Muerte de Antonio Guiteras, castigo en Cienfuegos a su delator

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Peleando ejemplarmente, como siempre había vivido, enfrentado con solo su revólver contra más de un centenar de soldados, el 8 de mayo de 1935 cayó en El Morrillo de Matanzas, el líder antiimperialista Antonio Guiteras Holmes. Junto a él, también cayó su colaborador Carlos Aponte, recio combatiente venezolano que fuera amigo de Julio Antonio Mella, y que también había integrado el “pequeño ejército loco” de Augusto César Sandino en Nicaragua. 


Ambos iban a salir clandestinamente por la bahía matancera en un yate para regresar con una expedición armada y combatir para alcanzar la real libertad y soberanía de Cuba, pero Guiteras fue traicionado por un amigo de la infancia en quien creyó, que era el jefe militar del lugar donde cayó, y que  de acuerdo con el jefe militar Fulgencio Batista, el “hombre fuerte” del imperialismo en Cuba, que hacía aquí todo el trabajo sucio del imperio, le tendieron una trampa y los asesinaron.

“Tony” Guiteras representaba “al más puro luchador antiimperialista y al precursor de la nueva etapa de la lucha guerrillera. Su acción fue múltiple, como su vida multifacética, y fue la expresión de las masas enardecidas que trataban de realizar una verdadera revolución”. Así lo definió el Guerrillero Heroico, Ernesto Che Guevara.

Fidel expresó sobre Guiteras: “Él quería hacer lo que nosotros hemos hecho. Cayó como han caído otros muchos revolucionarios, porque se lanzó a hacer lo que nosotros estamos haciendo hoy”.

Cuando analizamos la vida de Guiteras, comprendemos la realidad de lo expuesto por Fidel.  Guiteras fue dirigente del Directorio Estudiantil Revolucionario de la Universidad de La Habana en 1927. Organizó, dirigió y condujo al combate a cientos de células clandestinas urbanas y a columnas guerrilleras.  Tomó por asalto el cuartel del ejército de San Luis, en la provincia de Oriente, el 29 de abril de 1933, después que por órdenes de Washington, fue derrocado el gobierno de los Cien Días, en que Guiteras fue ministro de Gobernación, y legisló en beneficio de las masas trabajadoras, incluso incautó la Compañía norteamericana de Electricidad cuando no quiso rebajar el precio de la electricidad, dispuso que se pagara el salario mínimo por ocho horas diarias de labor y se enfrentó así al imperialismo mediante leyes que beneficiaban a los humildes. Quiso convertir su organización política, “La Joven Cuba”, en “La Joven América”, en comprensión de que sólo la unidad continental  nuestro-americana podría combatir al imperialismo del Norte. Cuando todo esto no pudo ser realizado, decidió salir del país clandestinamente, pero la traición impidió realizar sus sueños y se retrasó la Revolución.

Esa traición al líder antiimperialista desvió momentáneamente los destinos de la revolución de 1933, después del derrocamiento por las masas del tirano Gerardo Machado. La felonía contra Guiteras fue de su amigo desde la infancia en Pinar del Río, Carmelo González Arias, al que había pedido ayuda para salir del país y regresar con una expedición armada. Carmelo, que era el jefe del apostadero naval de ese lugar, le ofreció poner el yate “Amalia” frente a la costa de “El Morrillo”, y facilitarle la salida, pero lo comunicó a Batista quien destinó varias compañías de soldados que cercaron el lugar, lo esperaron  ocultos  y lo asesinaron.

Esa delación le valió a Carmelo dos ascensos seguidos, primero a capitán de la Marina de Guerra, y después, con el grado de comandante, a jefe del Distrito Naval del Sur, en Cayo Loco, Cienfuegos. Hasta aquí llegaría la mano justiciera de “La Joven Cuba”, la organización de Guiteras, que seguía luchando en la clandestinidad.

Primero trataron de ajusticiarlo en Cienfuegos, en lugares donde solía frecuentar Carmelo, pero  no pudieron ejecutarlo por la vigilancia militar que lo protegía. Pero continuaron vigilando estrechamente al traidor a través de integrantes de células de la organización guiterista en esta ciudad.  Así conocieron que se iba a casar con la hija del apoderado de los bienes del millonario Nicolás Castaño y le prepararon un “regalo de bodas”.

Un pirotécnico habanero, Cándido Durán, preparó el artefacto dinamitero en su vivienda del reparto Santos Suárez. Lo colocó en una caja de tabacos habanos con un mecanismo que la haría estallar al ser abierta. Otros guiteristas confeccionaron la envoltura y los sobres de manila con cuños cuidadosamente falsificados, del Estado Mayor de la Marina de Guerra Cubana.  El bulto postal fue despachado en la oficina de Correos de la calle Oficios, en La Habana Vieja donde habitualmente se imponían los bultos que la Marina destinaba al interior de la Isla.  Así, el 8 de mayo de 1936, exactamente un año después del asesinato de Antonio Guiteras, ese bulto postal fue recogido en la oficina de Correos de Cienfuegos, por el cartero del Distrito Naval, Ángel García García, tío de José Antonio García que había realizado el seguimiento de Carmelo durante todo el período. El cartero de Cayo Loco depositó el bulto sobre el buró del comandante Carmelo, Jefe de ese Distrito Naval, y éste lo recibió al día siguiente cuando regresó de su luna de miel. Tomó en sus manos el “regalo” del Estado Mayor de la Marina. Comprendió que era una caja de tabacos habanos y mentalmente agradeció esa delicadeza de sus jefes. No obstante, por costumbre, revisó todos los sellos oficiales, el matasellos de la oficina de correos habanera que correspondía, y todo lo encontró impecable.  Rasgó el sobre y tomó en sus manos aquella exquisita caja de tabacos.  La abrió.

La explosión causó heridas a su ayudante y a otro marino que estaban en la habitación.  El blanco uniforme de Carmelo se tiñó de rojo. Falleció siete días después en el Hospital Militar habanero de Columbia, a consecuencia de la septicemia.

0tro de los implicados en la traición de Guiteras, Rafael Díaz Joglar, cayó bajo los plomos justicieros de “La Joven Cuba”, en pleno Vedado de la Capital, el 31 de enero de 1945. La organización guiterista tenía buena memoria, no olvidó la traición a su líder  aún diez años después.

Sin dudas que eran otros tiempos, otras maneras de luchar, otras circunstancias y situaciones políticas diferentes a las de la Revolución Cubana, que nunca desde sus inicios mantuvo tal forma de actuar. Pero esa es la historia real y así la contamos.

La Revolución nacida en 1953, triunfante en 1959, con otra estrategia de lucha, cumplió con creces los sueños de Antonio Guiteras. A  la manera de José Martí, y esto es lo esencial. Y lo que nos enorgullece y nos permite analizar la historia en su devenir. Y comprender.

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

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