Código de Las Familias: La necesaria tozudez del amor
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No es nuevo el empeño de los enemigos seculares de la Revolución cubana por desacreditar todo cuanto hacemos en pos del bien de nuestra gente; de ahí que no es de extrañar que, desde el mismo momento en que se comenzó a hablar de una nueva propuesta de Código de las Familias, haya iniciado un bombardeo en contra de su aprobación.
Toda suerte de ideas han sido manifestadas para echar por tierra la valía de laley, construida con la experticia de los especialistas en Derecho; pero también con la experiencia de la sociedad cubana a lo largo de estos años y las valoraciones del pueblo que, en consulta popular y a lo largo del proceso, ha podido ofrecer sus criterios.
Que si los padres perderán su autoridad ante los hijos; que si estos harán lo que les parezca; que si es aberrante el matrimonio igualitario y quiere imponerse a los más jóvenes; en fin, “cogen el rábano por las hojas”, como dirían los mayores ante tanta falta de sustento.
A ojos vistas hay desconocimiento del contenido de la norma jurídica que será sometida a referendo por mandato constitucional.Quienes nos adversan y propalan a los cuatros vientos una realidad totalmente diferente a la que se vive en Cuba, no han tenido en cuenta que en cada uno de sus artículos es evidente el objetivo de dotarnos de iguales derechos, lo mismo a los niños, adolescentes, adultos mayores, mujeres y personas en situación de vulnerabilidad.
Pero ante tanta maldad manifiesta, los cubanos, tozudos cuando de defender nuestros derechos, soberanía y dignidad se trata, abogamos por el Sí, por un respaldo mayoritario a este cuerpo legal que muy sabiamente ha sido definido como la Ley del amor y los afectos.
Cada quien tendrá la posibilidad de emitir su voto; nadie los coaccionará. Serán solo cada persona y su boleta. Será cada quien y su derecho a defender una mejor Cuba, un país donde el respeto nos compulse y distinga, donde nos mueva y mantenga vivos la necesaria tozudez del amor.
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