propios de la época, como resultado de la misma, Cienfuegos puede sentirse orgullosa de atesorar su historia pasada y para su historia presente y futura con tan reconocida obra.

A juicio propio, vista y analizada desde el contexto en el cual fue producida, su autor procuró, en la medida de lo posible, de despojarse de todo tipo de pasión. Quizás ni el propio Edo y Llop imaginó la magnitud, relevancia y posteridad de lo que consideró sería Memoria Histórica de Cienfuegos y su jurisdicción, para la historiografía cubana y sureña de los pasados siglos XIX, XX y lo que transcurre del XXI.

Hoy, se hace casi imposible iniciar un estudio de la historia de Cienfuegos, sin partir de Edo. Así, Edo, hacemos llamar los cienfuegueros conocedores de la historia a su memoria histórica, aspecto que denota la vigencia, perdurabilidad, amor y respeto que sentimos hacia su persona, junto a su producción historiográfica. Es tan familiar, que me atrevería a decir que tal parece por la forma en que lo expresamos, que aún nos acompañara físicamente. La explicación es simple. Osaría afirmar que Edo vive dentro de cada uno de nosotros, es nuestro, no por posesión, sino porque así él lo quiso sin proponérselo. Tal vez Enrique Edo y Llop, solo pretendió mediante la publicación de sus páginas dejar plasmada su gratitud por la ciudad, que sin ser su natal Valencia, lo acogiese como a un hijo.

En este pequeño espacio del Prado cienfueguero, donde nos encontramos hoy, llamado antes Paseo de la Independencia, entre las que siempre serán nuestras calles de San Carlos y San Fernando, porque así ha perdurado en la larga duración de la memoria histórica de los cienfuegueros, se erigió este monumento a su persona, en cuyo pedestal aparece la siguiente inscripción: La Ciudad de Cienfuegos al batallador periodista e historiador Enrique Edo y Llop.

Son estas múltiples razones las que nos llevan hoy, a inaugurar justo aquí, la nueva edición de este evento que lleva su nombre, el cual, prestigia y distingue los derroteros investigativos regionales de la carrera de Historia de la Universidad de Cienfuegos en el país. En nombre de Cienfuegos, de sus hijos de ayer, de hoy y de mañana, le agradecemos Don Enrique Edo y Llop, por haber dedicado y aportado lo mejor de sí a la cultura de esta que fue, es y será su eterna villa de Cienfuegos.

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