Allí, por donde solo pasa el tren
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¿Usted sabe dónde queda Hatuey? Yo tampoco lo sabía. Hasta que un amigo de la universidad me contó cómo a su pueblo, de apenas unos cientos de habitantes, llegaban carretones, familiares con carros y el tren…, y ni siquiera todos se detenían en esa estación al norte de Camagüey.
Mi amigo Pavel solía viajar en tal medio de transporte y cuando no había, debía decidir entre pasar un solitario fin de semana en la escuela o aventurarse en un viaje que, aunque parezca ficticio, podía tomarle un día entero en carretera, y apenas le separaban de la capital provincial unos 80 kilómetros.
Su historia tristemente se repite una y otra vez, y no pasa solo con estudiantes universitarios —fuertes todavía para emprender tales obstáculos—, sino además con mujeres, niños y ancianos, todos moviéndose en busca de mejores servicios médicos, comerciales, reuniones familiares y por qué no, recreación.
Entonces, a muchos solo les queda el tren como opción. No por los bajos costos de su pasaje ante el creciente y progresivo encarecimiento del precio del transporte, también porque es el ferrocarril la única forma de llegar allí.
Sucede así a los habitantes de cualquier poblado entre Cienfuegos y La Habana, quienes por la detención del tren de esa ruta, ahora tienen una nueva preocupación.
Sin ninguna salida en 2016, por la rotura de la locomotora de procedencia china, aquellos que usualmente lo utilizaban, hoy no tienen otra alternativa que abordar los ómnibus o camiones, transitar en botella, por los “amarillos”, encomendarse a la suerte o simplemente quedarse en casa.
De acuerdo con José Ramón Bernal, director adjunto de los servicios de ferrocarriles en Cienfuegos, tales salidas se han visto afectadas por el mal estado técnico de la locomotora, cuyo sistema de frenado y compresores sin condiciones óptimas no permiten hacer viajes de larga distancia.
“No ofrece la seguridad establecida, y las piezas de repuesto necesarias son de importación”.
No obstante, podría sonar a excusa, no puede ponerse en riesgo la vida de los pasajeros, y mientras “las piezas van, o mejor, vienen”, el resto del tren se usa con el fin de ampliar las prestaciones en distancias más cortas.
“Teniendo en cuenta la detención de este medio, aprovechamos para reparar sus coches de pasajeros y ya tenemos cuatro incorporados a otras rutas”, asegura.
Así, mientras el tren Cienfuegos-Habana continúa su “sueño”, aumentan los viajes y las capacidades a Aguada, Sancti Spíritus, Santa Clara y Santo Domingo.
Sin embargo, a quienes van más allá del más occidental de los municipios cienfuegueros, tales aumentos no resuelven el problema.
“Cada tren tiene su servicio independiente, el objetivo del viaje es distinto y estamos conscientes de las afectaciones del ‘habanero’, aunque el tramo promedio de cada pasajero sean 100 kilómetros y el viaje dure alrededor de diez horas”.
Si bien sin piezas de repuesto poco puede hacerse, y tal importación trasciende a los directivos locales, ¿quién protege a aquellos con necesidades médicas, a las personas con menos recursos —un viaje a la capital en Ómnibus Nacionales cuesta 54 pesos—, a los estudiantes universitarios, a todos los necesitados, por pocos que sean?
¿Cómo se las arreglan los habitantes de poblados intrincados por donde solo pasa el tren?
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Yo ayer, hoy y mañana repetiré hasta el cansancio, que eso no tiene que ver con el bloqueo, tiene que ver con la ineficacia de todos los que de una forma u otra tienen que ver con la compra de equipos. En Cuba la educación está garantizada, por lo tanto hasta un niño sabe que si no se solicita el repuesto, primero que el equipo, no sirve la compra y más con la distancia que existe desde el lugar de venta hasta el lugar de compra, esto sucede y sucederá siempre; no sabemos si es que alguien determina que sea así y no hay un hombre que le diga que no puede ser, o la falta de conocimientos de la gente que tiene que ver con esto ha afectado durante muchos años todo lo que se compra en el exterior, ese mal es el que hay que erradicar de plano y si el hombre tiene cien condecoraciones y se come el azúcar crudo, pues que lo pongan donde conozca, y si no conoce nada, pues a la escuelita o para la calle, sea quien sea, pero el pueblo de Cuba no puede seguir pasando por esto, pues desde los años 70, los ferrocarriles han padecido de este mal: las piezas, si llegan, ya los coches no sirven, el mantenimiento, el lavado, por dentro y por fuera, las locomtoras y los coches furgones no se lavan, se pintan cuando cambian el color; eso no es bloqueo, eso es cochinada. Los budds que compraron en Canadá viajaban limpios por dentro porque eran dls, pero por fuera parecían mugrero y así viajaban los coches FIAT, TAINOS, MEXICANOS, EX ALEMANES, cuando tenían salidas diarias, espero que ya no, pues tienen tiempo de lavarlos por dentro y por fuera, pero los mecánicos que sí hacen un trabajo honorable, no pueden inventar más por culpa de tres o cuatro que dirigen en el nivel que sea y no hayan hablado ante la prensa, por qué las piezas no llegan en tiempo o por qué no se compraron junto o antes. Las locomotoras chinas son para trenes de carga, no son para pasajeros, pero como nadie sabe nada, nada más lo que dicen, pues creen que ya todo está resuelto, sin saber que la compra tenía solo el objetivo de tapar, no de resolver, está bueno ya de dar mesas redondas ni hablar tanto, vayan periodistas a los talleres de toda Cuba y pregántenle a los buenos mecanicos con que cuenta el país, para que vean. Yo quiero creer que militarizando el ferrocarril cubano, otro gallo cantará, pero hay que erradicar desde arriba, y si hay facho, que se jodan los de la posibilidad, pues hay millones de personas pasando por gusto para que otros gocen, cuando le va a tocar al pueblo, ¿NUNCA? No creo que sea el objetivo, pero con tanto ignorante y creido, nos da que pensar. El mundo no se hizo de buenas intenciones, sino de objetividades.