Historia, memoria y creación literaria en El reino de este mundo, de Alejo Carpentier
Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 45 segundos
La conmemoración del natalicio de Alejo Carpentier el 26 de diciembre de1904 invita, nuevamente, a hurgar en la obra literaria de uno de los más distinguidos escritores de la lengua española y de la literatura universal.
Carpentier, junto a Arturo Uslar Pietri, Miguel Ángel Asturias, Carlos Fuentes y Juan Rulfo, está considerado uno de los pioneros del llamado “realismo mágico”, esa corriente literaria de fusión de lo real y lo irreal, se entreteje con lo cotidiano, descontextualizando espacio y tiempo sin dejar de reforzar la verosimilitud del relato. Sin embargo, Carpentier prefirió utilizar siempre la expresión “lo real maravilloso” que considero como: “…esa inesperada alteración de la realidad, …”, donde resalta la integración de lo mágico y lo fantástico de las culturas aborígenes y africanas sometidas a ese sincretismo cultural con lo europeo. Sin dudas, el cubano asumía coincidentemente con el venezolano Uslar Pietri, uno de sus referentes culturales, que, “…la literatura hispanoamericana nace mezclada e impura, e impura y mezclada”.
El mestizaje cultural está presente en la vida cotidiana de Carpentier, cuya infancia y adolescencia transcurre en La Habana del exuberante barroco americano. Y el entorno habanero atrae su interés intelectual apenas iniciado en el ejercicio del periodismo con solo 18 años, aunque no haremos una valoración de su labor en este ámbito. Solo haremos mención a su interés por los temas culturales y los numerosos textos sobre las actividades artísticas y literarias en distintos lugares de la capital del país. Particular interés atención brindaba Carpentier a las actividades musicales y danzarías música y junto a los músicos y compositores Amadeo Roldan y Alejandro García Caturla trato de eliminar la separación entra la llamada “alta y baja cultura” al promocionar en conciertos y espectáculos la integración de la tradición europea con la genuinamente cubana, afincada en el imaginario popular de raíz africana.
En estos años no podemos pasar por alto, la influencia en la conformación del pensamiento carpentierano del contacto intelectual con el abogado e historiador Emilio Roig, el etnólogo Fernando Ortiz y el también historiador Ramiro Guerra. El estudio de la obra de esos tres intelectuales le facilito al joven Carpentier una mejor compresión acerca de la memoria cultural, de la historia nacional y de los modos de abordar pasado y presente.
Son tiempos en Cuba para la generación de Alejo Carpentier: de crisis económicas cíclicas por la caída de los precios del azúcar; de las llamadas “vacas flacas”, frase de llena ironía y humor, con su secuela de desempleo y pobreza en el campo y la ciudad; de clamor de cambios profundos en la heterogénea sociedad que impulsaba un espíritu crítico en instancias políticas y culturales descontentas con la corrupción en los partidos políticos y en la administración pública; de propagación de las ideas de la Revolución Mexicana y de la Revolución de Octubre en Rusia; de ruptura de los códigos dominantes en los leguajes artísticos y literarios y búsquedas experimentales por las vanguardias europeas; de reforzamiento del ideal nacionalista patriótico y de reapropiación del pensamiento martiano que influía en la transformación del anti-injerencismo, del anti-plattismo, en antimperialismo; de repudio a los males de la Republica y de búsqueda de formas de agrupamiento entre las que destacan el Grupo Minoristas.
Alejo Carpentier integro el Grupo Minorista que se destacó por su oposición a la prorroga de poderes del dictador Gerardo Machado y por desarrollar un pensamiento crítico. Junto a Rubén Martínez Villena y otros intelectuales del grupo reflexiono sobre los problemas de la creación, la experimentación vanguardista y, sobre todo, asumió como esencial para los escritores el interés por la justicia social y el compromiso del intelectual revolucionario y humanista. Su militancia antimachadista lo llevo a prisión en 1927. Poco después viaja a México. Al poco tiempo de regresar a Cuba sufre de la persecución política y marcha al exilio. En 1928 llega a Paris.
