Los bienes patrimoniales, el entorno y la responsabilidad colectiva

Compartir en

Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 14 segundos

Cuando un sitio histórico, monumento o construcción con otras tipologías, se registra como bien cultural, requiere de la atención y garantía para su preservación. Estas acciones deben realizarse con la protección además de su entorno, el cual forma parte de la visualidad y espacio dentro de la trama urbana, rural o natural.

En 1964, la Carta de Venecia, documento que estableció un paradigma para la protección de los monumentos y que mantiene su vigencia en los tiempos actuales, definió con rigurosidad la magnitud de la palabra monumento y su comprensión  social: “La noción de monumento comprende no solo la creación arquitectónica aislada, sino también el marco donde esté insertada. El monumento es inseparable  del medio  donde está situado  y de la historia de la cual es testigo”.

Es por ello que en cualquier caso, así sea la conservación, restauración, o nuevas inserciones, la permanencia del monumento y su entorno es un asunto de primordial respeto, tanto  por los responsables directos como la sociedad en su conjunto. La Ley General de Patrimonio Cultural y Patrimonio Natural, aprobada en el año 2023, implementa las disposiciones sobre esta temática, muy acorde a la situación actual y las necesarias regulaciones que garanticen la preservación de nuestra identidad.

Con las prácticas cotidianas, la necesaria urbanización, el impacto demográfico  y nuevas formas de gestión económica, se identifican acciones que, sin un respeto a la integridad del bien cultural, ponen en peligro el patrimonio monumental o natural de una zona específica. No es la rivalidad entre lo antiguo y lo moderno, ni la implementación de tecnologías, sino el accionar espontáneo, sin conocimiento de las regulaciones, y las desenfrenadas iniciativas mercantilistas, entre estas las manifestaciones seudoculturales, las que provocan daños, muchas veces irreversibles, en la riqueza patrimonial. Que decir de los grafitis, cuyos ejemplos se muestran en los más disímiles sitios del centro histórico urbano de nuestra ciudad. Una verdadera agresión a la expresión arquitectónica por la que somos Patrimonio Mundial, y muchos de ellos, impresos  en las pinturas murales de reconocidos artistas de la plástica. La espontaneidad conque aparecen es un agravio a la condición de ciudad patrimonial.

Numerosos ejemplos demuestran que no siempre el crecimiento y desarrollo socioeconómico o las soluciones para enfrentar una crisis en el contexto actual, se gestionan de forma adecuada y amigable con la preservación del entorno. Son varios los sitios que merecen una reestructuración social para su permanencia, pero esto no significa agredir o desprenderlos de su autenticidad que es una de las condiciones que identifican el bien patrimonial. Por otra parte, la responsabilidad y sensibilización colectiva, deben fomentarse desde la comunidad, para que el sentido de pertenencia sea un instrumento capaz de generar soluciones eficaces sin afectar el monumento y su entorno.

Una vía de comunicación donde se denota preocupación, y sin embargo, puede resultar un arma de tergiversación, son las redes sociales. Lo que pretende ser una denuncia por la agresividad al bien patrimonial, se convierte en un  “vertedero” de opiniones mal proyectadas, intencionadas a desacreditar o culpar, sin detenerse a analizar que muchos de los sitios y monumentos que hoy muestran su peor cara, son víctimas de la insensibilidad y malas prácticas higiénicas y de convivencia de la comunidad donde se ubica el bien patrimonial.

En el contexto actual se ha visto con cierta frecuencia, es la utilización de inmuebles patrimoniales para nuevas formas de gestión. Se debe evitar, y esto está regulado, cualquier intervención en el entorno de un monumento, que pueda provocar daños estructurales, ambientales, de imagen o de percepción del paisaje. Es por ello que la utilización de los muy socorridos toldos, o la ubicación de carteles y luminarias, deben ser aprobadas previamente.

Instituciones como Inotu, el Centro Provincial de Patrimonio y la Oficina del Conservador, orientan y especifican ante las nuevas propuestas que en un bien patrimonial se deseen establecer. Conocer y cumplir lo regulado, es el primer paso para la protección patrimonial y su entorno.

 

*Directora de Oficina de Monumentos y Sitios Históricos en Cienfuegos.

Visitas: 1

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *