Dispatch, excelente ópera prima de AdHoc Studio
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Es una serie de animación interactiva de magnífica factura, pero también un videojuego de rol y gestión más profundo de lo que aparenta. (…) Bajo su capa lúdica también yace un relato sobre las expectativas, la identidad, el fracaso y la búsqueda de segundas oportunidades.
Dispatch llega para revitalizar las aventuras narrativas, género estancado desde hace años, con producciones que a menudo sufren de problemas de ritmo y dinámicas de juego poco estimulantes.
Lanzado en formato episódico entre el 22 de octubre y el 12 de noviembre (a razón de dos capítulos por semana), el título divide su identidad en dos mitades que se influyen y combinan con naturalidad: es una serie de animación interactiva de magnífica factura, pero también un videojuego de rol y gestión más profundo de lo que aparenta.
Dispatch, ópera prima de AdHoc Studio —equipo estadounidense formado por veteranos de la antigua Telltale Games, compañía conocida precisamente por sus aventuras narrativas —, nos sitúa en un universo donde los superhéroes son en extremo comunes.
Encarnamos a Robert Robertson, alias Mecha Man, quien ve destruida su avanzada armadura robótica tras un desastroso intento de venganza contra el asesino de su padre. Sin dinero para reparaciones, acepta la única opción que le permitiría recuperarla: trabajar como operador en un centro de despacho de superhéroes.

Ahí deberá lidiar con el Equipo Z, un grupo de supervillanos que tratan de reformarse bajo el llamado Proyecto Fénix.
El título te sitúa frente a la computadora de Robert, donde se desarrolla toda la parte de gestión. En la pantalla, ves un mapa de tu zona de acción y las fichas de tus héroes. Las peticiones de los clientes llegan sin parar, y van desde rescatar animales, ayudar en mudanzas o participar en actos públicos, hasta calmar peleas, detener robos o desmantelar sectas.
Debes elegir con cabeza quién será el encargado de darles solución. Para atrapar a un delincuente a la fuga, mejor alguien ágil; para estabilizar un experimento, alguien inteligente. Enviar más de un héroe aumentará las probabilidades de éxito, pero dificulta atender otras peticiones por falta de efectivos.
El juego nunca te dice exactamente qué atributo —Combate, Fuerza, Movilidad, Carisma e Intelecto, cuyos valores varían según cada héroe— es el idóneo; lo debes deducir a partir de palabras claves en la descripción de cada llamada.
Además, los miembros del Equipo Z deberán descansar entre misión y misión. Si fracasan en una de estas, corren el riesgo de resultar heridos, lo cual disminuye sus capacidades para el resto del turno. Si tienen éxito, ganarán experiencia, lo que les permitirá subir de nivel y así obtener puntos de habilidad para mejorar sus atributos.
A nuestra labor como operadores no le ayuda que el Equipo Z sea un desastre. Discuten entre ellos, algunos no quieren colaborar con otros, a veces te ignoran y se van a descansar o deciden ir a una misión por su cuenta.
Durante cada turno, la narrativa no deja de desarrollarse e influye en la otra faceta de Dispatch, la de serie interactiva (y viceversa). Es aquí donde aparecen las clásicas elecciones de diálogo con tiempo límite, marca de Telltale. Estas no pretenden ramificar de forma drástica la historia, sino personalizar la experiencia de cada jugador dentro de unos márgenes bien delimitados.
Dispatch resulta una obra hilarante, donde el humor de doble sentido y la comedia física funcionan con precisión. Sin embargo, bajo esa capa lúdica también yace un relato sobre las expectativas, la identidad, el fracaso y la búsqueda de segundas oportunidades.
Su animación es de altísima calidad y el reparto incluye a estrellas de Hollywood como Aaron Paul (Robert) y Jeffrey Wright, además de destacadas figuras del doblaje en inglés, entre las que se encuentra Laura Bailey.
Empañan al conjunto los insípidos Quick Time Events y el poco inspirado minijuego de hackeo. También que el guion podría haber desarrollado más a los personajes secundarios.
Con todo, el debut de AdHoc Studio resulta una gran carta de presentación. Dispatch se erige entre las sorpresas mayúsculas de los últimos meses y engrosa, con méritos propios, la lista de títulos imprescindibles de 2025, año memorable para el videojuego.
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