Turismo y lúmpenes a bordo
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Aquella noche la ciudad de Cienfuegos terminó por refundarse en voz de un hijo descarriado. En el Bulevar de San Fernando, próximo al Hotel La Unión, el sujeto innovaba algún dialecto para intentar convencer a una pareja de turistas que presumía franceses. Todo iba bien, muy fácil para él, mientras prostituía el espíritu galo de la antigua colonia, hasta que los visitantes lograron decirle que en realidad ellos eran italianos. Al lumpen le cayó un cubo de agua fría cuando los euros imaginados ya en su bolsillo desaparecieron. Entonces, con inusitado descaro, respondió: “¡Ah, pero Cienfuegos también fue fundada por italianos!”.
Nunca sabremos con certeza el número de veces que situaciones análogas ponen en aprietos al turismo foráneo, mientras laceran la imagen paradisíaca de bienestar que tanto le cuesta al país posicionar en el competitivo mercado de la industria del ocio. Sin embargo, así como ocurre a los protagonistas de la anécdota, en ocasiones —especialmente en los horarios nocturnos, cuando las opciones de la urbe son cada vez más limitadas—, se convierten en objetivos del acoso de personas sin escrúpulos que buscan engañarlos, pedirles dinero y ofertarles propuestas indecentes.
Los alrededores del Paseo del Prado, el Bulevar, el parque Martí, el Corredor de Santa Isabel y el Muelle Real figuran entre los lugares donde con frecuencia suceden tales episodios. Incluso, una vez contamos en nuestro periódico la participación de menores de edad en este tipo de delitos. Tampoco se trata de asedios constantes que apenas dejen al extranjero disfrutar tranquilo de los atractivos de la Perla del Sur, pero por muy puntuales que resulten, desvirtúan el turismo por el cual trabajamos.
Poco valen las excelsas reseñas y menciones dedicadas a Cienfuegos en medios de prensa de enorme prestigio a nivel internacional como The Boston Globe, El País y, recientemente, National Geographic, si nos cuesta poner en valor y cuidar esa “sorpresa cubana”, “ensueño del Caribe” y “encanto francés” que estos emporios de la comunicación hallan en nuestra ciudad para recomendarla como destino turístico. Frente a los escenarios de riesgo, quizás el sector debería replantearse las estrategias de promoción y una mayor presencia de guías.
En 2021, el Grupo Empresarial Viajes Cuba —aglutinador de las agencias Cubatur, Havanatur, Viajes Cubanacán y Ecotur—, informó que alrededor de mil personas ejercían la labor de guías de turismo en la nación. Ahora, a la luz de los tiempos, sabemos que la cifra real supera las estadísticas oficiales. Muchos, bien con experiencia o aptitudes para el puesto, desempeñan este rol y encuentran un nicho de clientes que así lo prefieren, por la atención más personalizada y familiar que reciben. A la postre, existen, y lo harán por encima de cualquier posición aferrada, a la vez que devienen potencial cantera de especialistas para velar por la suerte de quienes nos visitan.
“Nuestro aporte a la mayor rama económica del país nos beneficia a todos siempre y cuando se haga de manera profesional y legal”, escribieron hace tres años al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, con el propósito de que la actividad fuera aprobada dentro del listado de las modalidades del trabajo por cuenta propia. Esto no ocurrió y, contra viento y marea, se perfilan como un grupo de actores privados en crecimiento, al unísono con la paulatina recuperación de la industria turística cubana.
Las razones esgrimidas apuntaron a momentos anteriores, cuando algunos individuos llegaron a aprovecharse de las bondades del empleo. Eso sigue pasando hoy en las calles, pero de la mano de malhechores que suben a bordo del turismo y empañan los valores más autóctonos, mientras distorsionan nuestra historia, tradiciones e identidad. Por ellos, ¿juzgamos a los otros?, ¿a los que procuran ejercer de forma legal y descubren una Isla distinta, bella y única a los ojos del turista? Cabría pensar nuevamente en las posibilidades y ganancias en nombre de Cuba.
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Yo viaje alrededor de 25 o 26 veces a Cuba. Me paso una vez en La Habana y una vez en Santiago. Supongo que ahora es peor por eso es la preocupacion. Mi idea es que se ponga en la Of. de Turismo correspondiente todos los guias disponibles, mas o menos cantidad segun los dias y temporada. Los mismos seran requeridos personalmente o solicitados en los hoteles. Todos identificados con credencial. No se necesitan muchos porque es para turistas que vayan solos porque los grupos ya tienen guias de turismo. La informacion de su existencia debe constar en todos los hoteles mediante folletos que le indiquen al turista como manejarse.
Ya eso de interceptar los tristas se como normal en cienfuegos.
pero , que hacen las autoridades, nada y los ven como los vemos nosotros
Esto esta dado, por el dterioro economico, que sufre el pais, que los jovenes
no tienen oportunidades , tambien que se a desarrollado una delincuencia .
y que nadie le pomo atencion, que llevan a las muchachas a un deterioro moral.
u nadie trabaja en esa situacion, o sea que ;e habandono socio cultural .
es la causa, de la decadencia mora .