En primera línea contra la COVID en Cienfuegos: Hamlet

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Parece salido de una obra de Shakespeare: moro, joven, guerrero; sin embargo, se trata del médico cienfueguero Hamlet Águila Consuegra, en cuyo nombre rendimos tributo a todos quienes comparten profesión en el Día de la Medicina Latinoamericana. Lejos estaba Carlos Juan Finlay, científico cubano, médico, quien descubriera al Aedes aegypti como agente trasmisor de la fiebre amarilla, el desarrollo que adquiriría la Salud en su país, Cuba.

Este joven especialista en Cuidados Intensivos y Emergencia, trabaja en el Hospital Provincial Gustavo Aldereguía Lima, en la Sala de Cuidados Intensivos Quirúrgicos, y desde que se recibiera como médico en 2007, ha estado fuera de Cuba, ofreciendo su ayuda en dos ocasiones: primero, en Venezuela por cuatro años, y más recientemente, en México, combatiendo la Covid-19 durante seis largos y duros meses.

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Esta es una profesión difícil, dice al reafirmar mi interrogante, pero también muy humana”, agrega y sonríe con timidez. Acaba de llegar al terruño y muestra una mezcla de alegría y paz, al arribar a “puerto seguro”, tal y como dijera durante las palabras a su cargo en el acto de bienvenida.

“Llegamos a México como parte de una segunda avanzada de personal formado en Cuidados Intensivos y Emergencia, para apoyar la labor de la brigada que se encontraba allá, unos 500 profesionales de toda Cuba. Arribamos en junio, y nos integramos al trabajo en hospitales del Distrito Federal, en locales adaptados para prestar asistencia a pacientes enfermos de la Covid-19. Hubo varios escenarios: carpas, locales adaptados en hospitales y salas especializadas. Al inicio la mortalidad era muy alta, y debimos enfrentarnos, además de a una situación sanitaria difícil, a la campaña de descrédito que desde EE.UU. se desataba contra la colaboración médica cubana; de modo que resultaba compleja la aceptación de los nuestros allí, pero continuamos trabajando y salvando vidas, lo mejor que sabemos hacer, y reducir las muertes.

“Con posterioridad nos trasladamos a Tabasco y Quintana Roo, donde el trabajo resultó favorable. Mantuve comunicación con mis familiares durante el corto tiempo que le restaba al descanso. Laboramos jornadas largas, de más de 12 horas, una semana en horario diurno y otro nocturno; fue muy intenso el trabajo, pero gratificante, y aportador en experiencia. El gobierno mexicano nos garantizó seguridad y lugares confortables para el descanso, recibimos mucho apoyo”.

¿Cuánto te ha aportado esta colaboración en lo profesional y humano?

Tengo ya en mi haber 13 años de graduado y siete como especialista, pero esta misión y otras, refuerzan la experiencia, habilidades y conocimientos; y nos permite palpar claramente, al comparar, la validez del Sistema de Salud Cubano, del que estoy orgulloso. Claro que soy otra persona, un mejor médico y mejor ser humano, sin dudas”.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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