La historia de un trámite
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Para completar un trámite de legalización le resultaba necesario a esta redactora, un documento del Banco, específicamente de Bandec, era una semana complicada, muy complicada en cuanto a situación energética, el término en el que nos hemos hecho expertos en los últimos tiempos… y ahí comenzó la odisea.
Una semana de frías madrugadas develó un mundo que se esconde tras las colas, pero que, a la vez, está ahí en nuestro cotidiano bregar, solo tenemos que descorrer las cortinas de un mundo real maravilloso.
¿“Quién es el último para la Banca Personal”?, se escucha en la esquina de las calles San Carlos y DeClouet; soy yo, y conmigo vienen seis, responde una persona con gorra y capucha, quien dice haber dormido allí para asegurar su puesto y el de unos cuantos más. De inmediato el candidato a cliente se preocupa, sí, porque suelen atender a pocos, por si falla la electricidad y la semana ha estado cargadita en apagones para esa zona céntrica de la ciudad, donde radican instituciones burocráticas vitales para realizar trámites y andar por el camino de la legalidad, como debe ser.
No hay un lugar mejor para enterarse de caminos que se bifurcan para alcanzar un buen lugar en una fila, que la cola del Banco, allí supe que solo por mil 500 usted logra acceder de manera expedita a un cajero, y recalcó el dato: “solo por mil 500”, porque así mismo me los espetaron allí, y yo que tenía menos de esa cifra en mi tarjeta cuando el mes discurría, me sentí con los bolsillos esquilmados.
Los lunes se hace la cola en el Registro de la Propiedad, y dan los turnos para toda la semana, esa sí me pareció una solución aceptable, porque incluye solo una madrugada; pero “agárrese”, porque para que se logre registrar su propiedad se necesita hacer coincidir la electricidad y la vitalidad del Sistema de Datos de la Dirección de Justicia, y eso es como tratar de alinear dos planetas de órbitas diferentes, de modo que después de la cola Usted deberá esperar unos cuantos días.
Y de verdad se trata de una historia para contar, porque cada uno de los trámites de marras significan: madrugar, alquilar un motorcito para asegurar el transporte, dejar de trabajar, y someterse a un estrés condicionado por aspectos externos de los que no somos responsables ni podemos modificar porque dependen de las malditas circunstancias.
Entonces nos encontramos allí, en esos lugares recurrentes, a los coleros, como una figura casi legal, que entorpece el buen desenvolvimiento de una fila necesaria, y contra quienes la entidad encargada del trámite no puede ejercer acción alguna, aunque deberían ser responsables sobre el buen desenvolvimiento de las funciones que cumplen en la sociedad.
“Ojalá no tengamos electricidad para trabajar, estoy crudo, anoche no dormí”, espeta a modo de buenos días uno de los funcionarios del Banco, y la frase cae como un balde de agua fría sobre las almas en vilo de quienes nos amontonamos sobre una escalera justo a la entrada de Bandec, en la calle de San Carlos, personas a las que nos urge un documento o unos pesos para echar adelante una dura y cotidiana semana.
¿Y qué podemos hacer ante esta disyuntiva? Sería necesario crear una figura jurídica para controlar y organizar las colas, digo yo, o estaríamos en una especie de limbo en el que resulta casi imposible seguir la madeja de estar o permanecer legales en esta, una sociedad en la que apenas la energía alcanza para subsistir.
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Ojalá no tengamos electricidad para trabajar, estoy crudo, anoche no dormí”, espeta a modo de buenos días uno de los funcionarios del Banco”
Si esto lo escuchó Ud. periodista y pudiera identificar a ese funcionario, seria aconsejable informarlo a la dirección del Banco y no quede como una “simple anécdota”
Tengo la certeza que la dirección del Banco procederá de la forma adecuada
Claro que lo puedo identificar, cómo olvidarlo!!! Pero los periodistas nos reservamos ciertos derechos, qué valen más que el salario que devengamos, y quizá hasta tenga que ver con el mensaje comunicacional del género: comentario de opinión. Gracias por leernos y comentar, y por acercarse a este sitio web