El patrimonio documental: su esencia para la memoria histórica

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El patrimonio cultural es una preocupante tanto a nivel internacional como nacional, porque es ahí donde se atesora el alma de la nación. 

Con la creación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1945 y la incorporación de los países firmantes, se fortaleció el vínculo entre las naciones interesadas en participar de la salvaguarda de su Patrimonio como Memoria Viva del Patrimonio de la Humanidad. Dígase aquellos elementos que contienen el testimonio de la historia y la identidad de una cultura particular, y que la UNESCO ha reconocido como “el elemento material y simbólico de las tradiciones que perpetúa y da continuidad a la esencia de la sociedad”.[1]

En este sentido Cuba constituye una renovadora del patrimonio cultural y por consecuencia del patrimonio documental como una de las fuentes del conocimiento que facilita la reconstrucción de determinado suceso o acción histórica o actual, y permite resguardarlo para el presente y el futuro.

Cuando se hace referencia al patrimonio documental, “se alude al documento o conjunto de documentos, organizados o no, y que por su valor como testimonio es fruto, no solo del personal que ha intervenido en su elaboración y expedición (persona natural o jurídica), sino también del cúmulo de circunstancias o condicionantes, como el ambiente cultural y social en el cual se produjo, la época o finalidad para la cual se creó o el contenido mismo del documento”.[2]

La visión del documento se ha renovado o actualizado como consecuencia de la incorporación de nuevos materiales y soportes: gráficos, audiovisuales, etc., que han revolucionado los modos de crear, representar, producir, comunicar y testimoniar.

En el año 1992 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) crea el Programa Memoria del Mundo con el objetivo de dar difusión y acceso al patrimonio documental mundial. Existen criterios diversos para determinar cuáles materiales bibliográficos y documentales forman parte del patrimonio cultural, y en especial cuales están a punto de desaparecer.

Según Memoria del Mundo para que los documentos sean considerados patrimonio deben ser relevantes por su influencia, por el período y el lugar al que pertenecen, por describir la vida y obra de una persona relevante, o bien, por tratar un asunto o tema con una forma y estilo, o con un valor excepcional, ya sea social, cultural o espiritual. Y define el patrimonio bibliográfico y documental como aquel: “que se encuentra en bibliotecas y archivos, que constituyen una parte primordial de esta memoria [del mundo] y que refleja la diversidad de los pueblos, de las lenguas y de las culturas”.[3]

Se puede distinguir el patrimonio documental del resto de las denominaciones clasificatorias vigentes en relación con el Patrimonio a partir de la poca perdurabilidad de los materiales que lo soportan, los que a su vez le confieren mayor vulnerabilidad entre todos los demás.

El patrimonio documental es parte integrante del patrimonio cultural de un pueblo o país, por tanto, requiere cuidado y atención especializada, que debe estar refrendado por un cuerpo legal. En Cuba, desde la temprana declaración de la política cultural de la Revolución, implementada luego a través de un sistema institucional, se expresa la voluntad de proteger el patrimonio nacional; condicionado por la necesidad de fortalecer los principios más auténticos de identidad nacional desde el auto reconocimiento, conocimiento y participación del pueblo y el Estado, como continuadores de la historia y forjadores del presente.

En el sistema legislativo cubano se incluyen los procedimientos más generales para el tratamiento del Patrimonio: Ley no. 1 Ley de Protección al Patrimonio Cultural de 1977y el Decreto Ley 118/ 1983 del MINCULT Reglamento para la ejecución de la Ley de Protección al Patrimonio. A ello se suman las Resoluciones: no. 6/97, la no. 13/98 y la no. 1/2000 que contienen la Declaración de Patrimonio Cultural, los Bienes Pertenecientes a Dulce María Loynaz, José Lezama Lima y Santiago Cirilo Álvarez Román, respectivamente; así como la Ley 106/2009 Del Sistema Nacional de Museos de la República de Cuba.

El Programa Internacional Memoria del Mundo organizado por la UNESCO tiene la misión de “incrementar la conciencia y la protección del Patrimonio Documental Mundial y lograr su accesibilidad universal y permanente”.[4]Cuba ha logrado la inclusión de tres fondos documentales en este programa internacional: el fondo documental de José Julián Martí y Pérez en el 2005, luego los negativos originales del Noticiero ICAIC Latinoamericano y por último la Colección Documental de la Vida y Obra de Ernesto Che Guevara.

Ocuparse del patrimonio documental hoy en día implica, tratar a la vez de su definición, de su conservación, de su valoración y del lugar que debe ocupar en la esfera cultural. Así lo reafirmaba Alfredo Guevara: “La cultura es la sociedad y es su memoria; acumulada sabiduría de la experiencia, diseño que en el curso histórico marca rasgos de todo carácter”.[5] En favor de preservar esa memoria, reflejo de las subjetividades de los hombres estrechamente unida con su tiempo y medio social, es que la contemporaneidad se plantea nuevas estrategias para salvaguardarlo.


[1]Pau Rausell Köster: Política Cultural en Valencia: Patrimonio, Recursos y Participación Ciudadana.Bracal. (Valencia), 2005, pp.31-32.

[2]MarianoGarcía Ruipérez: “El concepto de documento desde una perspectiva interdisciplinar: de la diplomática a la archivística/ Mariano García Ruipérez, Juan Carlos Galende Díaz”. Revista General de Información y Documentación,13, (2): febrero del 2013, p. 4.

[3] Ibídem.

[4]Ray. Edmondson: Memoria del Mundo: Directrices para la Salvaguardia del Patrimonio Documental/ Ray Edmondson, París. División de la Sociedad de la Información, UNESCO, 2002, p. 2.

[5] Alfredo Guevara: “Sobre el Patrimonio Nacional, la evolución conceptual del término Patrimonio, la Ley aprobada en nuestra Primera Legislatura (Ley no. 1) y los Convenios Internacionales suscritos por Cuba y las realidades y urgencias que exigen atención”. Espacio Laical, La Habana, 2012, p. 9.

*La autora es Doctora en Ciencias Históricas.

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Alegna Jacomino Ruiz

Doctora en Ciencias Históricas

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