Roberto Espí, otro 26 de mayo en el recuerdo sureño
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Mayo es un mes que marca el ciclo de vida de Roberto Espí González, cantante y director del Conjunto Casino, una de las agrupaciones más populares que tuvo nuestro país a mediados del siglo XX. Nació en Cienfuegos el 26 de mayo de 1913 y falleció en La Habana, también en el mes de mayo, un día 14, del año 1999. Hijo de padre valenciano y madre cubana, creció escuchando cantar a sus hermanas, a bardos del pueblo y otros de renombre como Eusebio Delfín.
De ahí nace su amor por la trova, uniéndose a esta estética en sus primeros momentos. Comenzó su carrera artística en la radioemisora CMHJ, junto a Mario Soto en lo que fue inicialmente un dúo, hasta que incorporaron otra voz. Así inició su peregrinar dentro del mundo de los tríos en su ciudad natal y más tarde en La Habana se unió a los tríos Gris y Azul. Cuenta la voz popular que le llamaban Gris cuando el pago no era el esperado y Azul, cuando lograban un buen contrato. Se presentó en la CMCF y la CMW junto a sus paisanos Mario Soto y Ángel Alday. La afición por los tríos hizo que, en 1941, dejara el Sexteto Casino para hacer una gira con su amigo Ángel Alday y el también cienfueguero Guillermo Portabales.
Quiso el destino que a su regreso retomara el puesto en la agrupación. Por esa época cumplían un contrato de trabajo en México y al dejar la dirección Esteban Grau, el colectivo la entrega a Roberto Espí, hasta 1974, que decide retirarse de la vida artística. En esa gira a México comparten escenario con los ya consagrados Pedro Vargas, Miguelito Valdés, Jorge Negrete, entre otros. Se presentaron en diversos centros nocturnos, emisoras radiales y realizaron grabaciones con la RCA Víctor Mexicana. Posteriormente continuaron cosechando éxitos en La Habana y Puerto Rico. Bajo la dirección de Espí se realizaron cambios significativos, como el nombre, que a partir de entonces comenzó a ser Conjunto Casino.
Es característico de la cultura musical cienfueguera el cuidado por la apariencia física en el escenario. Lo vemos en la proyección escénica asumida por La Aragón, Benny Moré y su Banda Gigante, Eusebio Delfín y también va a ser un sello que toma Espí con el Conjunto Casino. Para todos ellos el respeto al público no radicaba solamente en la pulcritud de la sonoridad, sino también en la imagen que brindaban, que los hacía a su vez atractivos a la vista del espectador.
Otra variante que se mantiene en todos estos artistas es llevar a su repertorio obras de compositores sureños. Por eso no es de extrañar que Luna Cienfueguera de José Ramón Muñiz, se convirtió en uno de los éxitos del Casino. El apoyo entre paisanos no se dio solamente en el plano promocional, encontramos en la nómina a otros cienfuegueros como Laíto Sureda, que se les unió por un tiempo.
Como sus contemporáneos Rafael Ortiz y Marcelino Guerra, Espí no dudó en experimentar de manera sonora con nuevas corrientes de la época. El Conjunto Casino se consideró una de las agrupaciones soneras más progresivas de su tipo. Incorporaron la armonía de géneros como el Jazz, Swing, Bebop. Interpretaron muchos de los arreglos del compositor Niño Rivera, influenciados por la nueva sonoridad que iba enriqueciendo el universo musical criollo. Además, los cantantes de la agrupación fueron pioneros en grabar obras del naciente movimiento del filin.
Hay que destacar también el trío de voces que siempre caracterizó al Conjunto Casino. Quizás sea un legado de los comienzos trovadorescos de Espí y su incursión en este formato al lado de grandes figuras sureñas como Portabales, entre otros. Estuvieron Roberto Faz, René del Mar, Felo Martínez, Fernando Álvarez, por solo citar los más conocidos.
Se puede hacer un estudio posterior vinculando este trío vocal y el que ha mantenido hasta nuestros días la Aragón. Dos orquestas dirigidas por músicos sureños que representan, cada una en su estilo, pautas importantes para el estudio de nuestra cultura musical.
Muchos los tomaron como guía. El Conjunto Casino dejó un legado para la historia de la música cubana. Roberto Espí se convirtió en alma y guía, haciendo de los logros de este, un proyecto de vida. Las grabaciones que realizaron forman parte de colecciones de música cubana selecta. Por la calidad alcanzada, trascendieron más allá del momento en que les tocó vivir y siguen siendo, por excelencia, embajadores de nuestra música.
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Roberto Espí fue tío de otro excelente trovador y compositor cienfueguero, Octavio Machado Espí. Conocí a sus hermanas, que cantaban y hacían voces a muchas canciones cubanas de la época en festividades familiares y de amistades, como era usual entonces. Gracias por este trabajo y las consideraciones que hace sobre las tradiciones musicales en Cienfuegos.
Excelente reseña, muchas gracias.