Escuela de padres: no deje sus hijos al cuidado de la tecnología

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Lo lleva a todas partes, es la compañía más grata, incondicional y agradable de sus cuatro años. Su papá, cansado de regañar al niño por utilizar su teléfono celular, tomó la decisión que beneficiaría a todos los miembros de la familia: comprarle un tablet. ¡Y desde hace dos meses reina la tranquilidad en el hogar!

Ahora Marcos permanece quieto durante horas, en cualquier esquina de la casa, frente al dispositivo móvil propio. Le bastaron dos días para entenderlo. Con su dominio del táctil, con la destreza y movimientos en la pantalla entre Menús y Apps, deja boquiabiertos a los mayores cada vez que lo ven. Ya imaginan por qué les llaman nativos digitales: les ponen un dispositivo en sus manos apenas pueden sostenerlo.

Para la madre, los mayores beneficios, al menos así lo percibe ella. Marcos no la interrumpe continuamente y tiene tiempo de sobra para las actividades hogareñas, para su atención personal y hasta para ver la televisión. Y lo más importante: ve feliz a su pequeño.

Los celulares, los tablets, el televisor o el DVD, proporcionan a los niños una fuente de entretenimiento y a sus progenitores cierta tranquilidad, les permite relajarse en su cuidado y educación. Sin embargo, algunos ignoran que la exposición continua y prolongada a estos aparatos no es saludable para el desarrollo del menor.

Cada etapa de la vida conlleva una actividad fundamental. Por ejemplo, en el primer año de vida sería el contacto con la figura materna, paterna o figura sustituta; el manejo de objetos, en el caso de la edad temprana y el juego de roles para la preescolar.

“El juego de roles desarrolla la memoria, el pensamiento, la imaginación, el lenguaje, la afectividad, el comportamiento en grupo, la socialización, el cumplimiento de órdenes; el infante asimila lo que es la sociedad, se gesta un sistema de valoraciones morales a través del juego. Si pasa horas y horas todos los días frente al televisor, se está privando de toda esta riqueza, tendrá muchas lagunas que apuntan al desarrollo moral, de la personalidad, a la formación de valores, a su estabilidad emocional, y luego no puede recuperar esas pérdidas. Lo mismo sucede en otras etapas”.

Así lo considera la psicóloga Isabel Urquiza, quien aconseja:

– No podemos dejar el desarrollo de nuestros hijos a un aparato tecnológico.

– Algunos expertos sostienen que no deberían ver televisión, ni utilizar celulares o tablets hasta después de los tres años. El tiempo de exposición a estos dispositivos aumentará con la edad.

– Los pequeños permanecen absortos sin escuchar o percatarse de cuánto sucede a su alrededor y la concentración es positiva, pero solo cuando se hace de manera voluntaria.

– El niño, en los primeros años, necesita más que nunca de un ordenado horario de vida: horario para asearse, horario para alimentarse, en fin… Incluso, algunos visualizan telenovelas, y se trata de una hora y temática inadecuadas.

– Los padres deben dosificar las actividades de sus hijos y realizar juegos con ellos, siempre en dependencia de la edad.

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Rosa M. Díaz Hernández

Lic. Periodismo Graduada de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas 2012

2 Comentarios en “Escuela de padres: no deje sus hijos al cuidado de la tecnología

  • el 3 septiembre, 2017 a las 8:34 am
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    Muy bueno el artículo, los padres deberían ser más concientes de esto, pues simplemente por tener tranquilo al niño(a) le damos estos equipos a tempranas edades, otros padres piensan que coprándole un celular al niño(a) o una tablet a tempranas edades están haciendo bien, en fin debería leer este artículo que está sinceramente muy bueno.

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    • el 4 septiembre, 2017 a las 10:34 am
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      Gracias por su comentario. Esa fue siempre la idea de la sección: orientar a los padres y a la familia en las buenas prácticas relacionadas con la educación de nuestros hijos, pues muchas veces desconocemos las consecuencias de nuestras estrategias educativas (o antieducativas, en algunos casos). Este de la tecnología, en particular, es de los problemas más comunes, por la popularidad que tienen en nuestra sociedad, que incluso le da cierto estatus a la familia.

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