EEUU despliega mayor flota militar en 30 años cerca a Venezuela

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EE.UU. despliega su mayor fuerza militar en el Caribe desde los 90, con el portaviones nuclear Gerald R. Ford, desatando alarma y tensión en Venezuela

En las últimas semanas, Estados Unidos ha desplegado una flota naval y aérea de gran escala en el corazón del Caribe, configurando la mayor presencia militar en la zona desde la década de 1990. De acuerdo con fuentes del Pentágono y reportes visualizados por Al Jazeera Labs, el dispositivo involucra buques de asalto anfibio, cruceros, submarinos, patrulleros y aeronaves estratégicas, distribuidos desde Puerto Rico hasta las aguas cercanas a Venezuela.

Según comunicados del Pentágono, desde agosto, Estados Unidos ha desplegado una flotilla conformada por buques, aviones de combate y un submarino a propulsión nuclear, bajo la directiva oficial de contrarrestar el narcotráfico. A este contingente ahora se sumará el portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande de la flota estadounidense, con capacidad para operar 90 aviones y helicópteros de ataque, según informó el portavoz del Pentágono, Sean Parnell.

Posición aproximada del despliegue militar de EE.UU. en el Caribe hasta el 19 de octubre de 2025. /Foto: Al Jazeera

La primera reacción al anuncio sobre el USS Gerald Ford provino del ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, quien aseguró el viernes que Venezuela se prepara para enfrentar “la peor amenaza en más de 100 años”.

¿Qué fuerza militar ha desplegado Estados Unidos en el Caribe?

En el corazón del despliegue se encuentra el USS Iwo Jima (LHD-7), buque de asalto anfibio de la clase Wasp, diseñado para transportar infantes de marina, helicópteros y cazas F-35B de despegue vertical. Esta nave, posicionada en el Caribe central, actúa como buque insignia de un Grupo Expedicionario Anfibio, con capacidad para ejecutar operaciones de desembarco, apoyo aéreo cercano y control de área marítima.

Junto al Iwo Jima operan dos embarcaciones del mismo tipo de misión: el USS San Antonio (LPD-17) y el USS Fort Lauderdale (LPD-28). Ambos son buques anfibios de transporte que pueden desplegar vehículos blindados, helicópteros y tropas en zonas costeras. Su presencia en la zona sur del Caribe —en las proximidades de Aruba y Curazao— refuerza la capacidad de respuesta rápida y logística de la flota estadounidense.

Patrullaje y operaciones de apoyo
EE.UU. ordenó el despliegue del portaviones USS Gerald R. Ford en el Caribe. /Foto: Reuters

Además de los buques anfibios, destaca la presencia de equipos de la Guardia Costera de los Estados Unidos, buques petroleros de reabastecimiento, destructores, un crucero, submarino de asalto, buque de combate litoral,

El MV Ocean Trader, identificado también en el mapa, cumple un papel logístico esencial. Se trata de un barco civil adaptado para servir como plataforma de operaciones especiales y base móvil de apoyo. Su inclusión en el despliegue amplía las capacidades de mantenimiento, almacenamiento y despliegue de equipos en alta mar.

Componente aéreo

El mapa elaborado por Al Jazeera resalta además la participación de aeronaves estratégicas y tácticas.

Entre ellas destacan los bombarderos B-52H Stratofortress, que sobrevolaron el Caribe central en vuelos de entrenamiento el 15 de octubre de 2025, y los cazas F-35B Lightning II.

El despliegue incluye también la aeronave MV-22 Ospreys y helicópteros AH-1W/Z Cobras/Vipers, MH-6M Little Birds, CH-53E Super Stallion —de transporte pesado— y MH-60M Black Hawk, utilizados para misiones de búsqueda, rescate y apoyo a operaciones especiales. Estos aparatos proporcionan al grupo anfibio una flexibilidad aérea considerable, capaz de cubrir tanto misiones tácticas como de abastecimiento.

Ubicación y alcance operativo

La distribución de los medios muestra una clara estrategia de presencia avanzada.

En el Caribe norte, las bases en Puerto Rico funcionan como centro logístico y aéreo, punto de apoyo para las aeronaves de largo alcance.

En el Caribe central, se ubican los buques anfibios USS Iwo Jima, San Antonio y Fort Lauderdale, formando un triángulo operativo a corta distancia de las costas venezolanas.

En el Caribe sur, un patrullero y el buque logístico MV Ocean Trader completan el perímetro de vigilancia, reforzando la cobertura del área entre Curazao y el golfo de Paria.

Esta disposición permite a Estados Unidos controlar corredores marítimos estratégicos, rutas energéticas y zonas de tránsito entre el Atlántico norte y la cuenca del Orinoco.

El Pentágono describe oficialmente la operación como un ejercicio de cooperación y patrullaje contra el narcotráfico. Sin embargo, analistas y observadores regionales señalan que la naturaleza de los activos desplegados —anfibios pesados, cazas furtivos y bombarderos estratégicos— no se corresponde con misiones de interdicción ordinarias.

El movimiento se interpreta como una señal de disuasión y reafirmación de poder frente al avance de otros actores globales en América Latina y el Caribe. En los últimos años, Venezuela, junto con aliados como Rusia y China, ha ampliado su cooperación militar y energética, un proceso que Washington observa con creciente inquietud.

En este contexto, la presencia simultánea de fuerzas navales y aéreas estadounidenses en las cercanías del Caribe sur podría funcionar como advertencia o mensaje político, más que como simple maniobra táctica.

El despliegue del USS Iwo Jima y su grupo asociado representa una proyección de fuerza y vigilancia de amplio alcance, capaz de intervenir en emergencias regionales o de servir como recordatorio de la presencia estadounidense en el hemisferio occidental.

Aunque el Pentágono insiste en el carácter temporal del operativo, analistas señalan que esta configuración podría mantenerse durante meses como parte de una política de presencia sostenida y movilidad naval.

Más allá del discurso oficial, el despliegue plantea interrogantes sobre el equilibrio de poder en el Caribe. Para América Latina, la presencia de una fuerza naval de gran capacidad tan cerca de su costa plantea desafíos diplomáticos y de soberanía.

En términos estrictamente militares, la combinación de buques anfibios, aeronaves estratégicas y unidades de apoyo representa una fuerza capaz de realizar operaciones conjuntas sin depender de bases terrestres. En términos políticos, simboliza la voluntad de Estados Unidos de mantener control e influencia sobre una región históricamente considerada parte de su esfera de seguridad.

EE.UU. está “inventándose una nueva guerra eterna”

El presidente Venezuela, Nicolás Maduro, en una transmisión nacional emitida el viernes, acusó a Estados Unidos de estar “inventándose una nueva guerra eterna” con Venezuela y sostuvo que la verdadera intención de los operativos militares estadounidenses es provocar un cambio de régimen en el país sudamericano.

En ese mismo mensaje, aseguró que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), junto con cuerpos policiales y milicianos civiles, mantiene un despliegue preventivo para defender la soberanía, invitando además a la población civil a conformar milicias en respaldo de las fuerzas de seguridad.

Mientras tanto, Trump evalúa ampliar los ataques y ha confirmado operaciones de la CIA, además de plantear al Congreso la posibilidad de profundizar las acciones terrestres bajo la justificación de combatir el narcotráfico y grupos designados como terroristas.

A Fondo: ¿Qué significa que Trump apruebe operación de la CIA en Venezuela?

No obstante, la oposición demócrata en el Congreso ha exigido explicaciones formales antes de una eventual escalada bélica y recuerda que la Constitución exige autorización expresa para una declaración de guerra.

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