Elefantes: ¿señales de esperanza?
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Al iniciar la Serie Nacional de Béisbol número 64, quedó claro que el renovado equipo Cienfuegos saldría a la grama con el principal objetivo de mejorar la imagen de los últimos años, recuperar la competitividad y hacer que sus seguidores retornaran al estadio 5 de Septiembre.
Y luego de 23 desafíos, justo al terminar la tan publicitada subserie ante su similar de Santiago de Cuba, válido es reconocer que el grupo comandado por el debutante mánager Yoandri Moya ha cumplido con sus propósitos.
Muchos fueron los detractores tras el debut de los paquidermos, y es lógico que con palmarés de una sola victoria en ocho presentaciones como visitantes, saltaran las alarmas en parte de una afición que presagió el mismo destino de las últimas campañas.
Pero los nuevos Elefantes, con sus armas, carencias y limitantes, pero también con mucha garra, entrega y deseos de imponerse, han demostrado una vez más que no existen enemigos pequeños, y tras ese corte de 23 desafíos se encontraban en franca lucha por incluirse en los puestos de clasificación.
Los cuatro éxitos ante el hasta entonces imbatible Santiago levantaron, y de qué manera, tanto la moral como las posibilidades del conjunto, que recibió con agrado el apoyo de su fanaticada, que abarrotó el graderío del Coloso de Bonneval, haciendo recordad los años de esplendor de la novena local.
Y hasta hubo disgusto por la derrota en el juego del adiós frente a los indómitos, ese que pelearon los nuestros de principio a fin, para a la postre caer con cerrada pizarra de nueve anotaciones por seis.
Pero hagamos el análisis por apartados, y entenderemos que, sobre todo, el empuje de estos muchachos, y su decisión de no entregar jamás las armas, son las causas que los tenían hasta ese momento en el lugar diez de la tabla de posiciones, con balance de diez sonrisas y 13 descalabros, a dos rayas del ansiado octavo puesto, luego de una racha de seis ganados en sus últimas diez presentaciones.
Sin dudas, la ofensiva jugó en ese tramo el papel fundamental, pues con 285 de average colectivo se ubicaban en el puesto número ocho, en apartado liderado por Camagüey, con asombroso promedio de 348. Los Elefantes eran
séptimos en carreras anotadas (120), impulsadas (112), indiscutibles (205) y boletos recibidos (94). Además, destacaban en bases robadas (13) y triples (5), con el sexto y segundo lugares, respectivamente. En el orden negativo, los nuestros fueron los que más ponches recibieron en ese tramo con 168.
En el orden individual dos experimentados venían cumpliendo su función de líderes del equipo. Son los casos de Luis Vicente Mateo (AVE de 224, con 36 hits, siete dobles, un jonrón, 15 anotadas, 11 empujadas, 16 boletos y solo cinco ponches) y Erisbel Arruebarruena (400, 22 H, 7 TB, 4 HR, 12 CA, 21 CI)
También aportaron madero en ristre Pedro González (319, 22 H, 10 CA, 12 CI),
José Manuel Oramas (333, 26 H, 5 TB, 1 HR, 9 CI), el debutante Léster Trujillo 308 (16 indiscutibles en 52 turnos) y el también novato Yordan Artiles, con promedio ofensivo de 357 (5 en 14) con tres anotadas, un cuadrangular y cuatro compañeros traídos para el plato.
En este acápite me detengo en el caso de Félix Rodíguez, otro de los que carga con peso protagónico en el elenco, y sobre el cual han caído muchas críticas. Pues para aquellos conocedores del béisbol, les aclaramos que el jardinero central de la manada, al margen de su average de 266, ha anotado en 16 ocasiones y ha propulsado 14 carreras, números nada despreciables.
La otra cara de la moneda ha sido el pitcheo, durante años el Talón de Aquiles de los equipos cienfuegueros, que esta vez, al menos en el papel, posee potencial para haber protagonizado un mejor comienzo.
Pero sobre el terreno el panorama ha sido el menos deseado, sobre todo por la pobre contribución de varias de las figuras más establecidas en el staff.
Luego de 23 choques, los lanzadores sureños promediaban para 7,30 PCL (lugar 15 de la Serie, solo mejor que Isla de la Juventud, que exhibía 8,38). A nuestros serpentineros les bateaban para 327, con 251 incogibles permitidos (12. 06 por cada nueve entradas) y les fabricaron 171 carreras, 152 de ellas inmaculadas. En materia de extravases, los rivales se dieron banquete con 44 dobles, cuatro triples y 23 vuelacercas. Por si fuera poco, regalaron 121 boletos, los cuartos que más transferencias otorgaron en el período.
Kevin Hernández, siempre en rol de relevo, presentó balance de cuatro éxitos sin revés y un punto por juego salvado. No obstante, en 16 innings y dos tercios permitió 19 hits y nueve carreras limpias, para promedio de 4,86.

Hermes González, que en inicio ha trabajado poco debido a problemas personales, terminó la etapa con 1-0, excelente 2,57, WHIP de 1,29, cuatro carreras en 14 actos, en los cuales ponchó a 20 y regaló ocho boletos. Las tandas contrarias apenas le batearon para anémico 192.
Y otra satisfacción regaló el debutante Alexander Vargas, con un triunfo sin derrota y un salvamento, PCL de 2,75 y bateo rival de 236.
Con deudas quedaron piezas clave del staff, como son los casos de Islay Sotolongo (1-1, PCL de 5,14, AVE 352, 12 limpias en 21 entradas, cinco ponches, nueve boletos, 32 hits permitidos, entre ellos ocho tubeyes y cinco batazos de vuelta completa), y Raycol Suárez (1-1, 395 de AVE rival, 12 inmaculadas permitidas en 10 episodios y un tercio de labor)
Mención aparte para Alex Pérez, que no ha podido encontrar su forma luego de la reincorporación. El talentoso serpentinero había caído en cuatro ocasiones sin saborear las mieles del éxito. Apenas había podido acumular 12 entradas y dos tercios, en las cuales le batearon para 471, con 33 inatrapables, de ellos cinco dobletes y cuatro jonrones. Su promedio estratosférico, 20, 61, pues aceptó nada menos que 29 limpias, con seis estrucados y once boletos.
En materia de fildeo, los Elefantes tampoco lucían la mejor cara, algo lógico tras una gran renovación, aunque varios consagrados han pifiado más de lo esperado.
Con promedio de 964, producto de 29 errores en 800 lances, los nuestros anclaban en el lugar 14 del torneo, misma posición en cantidad de jugadas de doble play (solo 20) y con sus receptores capturando solo a cinco estafadores de 23 intentos. Llama la atención que 22 de las pifias corresponden a los jugadores de cuadro y enmascarados.
Del resto, señalar que a las claras Cienfuegos se desempeña mucho mejor en rol de local, con siete éxitos y tres reveses, mientras en carretera mostraron saldo negativo de tres sonrisas con una decena de insatisfacciones.

Así que ese apoyo mostrado por la afición en los últimos días cobra aun mayor importancia, pues de mantener el equilibrio en casa, los paquidermos saldrán de viaje mejor ubicados en la tabla.
¿Será posible la clasificación? Por el momento, disfrutemos del buen espectáculo que nos vienen regalando los muchachos y su joven director. El terreno, como siempre, dirá la palabra definitiva.
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