Silvio Rodríguez es la geografía íntima de una nación cantada (+ Fotos)

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Hay voces que no solo cantan: dibujan mapas invisibles, trazan rutas emocionales, fundan territorios de memoria. En Cuba, así sucede con Silvio Rodríguez. Su voz es brújula y paisaje, testimonio y refugio.

A través de sus canciones, la nación se revela no como una extensión de tierra, sino como una experiencia compartida, una sensibilidad colectiva que se reconoce en la metáfora, en la utopía, en los deseos y en la esperanza.

La noche de este 19 de septiembre, la escalinata de la Universidad de La Habana se convirtió en un altar de la canción comprometida. Miles de personas de todas las edades se congregaron para escuchar a Silvio Rodríguez, el trovador mayor. El concierto, más que un espectáculo, fue testimonio, historia y alma.

Y es que Silvio canta por los que no tienen voz, por los que sueñan, por los que resisten. Su trova ha sido abrigo en tiempos de reafirmaciones, espejo en épocas de cambio, y faro en medio de las dificultades.

En sus versos habita la infancia de un país, la juventud de sus ideales, la madurez típica de sus preguntas. Cada canción es una coordenada afectiva que nos permite recorrer Cuba desde lo íntimo, desde lo ético, desde lo profundamente humano.

Destacó la presencia, entre los asistentes, del presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien también disfrutó en primera línea, acompañado por miembros del gobierno y figuras de la cultura nacional.

“Ala de colibrí” inició un concierto lleno de pasiones, donde la ternura se volvió consigna y la poesía, bandera. Cada gesto, cada mirada compartida, tejía un puente de solidaridad con Palestina, como si el arte pudiera volar sobre los muros y sembrar esperanza en los escombros.

“Lo que no te perdono es haberme besado”, entonaban a viva voz jóvenes  de la FEU y otros que conocen de punta a cabo sus textos o los de legendarios trovadores como Noel Nicola, recordado por Silvio, como también a Vicente Feliú. La noche, fresca y diferente a los días anteriores cargados de lluvia, parecía acompañar en el disfrute. La cultura, en el canto de Silvio, recalca es fuerza de resistencia y creación.

Entre las disímiles canciones que se escucharon, “Yolanda”, de Pablo Milanés; “Escaramujo”, “Quién fuera” y “La Era está pariendo un corazón”, por solo citar algunas, la mayoría constituyeron coros a viva voz de los allí presentes.

El bardo nos trajo el recuerdo, con “Ojalá”, de ese inexorable tema que ha atravesado generaciones como un lamento de amor y de ruptura, pero también como una metáfora de la vida. Silvio la interpretó con la sobriedad de quien conoce el peso de sus palabras.

“Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda” resonó como ritual de esperanza. El público, en un coro de significativa belleza, convirtió la canción en un espacio para todos.

Asimismo llegó “Quién fuera”, por muchos conocida como “Corazón”, una pieza íntima donde Silvio toca la sensibilidad de quienes siguen creyendo en el amor como trinchera. La melodía suave y los versos cargados de ternura envolvieron la escalinata en una atmósfera de calidez.

Otro momento especial de la velada fue “La era está pariendo un corazón”, una canción que sigue vigente porque la injusticia no ha caducado. La interpretación fue intensa, casi combativa.

“La era está pariendo un corazón / No puede más, se muere de dolor” se convirtió en un grito compartido por estudiantes, trabajadores, abuelos y jóvenes que llenaban la escalinata. Fue el instante en que la trova se tornó espíritu de lucha.

 

“Yo me muero como viví” constituyó esa declaración de principios que no necesita adornos. Fue el instante de una noche que celebró la coherencia, la dignidad y la fidelidad a los ideales.

Una guitarra, dos horas, la voz de Silvio junto a su familia y músicos y una escalinata que ha sido testigo de luchas y esperanzas, volvió a demostrar que la trova no es nostalgia, sino presente. Que sus canciones no son reliquias, sino herramientas. Y que mientras haya injusticia, habrá poesía en el mundo para combatirla.

Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Silvio junto a su hija Malva que lo acompañó con la voz y al piano. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Concierto de Silvio Rodríguez en la escalinata de la Universidad de La Habana. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

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Cubadebate

Medio de información alternativa que alerta sobre campañas de difamación contra Cuba. Agrupa a periodistas cubanos y de otras nacionalidades en torno al Círculo de Periodistas contra el Terrorismo

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