Caminar sin miedo cada día por nuestras calles; decidir nuestros asuntos sin injerencias de ningún tipo
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Aquel 26 de Julio de 1953, fue un detonante de la lucha armada contra el régimen de Batista, cuando un comando asaltó el Cuartel Moncada de Santiago de Cuba encabezado por Fidel Castro, quien siguió dirigiendo la lucha en la Sierra y el llano hasta alcanzar el triunfo revolucionario.
Gracias a las acciones en defensa del bienestar y la soberanía, la figura del líder se convirtió en símbolo de Cuba y el mundo, mantenidas ambas pese al sometimiento del férreo bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos de América.
Con nuestra soberanía se transformó la sociedad cubana iniciada con la campaña de alfabetización y el rediseño del sistema educacional, un derecho de todos. La prestación de asistencia médica cubana a la América Latina y otros países y el establecimiento del Polo Científico, con el desarrollo del sector biotecnológico, entre otras acciones.
Ahí está el primer secretario del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República, continuador del legado del líder de la Revolución.
VEGUITA Y LAS TRADICIONES
El poeta e investigador de tradiciones campesinas, Alberto Vega Falcón, siente orgullo por nuestra soberanía.
“Porque la independencia desde el punto de vista de la información, dice, es muy precisa y desde la Sierra Maestra Radio Rebelde, en la voz de distintos locutores y demás, forma parte también de esa independencia y soberanía que debemos defender.
Y un hecho importantísimo de soberanía es que hemos trabajado para tener nuestras propias vacunas, un acto de soberanía, porque estaríamos dependiendo entonces de si podemos o no comprarla, si nos las venden o no, porque el gobierno norteamericano hace todo lo posible para que no podamos adquirir ni una aspirina, ni una penicilina”.
Veguita argumenta que la independencia y la soberanía las hemos cuidado con todo el amor que se merecen.
“En estos momentos de reafirmación, agrega, donde los enemigos de Cuba parece que tienen envidia de la tranquilidad y de la verdadera soberanía de este país, hacen lo imposible por desmembrar, por separar al pueblo de sus dirigentes y además para enfrentar también al pueblo cubano, unos a otros, y eso no lo van a lograr.
“La pequeña minoría, que el día 11 de julio salió a las calles pagados por el gobierno norteamericano y la mafia reaccionaria y fascista de Miami, sin dudas es un fracaso; estamos desmontando, desmintiendo, todas las mentiras, porque son tan estúpidos y piensan que esa es la oposición que va a existir en Cuba, pero como reza un slogan muy viejo: Roma paga a los traidores, pero los desprecia”.
UN PROMOTOR CULTURAL
Pablo Peña, un promotor cultural y natural de Cienfuegos, considera que soberanía para Cuba es cubanía: “Soberanía es no depender de nadie, es lo que nos enseñaron los patriotas, lo que nos enseñó Fidel, lo que nos ha enseñado la vida. Que no podemos depender de nadie, ni de nada.
“Soberanía es tener lo nuestro, defenderlo con la vida, si es necesario. Es algo muy importante para la humanidad, pero en el caso nuestro y muy específico, soberanía es defender la Patria.
“Soberanía es hacer cosas para que el pueblo se sienta mejor. Un ejemplo vivo es la vacuna Soberana, que nos hicieron los científicos cubanos, sin tener dependencia de nadie.
“Soberanía es una palabra hermosa, patriótica, revolucionaria, de amor, de propiedad, de sentido de la vida”.
ARIADNA, LA CONCERTISTA
La guitarrista y concertista, Ariadna Cuéllar Pérez, vicepresidenta de la filial cienfueguera de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en Cienfuegos, como toda cubana se aferra a la soberanía.
“Es lo que nos impulsa a resistir ante las adversidades, asegura, a estar conscientes de la historia que tenemos como nación, de nuestras luchas independentistas, con tantos hombres valiosos que perdieron sus vidas por lograr la misma.
“Para los cubanos es el aire que respiramos, es la libertad, es la independencia tan preciada que tenemos; es poder caminar sin miedo cada día por nuestras calles, decidir nuestros asuntos, sin injerencias de ningún tipo. Es quizás lo que más nos llena de orgullo y a lo que más celo ponemos para preservarla al precio que sea necesario.
“Y los cubanos estamos decididos en mayoría a preservarla y dejársela como herencia a las generaciones que vienen detrás”.
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