Estremecer conciencias desde la animación tradicional

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No es casualidad que una Organización no Gubernamental (ONG) como Greenpeace UK haya obviado a las grandes mecas de la animación del mundo —Pixar Animation Studios, Walt Disney Pictures, Dream Works, Blue Sky Studios— para crear un corto fílmico titulado There’s a monster in my kitchen (Hay un monstruo en mi cocina), orientado a la conservación de la foresta y la vida silvestre en América del Sur.

No, el elegido fue el maravilloso colectivo de artistas del estudio irlandés Cartoon Saloon, artífice de gemas como The book of kells, Song of the sea o The Breadwinner; piezas de inigualables valores en cuanto a referencias culturales, siempre arropadas con entusiasmo en los símbolos que identifican a la naturaleza en diversas regiones del planeta.

En poco menos de dos minutos y medio, There’s a monster… expone la magia del storyboard concebido por Iker Maidagan (The peanut movie), en donde despliega la historia de un niño que acude al frigorífico de su casa durante la noche y se halla frente un “monstruo” amarillo, con garras, una cola larga y machas oscuras en todo el cuerpo.

El valor de este bello producto —a juicio del que suscribe—, más allá de la delicadeza que siempre agradecemos en los animados de Cartoon Saloon, es la perspectiva dual que permite poner en la balanza las razones de Greenpeace: la visión inocente y desconocedora del chico frente a la visión que le ofrece el jaguar al acercarse a él, sobre cómo los humanos han tomado y explotado la selva en la que habita, para sembrar y producir comida industrial.

El lanzamiento del video durante el mes de octubre del presente año, se desprende de un nuevo análisis llevado a cabo por Greenpeace UK, teniendo en cuenta los recientes incendios ocurridos en la pluvisilva brasileña, a partir de los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Investigaciones del país suramericano.

En tal sentido, la superficie boscosa que ardió durante los siniestros es equivalente al área que ocupa la isla de Inglaterra en Europa. Cabe añadir que en 2019 el fuego en la Amazonia llamó la atención de los medios ante su imparable expansión hasta llegar al mes de septiembre pasado, con la catástrofe degenerada en el Gran Pantanal —humedal más grande del mundo—, también en la frontera brasileña. Esta debacle puso en peligro alrededor de 600 jaguares, del estimado de 2 mil que habitan en la región suramericana.

No es la primera vez que Greenpeace acude a la animación para mover conciencias sobre el futuro del medio ambiente: de igual forma, en 2018 se convirtió en cliente de Passion Animation Studios para crear un corto con las mismas directrices que el de marras. En aquella ocasión Rang-tan: The story of dirty palm oil se convirtió en bandera de esa organización al mostrar el impacto de la producción del aceite de palma en la foresta de Indonesia.

La doble perspectiva del corto es uno de sus mejores logros. /Fotos: Tomadas de Internet.

Ana Balarin —una de las gestoras de la compañía Mother London que favoreció a There’s a monster in my kitchen—, comentó en una entrevista al diario The Independient: “Queríamos, como lo hicimos con Rang-tan, generar el debate sobre los cambios en los hábitos alimenticios; incentivar e implicar en última instancia a tantas personas como podamos para así conseguir un cambio real y duradero”.

Bajo estos preceptos, los jóvenes directores Tomm Moore (The prophet) y Fabian Erlinghäuser (Song of the sea, The Breadwinner) hicieron gala de su magia aquí, ofreciéndonos un corto hermosamente concebido con un fortísimo mensaje, narrado por la voz del actor brasileño Wagner Moura y la colaboración admirable de Sir Paul McCartney al final del audiovisual.

There’s a monster in my forest,

And I don´t know what to do.

It turned my home to ash

To instead grow something new.

Feed for chickens, meat and cows

To sell more meat to you.

Así traslada el jaguar en su mirada al niño y a los múltiples espectadores de esta mini joya fílmica: hasta el epicentro de la vorágine del ser humano; allí donde aún perduran monos, aves de colores, árboles enormes, pero también hombres y mujeres que todavía viven en tribus que aman y veneran a las criaturas que los rodean. Gente que no vive de espaldas a la naturaleza.

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Delvis Toledo De la Cruz

Licenciado en Letras por la Facultad de Humanidades de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas en 2016.

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