La doctrina de Marx conserva su frescura y lozanía

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Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 13 segundos

En coautoría con Arletys Piloto Ordoñez

Un día como hoy 14 de marzo del año 1883, Marx se dormía para siempre dulcemente en su sillón. Entonces su fiel amigo y compañero, Engels notable sabio del proletariado mundial expresaba: “¡Qué lumbrera intelectual se ha apagado! ¡Qué gran corazón ha dejado de latir!”

En la actualidad, debido a los sucesos acaecidos en los países socialistas de Europa se puede decir que los nuevos fenómenos que se dan en la vida social “no se insertan” en el concepto de marxismo-leninismo.  Se pretende que esta teoría que atraviesa una “crisis”  hay que “revitalizarla” mediante el influjo de las ideas extraídas de la sociología, la filosofía o de la politología Occidentales.

No se trata de la imaginaria “crisis” del marxismo ni de mucho menos. Trátese de la incapacidad de algunos teóricos, que se autodenominan marxistas, de ponerse a la verdadera altura del pensamiento de Marx. De aplicar el inmenso potencial intelectual de la teoría al proceso de estudio de las condiciones concretas actuales.

No es propio de revolucionarios dejarse seducir por la rimbombante fraseología de toda una serie de “mejoradores” de Marx, ni aferrarse a lo creado por la ciencia burguesa. Sin embargo, para comprender y resolver nuevos problemas hay que cuidarse de no erosionar la teoría marxista-leninista, sino al contrario es necesario luchar por su pureza y desarrollarla con espíritu creativo. Solamente este enfoque responde a las tradiciones y al espíritu de nuestra teoría.

Y precisamente hoy pudiéramos preguntarle a aquellos que piensan que el marxismo ha envejecido: ¿Desapareció ya la explotación de la clase obrera en los países capitalistas? ¿Se ha reducido el abismo entre la riqueza y la pobreza? ¿Disminuyeron las contradicciones en la utilización capitalista del proceso tecno-científico? ¿No?

Entonces, la teoría elaborada por Marx es tan actual como en los días de su nacimiento, continua siendo una guía para la acción que no debe aplicarse mecánicamente a la vida en desarrollo con una fórmula hecha.

Hoy más que nunca se eleva como un Everest, El capital de Marx, en la grandiosa cadena de las obras clásicas del marxismo. Allí con profundidad y brillantes inigualables se exponen sus dos descubrimientos más notables: que serían el fundamento del socialismo científico la concepción materialista de la historia y la teoría de la plusvalía. Aquí en el tejido vivo de las investigaciones científicas se encuentra la pujanza del método dialéctico que da a conocer la cadena histórica del capitalismo.

Engels consideraba que, con la muerte de Marx en las filas del proletariado en lucha se había formado un gran vacío. La pérdida era realmente inconmensurable, pero la bandera de Marx quedó en las manos seguras. La portó bien alta el mismo Engels, quien se hallaba al frente del movimiento revolucionario e iba cobrando fuerzas. La portó también ese gran líder de la Clase Obrera Internacional que fue Vladimir Ilich Lenin, y hoy la sostiene más firme que en todos los tiempos el Partido Comunista de Cuba y su pueblo.

Al evocar a Marx, personas que lo conocieron de cerca decían que 100 años debería haber vivido para dotar al mundo de una parte nada más que de los tesoros que encerraba su mente. Ahora podemos decir, a los 142 años transcurridos desde la muerte de Marx, que todo aquello que hizo durante 65 años de su vida que le asignó la historia y su obra en general, perdurará siglos.

La historia del pensamiento social ha conocido miles de teorías y doctrinas. La inmensa mayoría cayeron al olvido; lo mismo que los nombres de los autores. Pero al marxismo, que salió triunfante de la prueba más dura, la prueba de la vida, se ha afianzado sólidamente en la conciencia de la humanidad como su mayor logro espiritual.

No por todo ello es que nos decidimos a confirmar el título de este trabajo: A 142 años de su muerte, la doctrina de Marx conserva su frescura y lozanía.

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Un Comentario en “La doctrina de Marx conserva su frescura y lozanía

  • el 20 marzo, 2025 a las 9:29 pm
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    Qué artículo interesante!!!
    Gracias a su autor, tuve la posibilidad de sentirme próxima a una figura que afirmó que nada hay en la tierra y sus alrededores superior al hombre mismo. El único creador es el hombre, que con su trabajo creó un mundo nuevo y modificó a la naturaleza y se modifica diariamente a sí mismo. Gracias

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