En la capital francesa conoce de primera mano los aportes de la vanguardia europea y establece relaciones personales con André Breton y demás figuras importantes del movimiento Surrealista y también de otras corrientes de la vanguardia europea. Durante los años en Europa establece vínculos con Federico García Lorca, Rafael Alberti y otros intelectuales españoles. Muy reconfortante para Alejo Carpentier en sus búsquedas de las raíces africanas de la cultura hispanoamericana, resulto la lectura de los libros de Nicolas Guillen, “Motivos del Son”, que su amigo García Caturla musicalizo, y “Songoro cosongo” otro acertado empeño literaio en la búsqueda de “lo cubano”. En 1933 Carpentier publica en Madrid su primera novela “¡Ecue – Yambo- O¡“ de contenido folclórico, con alusiones a rituales y símbolos de las creencias religiosas afrocubanas.
En años posteriores estará cerrando filas con los intelectuales defensores de la Republica Española. De ahí participe en 1937 con Nicolas Guillen, Juan Marinello, Félix Pita Rodríguez y otros intelectuales cubanos en el “II Congreso por la defensa de la Cultura”.
A Cuba regresa en 1939, año en que el nazismo alemán inician la II Guerra Mundial invadiendo Polonia. De inmediato ejerce su labor periodística y se inserta en la vida cultural habanera. En ese año 1939 Lidia Cabrera publica en la capital francesa “Cuentos negros de Cuba”, otra obra relevante afincada en el legado africano presente en el imaginario popular, el habla, la música, la danza y otros aspectos de la sociedad cubana. Sus vínculos con esta brillante investigadora cubana, que también recibió la influencia del movimiento surrealista en la capital francesa, le permitió acercarse a otros a aspectos religiosos, etnológicos, folclóricos, culturales e históricos, de los pueblos de oriundez africanos llegados a Cuba como esclavos bajo el colonialismo español. Entonces viaja nuevamente a Haití en 1944. En 1945 establece residencia en Venezuela donde ejerce el periodismo y publica su libro “La música en Cuba”. Vuelve a viajar a Haití en 1948. Meses después culmina su novela “El Reino de este mundo” que se publica en 1949.
Mucha razón tiene el estudioso puertorriqueño José Amador, al considerar que en lo “real maravilloso” de Carpentier, aparece jerarquizado el ser humano desafiante, de una Hispanoamérica de superlativo mestizaje cultura configurado de sucesivos encuentros de lo diverso indígena o amerindio, con lo español, lo europeo, lo africano y lo asiático. Al respecto. este intelectual boricua precisa que lo real maravilloso “… representa la tensión creativa entre las negociaciones conciliatoria y las diferencias irreconciliables en una América Latina que se afirma entre choques internos y externos…” en una realidad histórica inalterable de Haití en “términos estrictamente humanos”. En ese sentido, Carpentier expresa:
“Pero la grandeza del hombre está precisamente en mejorar los que es, en imponerse a las Tareas. En el Reino de los Cielos no hay grandeza que conquistar, puesto que allá todo es jerarquía establecida, incognita despejada, existir sin términos, imposibilidad de sacrificios, reposo y deleite. Por ello agobiado de penas y Tareas, hermoso dentro de su miseria, capaz de amar en medio de plagas, el hombre solo puede hallar su grandeza, su máxima medida en el Reino de este Mundo”.
La lectura de esta obra de Carpentier nos conduce por un camino de ejercicio intelectual en que reconocemos “lo real maravilloso” del pasado. El héroe de Carpentier en esta novela, un individuo de larga vida nombrado TIO NOEL, devela en la narración a los otros sujetos ficcionales de la transformación de la colonia Haití, caracterizada por una economía de plantaciones esclavistas bajo dominio imperial francés, a un país independiente La representación de estos sujetos y acontecimientos literarios no están condicionados por los documentos y otras fuentes históricas, ni tampoco por las concepciones del historiador, al quedar enmarcados en los límites y las posibilidades de la ficción propia de la creación literaria. El antropólogo venezolano Fernando Coronil, certeramente apunta:
“…Biografía individual e historia nacional aparecen como dos cars inseparables de un mismo proceso, cada una iluminando a la otra. A la vez, la historia de Haití aparece como aparte de la historia universal y destaca las relaciones entre la Revolución francesa, la haitiana y el restablecimiento de órdenes sociales marcados por nuevas relaciones de dominación en ambos países”.
“…Carpentier revela como el fin de la esclavitud en Haití llevó a nuevas formas de dominio y marginación, a cambios, pero también a continuidades en las identidades y relaciones durante el paso de Haití colonial al independiente. Tal vez algún día podamos escribir una historia para nuestros países como “El Reino de este mundo”.
*Historiador. Miembro Correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba.
Visitas: 9

