Veinte años de magia

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Han pasado 20 años, y quizás ni Dustin, Meydis, Yeny y Humberto —aquellos jóvenes instructores de arte recién graduados— imaginaron que la otrora Colmenita de Cienfuegos, hoy Compañía de Teatro Musical Infantil Abrakadabra, seguiría viva, con casi seis generaciones de niños y niñas de esta ciudad.

Todo comenzó un 3 de diciembre de 2005, o un poco antes, como un sueño tejido por la Unión de Jóvenes Comunistas y la Brigada José Martí, a raíz de una gira de La Colmenita de Tin Cremata por la Perla del Sur. Los cuatro fundadores unieron sus fuerzas, sus saberes y su amor por el arte para rescatar las historias, tradiciones y leyendas de Cienfuegos. Lo que empezó pequeño, creció. Y ¡cómo creció!

A lo largo de estos años, la compañía ha estado en casi todos los rincones posibles: desde los teatros más importantes hasta sitios apartados de la geografía cienfueguera y cubana; escuelas rurales, hospitales pediátricos, hogares de ancianos, asentamientos del Plan Turquino… lugares donde el arte a veces tarda en llegar, pero siempre llega con amor. Han participado en actos de graduación, ferias del libro, festivales de coros y de teatro, e incluso han cruzado fronteras, con su participación en el Festival Chavito Festín en México de manera presencial, y de forma virtual en otros encuentros internacionales de teatro y música.

Los niños han grabado discos, han concursado, han hecho videoclips. En 2019, el CD “Peter Pan, Hacia Nunca Jamás” fue nominado al CUBADISCO. También merecieron el Gran Premio Escaramujo en su IV edición. Cuentan que, según el jurado, tenían premios en todas las categorías en las que concursaron, por lo que acordaron otorgarles el Gran Premio.

Pero más allá de los premios, lo que mueve a este proyecto es la sonrisa de un niño, el aplauso de un abuelo, la mirada atenta de quien quizás nunca antes había visto una obra de teatro.

Abrakadabra ha compartido escenario desde Los Novo hasta Rosa Campo, y ha tenido entre su público a voces como las de Silvio Rodríguez y Vicente Feliú. Pero su verdadera misión no es formar grandes artistas, sino personas buenas. Gente de bien. Su arte es solo la ruta para sembrar valores, para unir, para crecer.

Detrás de todo esto están las familias. Siempre ellas. Sin ese apoyo, sin esa fe, nada de esto sería posible. Ahora entran en la sexta generación de niños —y de familias— que creen en esto, que lo sostienen con las manos y el corazón.

Agradecemos a Dustin Polo, que dirigió este proyecto con tanto empeño; a Roberto Novo, su director actual; a Yasmil y a Eliécer, productora y asistente de dirección respectivamente, quienes han visto crecer a sus dos hijos en Abrakadabra. A Lisandra, que acompaña los sueños; a los profesores que dejaron su huella: Maray, Loipa, Yeily, Admison, Lety, Nuria, Marilyn, Cristian, Víctor, Yaniselys, Darian, Danaysi, Dunia; y a los actuales: César Alain, el profe de teatro, y Meydi, la profe de danza. Y, por supuesto, a todos los padres y a cada infante que ha pasado por aquí y ha regalado su confianza y su alegría.

Veinte años no son pocos. Veinte años enfrentando molinos y gigantes desde el mismo lugar de la Mancha, como el Quijote de Cervantes. No ha sido fácil, pero el amor por Abrakadabra lo supera todo.

Y como bien dijo Rubén Darío Salazar, Premio Nacional de Teatro: “Dicen que ‘Abracadabra’ es una palabra cabalística, un hechizo. Pero si la escribes con K —Abrakadabra—, la magia se mantiene, y ya no es solo un conjuro: es el nombre de una compañía de teatro infantil en Cienfuegos que cumple 20 años de puro encanto, de trabajo silencioso, de fe en el futuro.”

Gracias a ustedes, “abrakadabreños”, por permitirnos seguir haciendo magia. La magia de creer, la magia de compartir, la magia de transformar, con arte, un pedacito del mundo.

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